Esto no es un drama coreano

26. El pasado que vuelve

 

Al día siguiente, Andrea regresa poco antes de las ocho, se encarga atender a los gatos y se va directo a la cama. Tae Hyuk dedica el resto de la mañana a preparar el almuerzo y espera que ella se despierte para que coman juntos, cosa que hace a la una en punto.

Al terminar de comer, Andrea empieza a recoger los platos y los lleva a la cocina con intención de lavarlos, pero él la aparta y le hace señas para que se vaya a dormir. Andrea lo obedece, pero menos de una hora después, cuando Tae Hyuk está trabajando con la laptop, se aparece en la sala.

I can't sleep —declara con expresión frustrada.

Tae Hyuk sonríe: sin darse cuenta su inglés está mejorando y cada día aprende una expresión nueva.

De pronto Andrea se yergue como si hubiera tenido una idea genial y se va hablando en español. Durante un momento Tae Hyuk escucha puertas cerrándose e incluso la ve hacer lo mismo con la ventana de la sala a pesar del calor, para luego aparecer corriendo de puntillas y dejarse caer en el sillón más grande.

—¿Qué hiciste? —le pregunta en coreano y ella responde enseñándole la palma de la mano en un gesto que traduce como "espera".

Poco después, ella pega un respingo y casi se cuelga por el respaldar del sillón para ver algo en el piso. Tae Hyuk sigue su mirada y descubre a una bolita peluda y patilarga asomándose con cautela por el pasadizo. Poco a poco le van siguiendo otras dos, para luego aparecer la gata, que les bufa en cuanto ve que no está a solas con sus crías.

—Ya es hora de que se acostumbren a nosotros. Tienen que aprender a socializar, así tendrán más oportunidades de conseguir un hogar —explica Andrea en la voz de su traductor.

Tae Hyuk no pone en palabras su disgusto ante la idea de tener a los bichos sueltos por la casa, pero está a punto de gritar cuando una de las crías, dejando de lado la cautela y la timidez, empieza a treparse a un sillón. Solo se frena porque Andrea emite un chillido emocionado como si el atrevimiento de bicho peludo fuera algo que celebrar.

Por lo menos están bañados, despulgados y desparasitados piensa Tae Hyuk para consolarse. Apenas llegaron a la casa el día que recogieron a los gatos, Andrea los metió en un transportador y los llevó al veterinario.

—¿Cómo te fue ayer? —pregunta Tae Hyuk, con el traductor, al ver que ella va a quedarse un largo rato allí.

—Estuvo bien. La paciente es una señora todavía joven, pero necesita muchos cuidados. Me pidieron que fuera a atenderla la próxima semana por las mañanas. —responde ella usando su teléfono y mirando a la gata, que se ha atrevido a acercarse un poco más para vigilar a sus crías.

Congratulations!

Andrea sonríe ante su felicitación y se vuelve hacía él para agregar, con evidente emoción:

—Es posible que empiece mi proyecto de tesis el próximo mes. El lunes voy a ir a la universidad a hacer los trámites para dar los exámenes y completar el último semestre, luego de eso ya puedo sacar mi bachillerato y seguir con lo de la tesis.

—¿Decidiste todo eso en el viaje?

Andrea asiente con la cabeza y Tae Hyuk asiente también para dar su conformidad.

Mientras los gatitos empiezan a coger cada vez más confianza y corretean en la sala colgándose de los sillones de tanto en tanto ante la atenta mirada de su madre, Andrea se tiende en el que está ocupando y se dedica a usar su celular, mientras que Tae Hyuk continúa con lo suyo.

Desde que se vio involucrado en el escándalo del ex ministro, la mayoría de sus clientes prescindieron de sus servicios, salvo aquellos a los que interesaba ganar sus casos sin importar la reputación de su abogado, a estos pocos los derivó con colegas que trabajan bajo su supervisión, de modo que tiene que estar revisando constantemente todas sus diligencias.

Cuando al fin termina con lo que le quedaba pendiente, se dedica a revisar sus redes sociales, que tiene abandonadas desde hace meses. Se entretiene un rato con las publicaciones, hasta que se topa con un titular que lo deja helado. Cliquea en el enlace y llega al artículo de un portal de noticias coreano.

 

La Fiscalía solicita la reapertura del caso Shin-Jeong: surgen pruebas que incriminarían a personajes del gobierno

Seúl.- La mañana de hoy la Fiscalía Nacional de Seúl presentó ante la Corte Suprema de Justicia una solicitud de reapertura del caso Shin-Jeong, archivado hace casi diez años.

El caso Shin-Jeong, denominado así por las dos identidades con las que se conoció al extrabajador norcoreano de la Central Nuclear de Yongbyon, Shin Seung Ho/Jeong Min Ho, fue el de mayor repercusión internacional de la última década, dadas las implicancias de espionaje por parte de la dictadura de Corea del Norte.

Shin Seung Ho, de quien nunca se supo su verdadera identidad, fue acusado de revelar asuntos de estado surcoreanos a la inteligencia de su país y, tras ser hallado culpable, fue sentenciado a veinte años de prisión. Sin embargo, en un acto altamente cuestionado, a pedido del gobierno norcoreano el Tribunal de Justicia conmutó la pena por la deportación tanto de él como de su esposa. Poco después se supo que ambos fueron ejecutados sumariamente a pocas horas de arribar en el Aeropuerto Internacional de Sunan.

El caso tuvo eco internacional cuando, investigaciones posteriores, revelaron que Shin Seung Ho y su esposa solicitaron asilo en nuestro país tras huir del régimen totalitario del norte y fueron acogidos bajo el programa de protección de testigos a cambio de brindar información sobre su trabajo en la planta nuclear más importante del país vecino. Además, se descubrió que las pruebas incriminatorias habían sido "sembradas" por un asistente del estudio de abogados que representaba a Shin Seung Ho y a su esposa en su proceso de nacionalización surcoreana.

Respecto a los motivos por lo que se solicita la reapertura del caso, el representante de la fiscalía declaró que "hay indicios de que el cuestionado accionar del Tribunal de Justicia está relacionado a una extensa red de espionaje que involucra a personajes políticos y del gobierno". Además, el representante sostiene que se están preparando acusaciones formales contra altos directivos del estudio de abogados al que pertenecía el asistente que colocó las pruebas de supuesto espionaje.




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