Esto no es un drama coreano

15. Deudas pendientes

Tae Hyuk se despierta con una jaqueca monumental. Todavía medio dormido, va a la cocina e intenta preparar el batido que su madre hace para la resaca. Al tenerlo listo, lo sirve en un vaso grande e intenta beber todo de un sorbo, pero se le escurre un poco por la barbilla. Está limpiándose cuando un recuerdo lo impacta como un rayo.

Un beso. Una risa. Más besos.

Mierda...

Todos los músculos de Tae Hyuk se paralizan cuando su mente se aclara y los detalles van surgiendo. De repente, la sensación de los labios de Andrea sobre los suyos es tan vívida que sacude la cabeza para salir del trance. Sin embargo, vuelve a perderse en sus pensamientos y, enajenado, empieza a deambular por la cocina.

¡Ahora pensará que quiero algo con ella! Tengo que aclararle las cosas. Estábamos borrachos. Ninguno de los dos sabía lo que hacía. Además, fue ella quien empezó con los besos... yo solo le seguí el juego... Apenas despierte debo hablarle... ¿O mejor no? Puede que no lo recuerde. En ese caso ¿debería fingir que no pasó nada? Sí, eso sería lo mejor. Después de todo, solo fueron unos cuántos besos. Aunque, estábamos en la sala ¿cómo llegué a mi habitación?...

Tae Hyuk se detiene al ver a Andrea entrar. Su expresión evidencia una resaca como la de él, pero ya está vestida para ir a trabajar. Sin decirle una palabra husmea en la cocina hasta dar con su batido, que olisquea y prueba como un animalillo curioso.

El momento que ella se toma para darle un sorbo, la mirada de Tae Hyuk se prende de su boca y a su mente vienen pensamientos enrevesados sobre besos directos o indirectos.

—Me voy —dice Andrea sin traducir pues es su despedida de siempre y él ya la entiende.

Casi está fuera de la cocina cuando se da vuelta, le deja una tira de pastillas junto al batido y, sin mirarlo, dice: "pain". Cuando se va al fin, Tae Hyuk reacciona y se da cuenta de que este último par de minutos estuvo casi idiotizado.

—Qué demonios —murmura en coreano—, no eres un adolescente que acaba de dar su primer beso...

Sin querer deja escapar una risa tensa, mezcla de inquietud y fastidio, que termina con un carraspeo. Todavía no está seguro de que ella no recuerde nada, pero lo mejor será no darle importancia a lo sucedido.

*****

El resto de la mañana, Kim se la pasa revisando sus asuntos en Corea a través de internet, hasta que su abogado se conecta a una videollamada.

—No tengo buenas noticias —le dice omitiendo el saludo jovial con que suele presentarse—. La documentación no fue suficiente para deslindarte de responsabilidad y el fiscal insiste en que comparezcas. Técnicamente lo mejor sería que volvieras, pero estamos chocando con peces gordos así que, mientras no sepamos que jugada preparan, es más seguro para ti estar lejos...

—¿A qué te refieres? No es una acusación formal contra mí, simplemente me llaman a declarar como testigo. Dijiste que mi madre se puso nerviosa y confundió la citación con una orden de captura...

—¿Has visto las noticias? ¿El Internet de ese lugar te deja entrar a páginas coreanas?

—Claro que sí, Jun. No vivo en una cueva ni hay aquí una dictadura. Estoy al tanto de todo...

—Entonces debes saber que se está empezando a relacionar este juicio con casos de lavado de activos y tráfico de influencias...

Tae Hyuk aprieta la mandíbula. Esto último no lo vio en ninguno de los medios que suele consultar para enterarse de lo que pasa en su país.

El abogado inspira profundo y lo mira con la seriedad de un anciano que espera la confesión de un delito.

—Tae Hyuk, dime la verdad, ¿hasta dónde estás involucrado?

—No tengo nada que ver en su juicio por corrupción. Soy abogado de familia, el tipo me contrató para limpiar sus trapos sucios con discreción y mantener su imagen de político respetable. Puedo darte toda clase de información sobre sus líos personales, pero no tengo ninguna conexión con sus asuntos políticos.

—Y, sin embargo, hay depósitos hechos por ti en cuentas de los otros investigados…

—¿De qué estás hablando? No soborné a nadie. Sabes que, si necesito un poco de ayuda en mis casos, suelo conseguirla con otros métodos.

El abogado resopla en un gesto de cansancio.

—Ayer levantaron tu secreto bancario. Están investigando todos tus movimientos y encontraron que, pocos días después de tu viaje, hiciste transferencias sospechosas...

De repente, la intromisión de Won Su a su departamento tiene sentido. Con la información que manejaba como su agente de viajes y las mañas que ya le sospechaba desde hace tiempo, debió de resultarle fácil acceder a sus cuentas.

—Si rastreas esas transferencias verás que no las hice yo. ¡No tengo acceso a mis cuentas desde hace casi dos meses!

—Eso puede servir —continúa Jun—, pero el hecho de que te fueras poco tiempo antes de que estallara el escándalo resulta muy sospechoso…

—Este viajé lo planeé desde el año pasado y tengo todos los medios para probarlo.




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