Esther

Capítulo 12

Como se suele decir, hoy es el gran día, me casaré con adán y me convertiré en Eva. Me encantaría poder estar acompañada de mi tío Mark, pero aun no pude establecer contacto con él. Igualmente sé que él debe estar feliz por mí.

- ¡Essie! - Nila entra en mi habitación agitada y nada más llegar a mi lado me agarra de los hombros, por lo que entiendo que lo que quiere decirme es algo serio. - Es tu tío Mark.

- ¿Qué le pasa? - Le pregunto levantándome rápidamente.

- Algo le pasa, está llorando y no dice a nadie que le pasa, está como fuera de sí.

- Llévame con él.

Corremos hasta donde se encuentra y lo que veo me sorprende. Grita al cielo frases como: ¿Por qué nos has abandonado? ¡Sálvanos! Mientras llora desconsoladamente. Nadie sabe que le ocurre, pero yo sé que está rogando a nuestro Dios.

Desde que llegaron los Adanes, las religiones empezaron a desaparecer, solo adoraban a los Adanes. Aun así, mi familia nunca dejó de creer en Dios, mi familia y todos los de mi nacionalidad, que no somos muchos. Somos judíos y la creencia en Dios nos define.

- Mark, ¿qué ha pasado? Tienes que contármelo todo para poder ayudarte. - Me agacho hasta quedar a su altura y le tomo de las manos para que centre su atención en mí.

- Es Amal, consiguió convencer a Adán para que ordenase el exilio de todos los judíos o nos llevarán a la cárcel. Essie, debes hablar con él, no permitas esto o será el fin para todos nosotros. Para ti también. - Mi cara se deforma ante todo lo que me acaba de contar, ¿cómo Adán tomó esta decisión o se dejó influenciar tanto por Amal? No es propio de él que haya decidido algo así y menos sin haberme avisado.

- Hablaré con él mañana, hoy nos dedicaremos a mantener la calma y orar para que Dios nos ayude a proceder de la mejor manera. - Mi tío me abraza fuertemente y es ahora cuando entiendo que debía convertirme en Eva para salvar a todo mi pueblo.

Así pasé el día de hoy, preparando todo lo que le diría a Adán y acabar con todos los planes de Amal. Me encerré en la habitación con Nila y juntas nos concentramos en esto, lloramos y le conté toda la verdad sobre mi nacionalidad. Le dije que nunca buscamos revueltas, solo queríamos un hogar y encontrar la paz. Me consoló y comprendió todo lo que le trataba de decir, incluso cuando no había palabras.

Todos mis miedos salieron a la luz, ¿cómo voy a poder intervenir si hace tanto que no estoy con Adán? ¿Cómo me va a tomar en serio si nunca tuve verdaderas responsabilidades con el continente? Llevo muy poco tiempo siendo Eva y Amal lleva muchos años en su cargo. Lloré entre los brazos de Nila, oramos juntas a mi Dios por primera vez en mucho tiempo. Le pedimos sabiduría y nos armamos de valor. Ella a pesar de no entender bien, me apoyó en esto y puso todo de su parte para conseguir superar la situación.

Cuando la noche pasó y dio lugar al nuevo día, me preparé con un precioso vestido para ver a Adán. Llamé a su despacho, sabiendo que iba a estar trabajando. Llamé con miedo, ya que sé que no le gusta que lo interrumpan.

- Adelante. - Entro lentamente mirando al suelo, pero recuerdo que debo ser valiente y decidida levanto la mirada quedándome en sus ojos. Está más pálido y más delgado que la última vez que lo vi. Se sorprende al verme. - Essie. - Susurra. Levantándose y acercándose a mi. - ¿quieres algo? Siento estar ausente, todo lo que quieras te lo daré. - Me acaricia la mejilla pone su frente sobre la mía.

- Me gustaría haceros una comida especial a ti y a Amal mañana. Así podréis desconectar un poco de todo esto y en la comida te diré lo que de verdad quiero. - Por primera vez en semanas me sonríe.

- Me parece una idea increíble, se lo haré saber a Amal. - Le beso para poder transmitirle lo que no puedo decir con palabras. - Dentro de poco todo volverá a ser como antes, te lo prometo. Gracias por tu paciencia.

- Eso espero, pero tú no te preocupes por mí, lo primero es el continente. - Suelta un suspiro, pero asiente.

- Por cierto, ¿te acuerdas la última conspiración que hubo contra mí?

- Sí, ¿por qué? ¿ocurre algo? - Le pregunto preocupada, como vuelva a estar amenazado se sumarían más problemas a los que ya tenemos.

- No es nada de eso, pero me di cuenta que el que lo denunció fue tu tío, sin él seguramente estaría muerto y no le recompensé de ninguna forma. Llevo unos días dándole vueltas y quiero que todo el mundo sepa lo que él hizo.

- ¿Y cómo piensas hacer eso?

- Le daré la mejor ropa del mercado, lo pondré en una de las mejores habitaciones y todo el mundo recordará ese momento. Será tratado casi como si fuese el Adán, situado justo en una posición inferior.

- Muchas gracias, me parece muy noble por tu parte. Mark arriesgó mucho al contarte la denuncia y es justo que reciba una compensación por el peligro que pasó. - Aunque parece que todo es bueno, sé de alguien a quien no le va a hacer mucha gracia. Adán colocará a Mark al nivel de Amal y eso puede ser arriesgado, debido a que, a pesar de estar a su nivel, Amal tiene más poder.

- Se lo merece, además de que es mi familia gracias a ti y debo tratarlo como tal. - Me besa y me permite estar con él mientras trabajaba. Le hago compañía y podemos entablar conversaciones en sus pequeños descansos. Aunque sea poco el tiempo que me dedica es suficiente para mí porque me demuestra que le importo y que me ama.

La mañana del día siguiente la dedico a preparar la comida para él y para Amal. Ayudo en la cocina y después adapto una parte del jardín para convertirlo en un lugar más privado y adecuado para la comida. Me encargo de los últimos detalles mientras espero su llegada. Los nervios no me dejan, es el momento en que le contaré toda la verdad a Adán y espero que pueda tomárselo bien.

Amal y Adán llegan sonrientes, el primero se sienta frente a mí y Adán a mi lado mientras me saluda con un beso. Empezamos a comer entre conversaciones amenas, que no hacen más que encogerme el corazón al pensar en que seguramente rompa toda esta burbuja con la mala noticia que tengo que darle a Adán. No consigo relajarme del todo, pero sonrío ocultándolo lo mejor que puedo. Una vez acabamos de comer, Adán se dirige a mí para que cuente lo que necesitaba decirle. Inspiro y comienzo:




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