Tres días después de su llegada, Tae Hyuk está recluido en un centro penitenciario de Seúl. Tras sus declaraciones, Jung salió iracundo de la sala sin siquiera dirigirle una mirada y desde entonces no volvió a comunicarse con él.
Tal vez esta vez sí renunció.
Su madre fue a verlo a la carceleta poco después de eso y se pasó el tiempo de visita llorando por él, pero terminó por decirle que no lo dejaría solo. Tae Hyuk se remueve incómodo en el suelo de su celda ante este recuerdo. Una de las cosas que quería evitar por sobre todo era el sufrimiento de su madre, pero ahora ya es tarde.
—Tienes visita, Kim —anuncia el guardia por la mirilla de la puerta.
Tae Hyuk recoge su futón, se levanta cuidando de no tropezar con sus compañeros, que están dispersados en el piso de madera de la celda, y sigue al guardia.
En la sala de visita, al otro lado del vidrio que separa a los presos de los visitantes, Tae Hyuk reconoce a Won Su.
—Hyung, hace mucho que no nos vemos —dice él con una gran sonrisa a modo de saludo, en cuanto Tae Hyuk se sienta delante suyo—. Es extraño, pareces algo delgado, pero por lo demás te ves tan bien como hace un año, sin embargo, siento que has cambiado. Tal vez sea esa forma tan dura que tienes de mirarme, no estoy seguro…
—Tú también cambiaste —responde Tae Hyuk, con una extraña serenidad.
Creía que estallaría de rabia en cuanto confrontara a Won Su, pero verlo no le molesta. Al contrario, casi le resulta agradable volver a tener contacto con él.
—¿Tú crees, hyung?
—Sí, pareces bastante satisfecho contigo mismo… al fin.
—Vaya, tan soberbio como siempre. Creí que tu terrible experiencia en tierras sudamericanas te volvería más humilde. Cuéntame, hyung, ¿dónde estuviste todo este tiempo? ¿Te acostumbraste a la indigencia y lograste sobrevivir así?
Tae Hyuk nota cómo Won Su disfruta aludiendo a sus semanas de vagabundeo. Claro, él estuvo al corriente pues el propio Tae Hyuk se lo contó antes de perder su teléfono y quedar incomunicado. Este recuerdo prende una chispa de rabia dentro de él.
—Conseguí ayuda inesperada —contesta pensando en Andrea.
—¿Es así? Al parecer, también sigues siendo muy afortunado…
—O tal vez tenga que ver con lo inepto que eres tú, incluso para planear una venganza.
En el semblante de Won Su se dibuja un gesto enfurecido. Tae Hyuk celebra internamente esta pequeña victoria, pero se prepara para las rondas siguientes.
—Contrariamente a lo que pareces creer, que te perdieras no era parte de mi venganza —contesta Won Su tras dominar su rabia—. Eso tuvo que ver más con el destino.
—No tienes por qué mentir. Sé que creaste tu agencia de viajes solo para embaucarme…
—Hyung, me decepcionas. ¿Realmente crees que me conformaría con dejarte varado por ahí? Es cierto que creé la agencia al enterarme de que planeabas esas grandiosas vacaciones, pero tenía otros planes.
—¿Apoderarte de mi información bancaria? ¿Hacer todas esas transacciones extrañas por las que me involucraron en el caso del ministro Lee? Por eso entraste a mi departamento...
Por toda respuesta, Won Su sonríe con evidente satisfacción. Es una afirmación tácita.
—Si iban a reabrir el caso Shin Seung Ho, ¿qué ganaban con lo del ministro?
—¿En serio lo preguntas? ¿Te ufanas de ser uno de los mejores abogados del país, pero no puedes entender algo tan simple?
Tae Hyuk ya lo había pensado, sin embargo, no estaba seguro del todo.
—Supongo que sería mucho más fácil hundirme.
—Eso es. Ya me estabas decepcionando, hyung.
Claro. Por eso el fiscal habló de sus antecedentes como miembro de mafias. Si primero se ocupaban de destruir la reputación de Tae Hyuk relacionándolo con actos fraudulentos, se daría por hecho su malevolencia. Esto le impediría alegar que actuó coaccionado en el caso de Shin-Jeong por hallarse en posición de subordinación.
—Entonces, si no era parte de tu plan, ¿por qué no me ayudaste a volver? Sabías que me había perdido, incluso me mandaste un mensaje burlándote.
—Ya te lo dije: eso fue el destino. O el karma. Yo simplemente decidí no intervenir. Aunque reconozco que nos resultó perjudicial que desaparecieras durante tanto tiempo…
Ese “nos” le recuerda a Tae Hyuk su conversación con el ministro Lee:
Hay personas muy interesadas en acabar con el abogado Kim, personas poderosas que mueven hilos en la sombra para llevarlo a su destrucción...
—Si tus vacaciones hubieran resultado como planeaste, ahora ya estarías cumpliendo tu condena...
—¿Qué sigue después, Won Su? —lo interrumpe Tae Hyuk—. Supongo que el objetivo es limpiar tu nombre, condenarme y seguir tu vida, ¿luego qué?
Won Su chasquea la lengua y se acerca al vidrio que los separa.
—No te recordaba tan egocéntrico, hyung —dice—. Tú solo eres una herramienta. Vas a pagar por todo lo que hiciste y de paso serás el cebo para atrapar a las presas grandes. Creí que habría que presionarte un poco para que nos fueras útil, pero hiciste un excelente trabajo por ti mismo. Ahora eres un blanco muy apetecible, así que, por favor, mantente vivo un poco más ¿está bien?
—¿Tanto me odias que serías capaz de matarme?
—¡Hyung! No estoy amenazándote. Al contrario, te prevengo. Allá afuera hay depredadores que quieren tu cabeza, y algunos de ellos escucharon atentamente tus declaraciones. Estuviste genial, por cierto.
—¿Estabas allí?
—¡Por supuesto! ¿Crees que me lo habría perdido?
Tae Hyuk observa atentamente a Won Su durante un momento, luego decide confrontarlo de una vez.
—¿Quién está detrás de todo esto? Sé que no pudiste hacerlo tú solo y lo acabas de confirmar.
—Pronto lo sabrás, hyung. Nos veremos en la próxima audiencia.