Esther embarazada del amigo de mi hermano

7. Un almuerzo con mis hermanos.

 

 

— Esther. — Dijo Paolo, mostrando una sonrisa cuando Esther salió del dormitorio. — ¿Ya te has despertado? 

Esther ya se encontraba vestida con su ropa y parecía preparada para irse. 

 

— Tengo que irme para prepararme para mis clases. — Se excusó Esther, tomando del sofá su chaqueta de lana y su bolso. 

Paolo se acercó a ella tomándola de los brazos y Esther se sorprendió apartándose avergonzada de él. 

 

— No sea tímida. 

Paolo la tomó de la cara dándole un beso en la mejilla, haciendo que su corazón se acelerara y que se apartara de él estando ruborizada. 

 

— ¡No hagas eso! — Chilló Esther, y se marchó corriendo del apartamento. 

Paolo se llevó la mano a la cabeza, suspirando, pero con una amplia sonrisa en el rostro. 

 

— Oh, mierda, ahora empezará a evitarme. — Pronunció Paolo sin contener su sonrisa desvergonzada. — Que dulzura. 

 

 

En el camino a su apartamento, Esther se detuvo en un café, allí, mientras esperaba su turno, se encontró con Eric que se marchaba con su café en la mano. 

 

— Tu nombre era Esther, ¿verdad? — Le preguntó Eric. — Yo soy Eric, nos conocimos anoche, ¿no te acuerdas de mí? 

Esther asintió, claro que se acordaba, ya que él fue uno de los motivos que la empujaron a terminar acostándose con Paolo. Por su culpa, Paolo la arrastró a su apartamento y ella acabó cayendo en el pecado. 

 

— Sí, me acuerdo de ti. — Contestó Esther, sosteniendo el asa de su bolso con sus ambas manos. 

 

— Me preocupé pensando que podría pasarte algo malo con Paolo. Él es muy impulsivo cuando cree que le están robando lo suyo. — Habló Eric sonriendo.

 

— ¿Lo suyo? — Preguntó Esther, negando rápidamente. — Nosotros no somos nada. 

 

— Lo siento, pensé que ustedes... 

 

— Solo nos conocemos desde hace una semana. — Esther se sintió avergonzada y apenada por haberse acostado con él conociéndolo de tan poco tiempo, eso no era lo que ella tenía pensando cuando se decía que viviría su propia vida una vez estuviera en la Universidad. 

 

— Si es así, entonces, ¿podemos ser amigos? — Le preguntó Eric, sonriendo con simpatía. 

Esther asintió tímida y apretó el asa de su bolsa. 

 

— Es bueno conocer a nuevas personas.

A Esther le parecía que Eric era un chico agradable, así que… ¿por qué no tener una amistad con él? 

 

 

Durante las semanas siguientes, Esther estuvo evitando encontrarse con Paolo. Tenía que darle de lado cada vez que se cruzaban y cuando tenían clases juntos siempre intentaba llegar la última al aula e irse la primera. 

Por supuesto que Paolo intentaba ir detrás, pero ella se había vuelto una experta huyendo de él. 

De camino al comedor de la Universidad, Esther se paró al encontrarse a Paolo charlando con unos amigos. Se escondió nada más verlo, estando abrumada por tener que darle la cara. 

 

— ¿Te escondes de alguien? — Le preguntó Carlos y Esther se sobresaltó al escucharlo. 

Carlos se asomó queriendo descubrir de quién se ocultaba la hermana pequeña de Abraham y al ver a Paolo no se extrañó. 

 

— Solo estaba parada aquí, descansando. — Mintió Esther, sintiéndose culpable por tener que sucumbir a mentir.

 

— ¿Solo descansando? — Preguntó Carlos subiéndose las gafas. — ¿No será por Paolo? 

Esther negó agitando sus manos, cuando rodearon su cuello con un brazo. 

 

— ¿Ocurre algo? — Preguntó Abraham, besando a su pequeña hermanita en la cara. 

Esther se sintió avergonzada, su hermano la abrazaba y besaba como si fuese un bebé. 

 

— Hermano. — Se quejó Esther, soltándose de Abraham que se sintió triste. — Tengo que irme. 

Abraham la agarró de la mano, por fin podían ir a comer juntos y no iba a desaprovechar la oportunidad. 

 

— Seré yo quien se marche. — Les habló Carlos a los dos hermanos. — Nos vemos en clase. 

Abraham asintió y Carlos se marchó. 

Esther se vio obligada por su hermano a caminar y descubrió que Paolo y sus amigos ya no se encontraban. 

 

 

Los dos hermanos se dirigieron a almorzar a un restaurante fuera del campus de la Universidad. 

Donde Esther se sorprendió de encontrar a su hermano Patricio esperando para comer con ellos. 

 

— Mi hermanita. — Dijo Patricio, tomándola en sus brazos. — ¿Cómo te va en la Universidad? He estado tan ocupado con el trabajo que no he podido sacar tiempo para estar contigo hasta ahora. 

Patricio parecía deprimido, pero cambió de objetivo cuando Abraham hizo notar su presencia. 

 

— No seas patético, Esther está en la Universidad para estudiar, no para pasarla contigo. — Contestó Abraham, que tomó asiento y Patricio lo abrazó por el cuello. 

 

— ¿Estás celoso por qué mi prioridad es nuestra hermana y no tú? 

 

— ¡¿Pero qué dices?! — Le gritó Abraham, queriendo soltarse de los brazos de su hermano mayor. — ¡Suéltame! 

Un camarero del restaurante se acercó y solicitó de buenas maneras a Esther que les pidiera a sus acompañantes que no gritaran, ya que molestaba a los demás clientes. Esther tuvo que disculparse en nombre de sus hermanos mayores, sintiéndose avergonzada. 

Los tres se sentaron en torno a una mesa, con las miradas de los demás clientes y de los trabajadores sobre ellos. Esther se sintió pequeña y se preguntó mirando a sus hermanos si ellos se habrían vuelto ahora unos desvergonzados. 

 

— ¿Cómo te va con tu pareja? — Se interesó Patricio por la relación de su hermano. 

Abraham sonrió. 

 

— Perfectamente. El único problema es que mi propia familia no quiere saber nada de mí. — Dijo Abraham. 



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En el texto hay: romance, amor, embarazada

Editado: 28.08.2023

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