Esto no es un drama coreano

30. You love me?

 

Tae Hyuk siente un violento tirón en el brazo con el que se aferra a Andrea y empujones de personas que lo alejan de ella.

—¡Andy! —la llama en vano, tras perderla de vista.

Intenta volver, pero la gente no le da tregua y lo obliga a avanzar en otra dirección. Consciente de que primero debe alejarse de la turba, Kim corre sin rumbo, con el único objetivo de encontrar un lugar en el que refugiarse. Lo encuentre luego de un largo rato al llegar en una avenida mucho más grande donde la gente se dispersa con facilidad.

Con la respiración agitada, mira en derredor. No conoce ese lugar. Instintivamente mete la mano en el bolsillo del pantalón, pero no encuentra su teléfono. Rebusca en vano en el resto de su ropa. La idea de no tener con qué comunicarse enciende una chispa de miedo dentro de él, pero se apresura a apagarla.

Tranquilo, solo regresa.

Intenta desandar el camino, pero no tiene idea de hacia dónde ir. La multitud lo arrastró y ni siquiera se dio cuenta de en qué dirección. Durante un instante se dedica a observar la calle y descubre de dónde viene la gente así que va hacia allí, pero regresa en cuanto ve a la policía. Tiene que esperar. No le conviene que lo detengan confundiéndolo con los manifestantes. Una risa burlona se le escapa si querer.

Sí, claro, como me parezco mucho a ellos, piensa, pero de todos modos se mantiene fuera de la vista de las patrullas y los agentes. Un largo rato después, al ver que ya todo vuelve a la normalidad en las calles, regresa. En el camino encuentra personas entre cuyos rostros busca con insistencia. “Mira bien, Tae Hyuk, tienes que encontrarla”, se dice, mientras hurga entre la gente cada vez con más ansiedad. Cinco minutos y nada.

¿Y si está herida? Nos separamos porque la empujaron...

Empieza a caminar en dirección contraria. Ella debe estar bien y puede que, incluso, lo esté buscando. Tae Hyuk recorre un largo trecho de avenida y nada.

Quince minutos.

—¿Es por aquí? Todo se ve igual... —murmura, empezando a sentirse nervioso.

Tae Hyuk emprende el camino en otra dirección. Tiene que arriesgarse, tiene que encontrarla. De pronto recuerda que ella le dijo una vez, sobre sus animales rescatados, que si se quedaran en el lugar en que se separaron de sus dueños no se perderían pues ahí es donde estos buscan primero.

—Volver al lugar donde nos separamos...

Eso tiene que hacer él y eso es lo que hará ella. Porque está bien. Tiene que estar bien.

Tae Hyuk toma un camino al azar y lo recorre procurando no despistarse. No reconoce nada, no es por ahí. Vuelve sobre sus pasos y toma otra dirección. Tampoco es por allí. Una oleada de miedo el recorre el cuerpo. Toma todos los caminos posibles y los recorre un trecho, pero ninguno parece llevarlo a dónde que ir. De repente lo sacude una sensación de pánico intenso al darse cuenta de que eso ya lo ha vivido antes.

Por segunda vez desde que salió de Corea, Tae Hyuk se siente totalmente perdido.

Cálmate. No te desesperes. Mira bien a tu alrededor...

Guiándose de la gente que circula por ahí, observando a los que parecen haber estado en el caos de hace un rato, y a los que no le puede preguntar nada sin su teléfono, Tae Hyuk encuentra el rumbo correcto. Camina muchísimo antes de llegar al sitio en el que vieron aparecer a la turba y se da cuenta de que ya está oscureciendo. Tiene que encontrar a Andrea pronto, las ciudades siempre son más peligrosas de noche.

Observa bien toda la avenida antes de recorrer el lugar por donde intentaban escapar y entonces la ve. Viene de la misma calle por la que él paso hace un largo rato y mira a todos lados con afán. Cuando se vuelve hacia dónde está él no lo reconoce de inmediato por la penumbra, así que Tae Hyuk agita el brazo en un saludo que ella sí distingue pues parece que emite un sollozo. Tae Hyuk se ve corriendo hacia ella antes de ser consciente de haberle dado esa orden a su cuerpo. Se detiene a un paso de distancia frenando sus ganas de abrazarla ante el temor de que se haya lastimado.

—¿Te encuentras bien? ¿Estás herida?

Ella no responde. Parpadea mucho para frenar las lágrimas, traga el nudo que parece cortarle la voz y baja la mirada. Tae Hyuk le toma de los hombros y apoya la frente en su cabeza; la pobre está temblando. Él no lo hace, pero, como ella, también siente una mezcla de miedo y alivio. Procurando ser lo más cuidadoso que puede, la rodea con sus brazos y le acaricia el cabello.

—Ya pasó. Todo está bien ahora.

 

*****

 

Al llegar a la casa, Andrea va directo al cuarto de los gatos, luego, cuando se cerciora de que todo está bien con ellos, intenta refugiarse en su habitación.

Stay with me, Andy —le dice Tae Hyuk antes de que entre.

Ella lo entiende y lo mira no muy convencida, por lo que Tae Hyuk le toma de la mano, la lleva hacia la sala y hace que se sienten en el sillón para dos. Ese que él nunca usa porque es el preferido de los gatos, pero que ahora le servirá para estar cerca de ella.

Are you fine? —le pregunta tras notar que, cuando se encontraron, le estuvo hablando en coreano.

Andrea asiente.

You? —pregunta ella después y Tae Hyuk también asiente.

Sorry.

Why?

Andrea le responde en español, se da cuenta, toma su teléfono para traducir, pero apenas dice un par de palabras antes de que se le quiebre la voz.

Tae Hyuk no recuerda cuando fue la última vez que las lágrimas de otra persona le dolieron así. Es consciente de que su poca empatía lo vuelve prácticamente insensible a las emociones de los demás, salvo que de verdad le importen... y ella le importa.

Tae Hyuk se mantiene en silencio permitiéndole desahogarse y no le pide que traduzca lo que está diciendo entre sollozos. Andrea llora hasta hipar y cuando empieza a calmarse, él le trae una bebida azucarada para reconfortarla y le limpia las lágrimas con servilletas de papel. Después de que ella se termina la bebida, Tae Hyuk le acaricia una mejilla, le da un beso en la frente y le rodea los hombros con un brazo para apoyarla en la él.




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