Esto no es un drama coreano

44. No quiero que te vayas

En Booknet es 44: No quiero que te vayas

Luego de la visita al faro, que se encuentra en un acantilado hermoso rodeado de una abundante zona de césped, llegan al hospedaje que Tae Hyuk reservó con anticipación.

Él de inmediato nota que, aunque la recepcionista es cortés, les dirige miradas desagradables, como si tuviera alguna vieja rencilla con él. Con una mirada disimulada a Andrea, nota que ella también se ha dado cuenta.

Después del incidente en el acuario, Tae Hyuk no había notado un desprecio tan manifiesto en la gente más allá de miradas, cuchicheos y alguna foto tomada de furtivamente, y era de esperarse que en algún momento su suerte se terminara.

Este pensamiento le trae a la mente su encuentro con Won Su de hace unas horas. No tenía ni idea de que estuviera viviendo en Jeju, de modo que toparse con él casi frente a frente lo aturdió. Por suerte, Andrea pareció no darse cuenta.

No quiere ni pensar en lo que hubiera sucedido si le daba una sola oportunidad a Won Su para acercarse a ella. Ambos representaban aspectos completamente separados de su vida y no quiere que tengan ningún contacto, además, todavía teme sus deseos de venganza, especialmente después de haber salido bien librado de todo el juicio. A él debió molestarle mucho que no sufriera más.

En la habitación, de un estilo muy similar al de su casa, se le ocurre hacer una broma para distraer a Andrea de la incómoda interacción con la recepcionista.

—Esta noche vamos a dormir juntos.

Ella se vuelve de inmediato con un gesto azorado que le provoca reír. Sin embargo, se contiene y juega un poco más con ella.

—¿Te gusta la idea? —le pregunta caminando en su dirección y acorralándola contra la cómoda sobre la que descansan dos juegos de cama.

—Claro —responde ella, con un nerviosismo que Tae Hyuk disfruta.

Acercándose más de lo necesario a su rostro, como si fuera a besarla, coge las mantas tras ella y se aparta.

Le ha costado un mundo separarse, turbada y su rostro sonrojado le genera una satisfacción casi tan grande como si la hubiera besado. Es especialmente grato para un hombre comprobar que su sola cercanía impacta de ese modo en la mujer que ama.

Consciente de que ella espera algo más, y adrede para ver cómo reacciona, Tae Hyuk prepara los futones y las mantas sin volver siquiera a mirarla.

Cuando está a punto de terminar, ella habla.

—He estado pensado y creo que como ya nos hemos besado, es hora de dar siguiente paso.

Tae Hyuk se queda lelo. No puede negar que ha imaginado dar ese "siguiente paso" con ella desde hace mucho tiempo, pero nunca habría imaginado que la propia Andrea se lo propusiera, y menos que surgiera a raíz de seducirla en broma.

—¿Te gusta la idea? —pregunta ella acercándose dos pasos.

—¡Por supuesto!

Andrea esboza una sonrisa ladina que le hace pegar la mirada a sus labios. Ni siquiera se da cuenta de que llega a ella y la toma de la cintura, hasta que lo frena con las manos sobre su pecho.

—¿Sabes cuál es el siguiente paso?

—Sexo.

—Compromiso.

Ante esta palabra se queda tieso y ella se aparta resoplando con fastidio.

Tae Hyuk la mira sin saber qué decir. En realidad, él no le tiene ningún miedo al compromiso, es más, desde que ella vino se la ha pasado sopesando qué tan bueno sería para ella que mantuvieran una relación a distancia.

No quiere presionarla y menos quitarle la oportunidad de elegir un mejor futuro, aunque sea sin él. Y es que tal vez pueda conocer a un buen hombre en su país y formar una familia sin las complicaciones que le traería formarla con él. Incluso dejando ese aspecto de lado, ella todavía tiene muchas cosas por hacer allá y él no sabe cuándo se librará de sus problemas legales para seguirla, de modo que, si no puede pedirle que lo espere ni que se quede con él, debe dejarla libre.

—Los hombres son iguales en cualquier parte del mundo —murmura ella y eso lo hace reaccionar.

—¿Lo dices en serio? —pregunta.

—Sí, mira cómo reaccionaste...

—Me refiero a lo del compromiso. ¿De verdad lo quieres?

—¿Se puede?

Si dependiera de mi nos casaríamos ahora mismo...

Andrea interpreta su silencio como una negación y él se contiene de corregirla. Aunque le duele, es mejor que se haga a la idea de que no tienen oportunidad de algo más. Tal vez así él también empiece a resignarse.

—Solo bromeaba. —dice ella con un sonrisa incómoda— Además, tú empezaste con eso de dormir juntos... ¿no habían más habitaciones?

—Si, pero no quiero separarme de ti, no tenemos mucho tiempo —responde él sin pensar.

Andrea se le queda viendo si parpadear. Al propio Tae Hyuk no le sienta bien recordar que esos momentos juntos son efímeros.

—Entonces, ¿no habrá sexo? —pregunta en un intento por disipar la desazón de ambos.

Ella ríe sin ganas y, comprendiendo su intención, le sigue el juego.

—Quizás si te portas bien.

—¡Por supuesto!

Andrea vuelve a reír y está vez él la acompaña. A pesar de las ganas que tiene, puede olvidarse del sexo, su sola compañía le basta para sentirse dichoso.

—¿Estás cómoda? —le pregunta un rato después, cuando se hallan acostados lado a lado en sus respectivas camas, luego de que han tomado un baño y se han cambiado de ropa—. Pediré más futones y mantas...

—No, no, así estoy bien, gracias.

—No me mientas, no estás acostumbrada a dormir en el piso... Ponte de pie, tengo una idea.

Andrea le hace caso y Tae Hyuk reorganiza todo de modo que las dos futones y su manta forman una sola cama.

—Pero allí apenas vamos a caber los dos —replica ella al ver el resultado.

—Mejor —le responde él y se acuesta de lado con un brazo estirado, dejando un espacio para ella sobre el que palmotea como invitación.

Andrea intenta acomodarse dejando algo de espacio entre ambos, pero él atrae hacia sí de modo que está casi recostada en su pecho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.