Esto no es un drama coreano

19. Enamorarse (III)

Como era de esperarse, la madre de Tae Hyuk lo llamó preocupada por el congelamiento de sus cuentas bancarias. A él ya le extrañaba que la mujer no se comunicara con él para hablarle al respecto, pero su tardanza se debió a que estaba reuniendo una cantidad considerable de dinero para enviarle una nueva remesa. Dos días después de que hablara con el ministro, la señora le confirmó el envío.

Y claro, Andrea se enteró pues debía acompañarlo a recoger el dinero, ya que se enviaba a su nombre. Tae Hyuk no le contó nada acerca de su charla con el señor Lee, pero sí le confesó que ya no podía disponer de su dinero en bancos, lo que provocó un estallido de preocupación de parte de su inquilina muy similar al de su madre, pero terminó tranquilizándola asegurando que pronto solucionaría “el problema”.

Sin embargo, poco después le surge una preocupación todavía más acuciante, cuando Karen se presenta de improviso en la casa.

Aunque trae un postre, su expresión no es la amigable de siempre. En realidad, Tae Hyuk ha notado que, desde hace un tiempo, más o menos desde que Andrea se enteró de sus problemas legales, la vecina lo mira con desagrado.

—Gracias por ayudarnos con el lavadero —le dice, usando su teléfono como traductor, para luego entregarle el platito con una porción de un postre local que a Tae Hyuk le gusta mucho.

Él se lo recibe gustoso y, al ver que ella no tiene intención de irse, la invita a pasar. Mientras lleva el plato a la cocina, Karen se acomoda en uno de los sillones. Tae Hyuk vuelve y adivina que ella quiere que él ocupe el lugar de enfrente.

—Andrea no está —informa Tae Hyuk, usando su traductor luego de sentarse.

—Sí, la vi salir hace un rato —responde la vecina utilizando su propio teléfono—. Quiero hablar contigo.

Su lenguaje corporal no le gusta. Tae Hyuk siente que ella no está nada cómoda e incluso percibe cierta irritación en su pose.

—Tienes que irte —afirma Karen de pronto. Luego vuelve a acercarse el teléfono y empieza a decir—: no puedes seguir quedándote aquí. Andrea te ayudó bastante, ahora es tiempo de que tú la ayudes a ella y eso solo lo puedes hacer si te vas.

Tae Hyuk se toma un momento para pensar en sus palabras antes de rendirse y replicar.

—No te entiendo. ¿A qué te refieres?

Karen resopla evidentemente molesta.

—Kim, yo estuve en contra con que dejara que quedaras luego de saber todos líos en los que andas metido, pero ella es tan terca… en fin: Andrea confía en ti, pero yo no. Siento que no le harías daños a propósito, pero terminarás haciéndolo sí o sí si permaneces más tiempo junto a ella. Y no solo estoy hablando de temas legales, me entiendes ¿no?

Tae Hyuk capta de inmediato el sentido su reclamo, pero se niega darle razón de modo que suelta una risa despectiva, como quien acaba de escuchar algo absurdo.

—A mí no me engañas. Puede que Andrea sea un poco lenta para estas cosas, pero desde afuera resulta muy evidente que ustedes dos se están apegando demasiado el uno al otro —declara Karen con tal seriedad que logra cortar un poco el “humor” de Tae Hyuk.

—Llevamos más de medio año de convivencia, es normal que haya surgido un vínculo; es lo que sucede cuando dos personas pasan mucho tiempo juntas. Pero no tiene nada que ver con algo romántico, tranquila —explica él intentando controlar la extraña reacción de su cuerpo que, lejos de compartir la serenidad de sus palabras, empieza a sentirse invadido por una vibración incómoda.

—¡Por favor! Conozco a Andrea desde hace más de quince años y sé perfectamente cómo se pone cuándo sus “vínculos no románticos” empiezan a convertirse en otra cosa. Y puede que no te conozca bien a ti, pero solo basta con observarte un poco para darse cuenta.

Componiendo el gesto más severo que puede, Tae Hyuk reprende a la entrometida vecina.

—Ambos tenemos la edad suficiente como para arreglar nuestros asuntos sin intervención de nadie. Puede que tengas razón y que tu amiga se sienta atraída por mí, pero eso también se debe a la cercanía. Aunque, en realidad, creo que estás confundiendo la familiaridad que ha surgido entre nosotros con otra cosa, y eso tiene que ver más con una inclinación tuya a romantizar las relaciones. Por mi parte estoy seguro de que no siento nada de lo que sugieres.

Karen responde soltando una exclamación al tiempo que se pone de pie de un salto, lo que asusta un poco a Tae Hyuk. Sin embargo son las siguientes palabras de ella, que ahora sí las traduce, lo que le provocan verdadero miedo.

—Deja de mentir. Sé hombre y reconócelo: estás enamorándote de Andrea.

Aunque su intención es negar enfáticamente esta afirmación, Tae Hyuk se descubre sintiendo algo cercano a la taquicardia. El acelerón drástico de la vibración esa que lo invade, le hace darse cuenta de que se trata de su ritmo cardíaco. El corazón le ha empezado a retumbar tan rápido que está sintiendo sus latidos por todo el cuerpo.

¿Qué es esto? No puede ser un ataque de pánico… ¡maldición!

Y es que “enamorar” es una palabra que ha evitado afanosamente, sobre todo cuando reflexionaba a cerca de eso tan peculiar y agradable que siente con solo ver a Andrea. Y ahora que se lo han soltado en la cara como un buen derechazo, se siente aturdido... y aterrorizado.

Kim Tae Hyuk nunca en su vida ha estado enamorado.

—No discutiré contigo —es todo lo que es capaz de decir.

—¡Reconócelo! —insiste Karen blandiendo su teléfono como un arma amenazante.

—No.

Tae Hyuk se prepara para un nuevo ataque, pero en su lugar Karen recupera la compostura y, con un peligroso tono de desafío dice:

—Bien. Si, como dices, solo se trata de agradecimiento y yo soy una romanticona que está viendo un enamoramiento donde no lo hay, múdate. Tú mismo has reconocido que si Andrea se siente atraída por ti se debe solo a la convivencia, bueno, debes de haberte dado cuenta de que ella se aferra a las personas con la misma intensidad con que se aferra a los animales, así que por su bien y por el tuyo, lo mejor será que busques otro hospedaje y así cortes de raíz cualquier sentimiento que pueda surgir en ella... A no ser que quieras que se enamore de ti…




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