Ось переклад наступного уривку іспанською мовою:
El problema de salud de mamá se convirtió en una nube negra sobre mi cabeza. No había tiempo que perder. Jamás me lo perdonaría si llegara a quedar discapacitada. Ella dio todo por mí. Después de la muerte de papá, abandonó por completo su vida personal y se partía el lomo día y noche solo para que yo no necesitara nada. Ahora era mi turno de hacer algo útil por ella.
Encontré en internet un par de opciones de microcréditos con intereses absurdos. Algo así como pedir mil y devolver mil quinientos. Las entidades más decentes hace rato que me habían puesto en lista negra. No tenía cómo pagar, pero igual acepté las condiciones con tal de enviarle algo de dinero a mamá cuanto antes. Que crea que todo va bien…
En mi vida adulta me metí en muchos líos. Me junté con malas compañías, caí en estafas, arriesgué la salud buscando adrenalina… Pero nunca me había sentido tan mal como entonces. Ni siquiera un corazón roto dolía tanto como estar hasta el cuello de deudas.
Era imposible esconder mi abatimiento en el trabajo. La jefa de camareras me regañó varias veces por andar con esa cara de funeral delante de los huéspedes.
—Les mentimos a los clientes —concluí, volviendo al depósito a por productos de limpieza.
—¿Mentimos cómo?
—Con esta alegría falsa —me estiré las comisuras de la boca con los dedos—. Fingimos estar felices de limpiarles el inodoro. Odio tanto cinismo.
—Entonces deberías haber entrado a trabajar en el ayuntamiento, no en un hotel de lujo —bufó Larisa Pavlivna—. O en Correos.
—Voy a renunciar y trabajar en la oficina postal, ¡te lo juro!
—Ajá… Pero mientras no renuncies, agarra tus cosas y ve a limpiar habitaciones.
—Ya voy, ya voy…
Lo siguiente en mi lista eran los apartamentos del jefe. Me preparé mentalmente para comportarme, por si lo cruzaba. La noche anterior había tenido otra amante, lo que significaba que me tocaría recoger pétalos de rosa de la cama. Cambian las mujeres, pero la cursilería siempre es la misma. Ni gusto, ni imaginación.
Por suerte, el dueño no estaba. ¡Claro! Seguro ni aguantaba su propio desorden. Ni siquiera tuvo ganas de poner los platos sobre la mesa: los dejó tirados donde le dio la gana. Toallas mojadas en el suelo, cojines por todas partes, una pipa de agua en medio del cuarto, manchas pegajosas en la alfombra.
Pero lo peor me esperaba en el dormitorio. Ver este tipo de cosas es parte del trabajo de camarera, sí… Pero yo estaba demasiado amargada, y encontrar dos preservativos usados tirados junto a la cama me sacó de quicio. ¡¿Tanto le costaba tirarlos a la basura?! ¿Por qué tengo que recoger esta porquería con mis propias manos?
Toda mi infancia me convencieron de que era una princesa. Que me esperaba un futuro brillante… ¿Esto era lo brillante?
Me vino a la mente una historia. Ni recuerdo dónde la leí, pero eso da igual. Resulta que un rapero estaba tan paranoico de que alguna chica usara su esperma para embarazarse que le echaba salsa picante a los condones. En serio. Una terminó quemada ahí abajo y hasta lo demandó por daños. ¡Búscalo en Google si no me crees!
Pero nuestro jefe, al parecer, no le teme a ese tipo de incidentes… Cualquiera puede agarrar su semen y usarlo para embarazarse.
Cualquiera.
Incluso yo.
Sacudí la cabeza para espantar esos pensamientos horribles. No, eso es repugnante. No haría algo así. Tiré la basura en una bolsa y la até fuerte, para no tener tentaciones. ¡Yo no voy a caer tan bajo!
Solo por curiosidad, abrí la app donde seguía mi ciclo menstrual. Mi semana más fértil sería la próxima. Si al final decidía embarazarme, tenía que buscar candidato cuanto antes…
De pronto vibró el teléfono. Casi lo dejo caer en el balde de agua sucia del susto. Era el número del hotel. Uf… Me puse tensa. ¿Y si había cámaras ocultas en estos apartamentos? Si alguien me había visto limpiando el espejo con la bata del jefe, estaba jodida.
—¿Diga? —contesté, lista para la bronca.
—Yeva —era el guardia—, tienes visita. Dos tipos te esperan en la entrada trasera.
Se me secó la boca. ¿Quiénes eran? ¿Cobradores? ¿Matones de Svitlana Vasylivna? ¿Ex novios vengativos? Sea quien sea, buena señal no era.
—Diles que estoy ocupada.
—Ya lo hice, pero insisten. Están raros… ¿Llamo a la policía?
—¡No, ni se te ocurra! Ahí sí que me despiden… ¿Puedes asustarlos con tu porra? Al fin y al cabo, eres el guardia, ¿no?
—Entendido.
No era la primera vez que trataba con gente así. En otras ocasiones me habían amenazado con llevarme al bosque y echarme a los perros salvajes. Todavía no lo habían cumplido, pero igual me sentía en peligro constante.
Volví a mirar la bolsa de basura. ¿Y si ahí dentro estaba la solución a todos mis problemas? Claro, tendría que aguantarme la humillación, pero después podría empezar de cero…
No. Ya era tarde. No iba a revolver papel higiénico y restos de comida. Si algún día me decidía por la inseminación, al menos iría preparada. Necesitaría una jeringa… y mucho alcohol para aguantar el asco.
Dios mío… ¿Qué clase de pensamientos son estos?
Yo. No. Soy. Así.