Evangeline: Retazos de un corazón roto

La guerra de las mentes

Había mucho pasando por mi cabeza durante los primeros días, sobre todo había preguntas respecto al por qué de nuestra ruptura, me culpé a mí misma por ser tan celosa desde el incidente de la fotografía y luego te culpé a ti por ser tan patán e irte sin darme explicaciones, pero de nuevo siempre terminé culpándome a mí, aun me culpo a mí misma en ocasiones.

No podía comer, no podía dormir por las noches y de día era lo único que hacía. Pensar en ti me provocaba un hueco en el estómago y una fuerte sensación de vacío que me provocaban nauseas, pero a pesar de todo no te lloré. Parecía estar en una especie de trance, como si no terminara de creerlo, mis búsquedas de Google eran sobre consejos de como superarte, consejos para poder olvidarme de ti pero todos recomendaban lo mismo: salir de casa, hacer actividades que me hicieran distraerme de pensar en ti o cualquier cosa relacionada contigo y no pude.

No podía hacer cosas que me gustaran porque no estaba de ánimos para dibujar, no tenía mente para poder escribir, no tenía alegría para animarme a cantar y no tenía tampoco ánimos de jugar a los juegos que alguna vez compartimos. Por más que lo intente me di cuenta con el tiempo de que no podía hacer nada más que pensar en ti, parecía que no estaba en mis manos olvidarte y que solo el tiempo podría curar las heridas, o eso era lo que todos me decían en repetidas ocasiones.

Traté de buscarte pero en mi cabeza el orgullo se asomaba diciendo que no lo hiciera, que me humillaba mas a mi misma, así que me contuve todo lo que pude y afortunadamente logré evitarte, logré contenerme de mandarte un mensaje a media noche diciéndote lo mucho que te amo y quiero estar contigo, diciendo que te perdono por lo que hiciste y que te entiendo porque sé que una novia es demasiada responsabilidad para ti. Gracias a cielo me contuve.

Eras la única persona con la que yo tenía algún contacto, los mensajes de mi teléfono se limitaban a tu número, mis contactos en Facebook eran amigos en común de ambos y familiares de los dos, tenía alguna amiga de la secundaria o de la preparatoria, pero nada más. No tenia mensajes de “amiguitos” ni notificaciones de personas que no conociera y nada de esto era porque tu me lo pidieras sino porque no veía necesario agregar a mis amigos a gente que no conocía de ningún otro lado, pensaba que tú eras suficiente para mí.

Por todo esto, cuando evangeline acabó, no pude evitar caer en picada al hoyo de la depresión, no hablaba con nadie además de nuestra mejor amiga, y aunque estaban nuestros amigos en común no podía contarle lo que había pasado, por alguna razón quería mantenerlo en secreto, pues en mi aun albergaba la esperanza que te retractaras, de que me dijeras que habías tomado una decisión demasiado apresurada y que querías estar conmigo, pero ese mensaje nunca llegó, y nunca lo dijiste tampoco.

La guerra de las mentes empezó, pues todos pensaban diferente al respecto el porqué me dejaste, algunas personas decían que te habías aburrido de mí, otras que me habías dejado para respetar la promesa y satisfacerte, otros tantos decían que te habías ido por la persona que conociste en aquella fiesta; unos decían que simplemente no sabias lo que querías aun y yo por otro lado no paraba de culparme a mi misma por no ser lo suficientemente buena, porque había subido mucho de peso en esas ultimas vacaciones, porque no te había dado lo que necesitabas por cumplir mi deseo. Me sentí culpable de no poder mantener tu amor por mí y por predecir que tú te aburrirías de mi antes que yo de ti.

Por semanas estuve viendo a nuestros amigos y no podía dejar de hablar de ti a tal punto que sentía que los molestaba con el mismo tema, era como una niña encaprichada pero solo estaba desesperada por saber en qué había fallado y las verdaderas razones por las que me habías dejado, comprenderás que es la primera vez que me sucede.

Todas las mentes me hablaban desde su experiencia y yo no tenia referencia alguna. Háblale/ignóralo, supéralo/aférrate, espéralo/convéncelo… fueron situaciones a las que me enfrenté durante este tiempo. Estaba la parte que te defendía y la parte que te condenaba, te defendí este tiempo alegando que tenías tus motivos, pero condenándote de cobarde muy en el fondo, sobre todo tomando en cuenta la forma en que lo hiciste. Traté de ser comprensiva contigo, pero no sabía en qué te debía comprender.

Salí con nuestros amigos una semana después de haber terminado, pensé que te vería ese día, pero no apareciste y una vez más me encontré esperándote en un lugar al que no ibas a llegar. Recuerdo haber bebido dos vasos de alcohol, sabes que no tengo tolerancia con la bebida así que fue suficiente, el resto de las bebidas no los conté. Estaba divirtiéndome, pero inevitablemente mi mente viajaba al otro lado de la ciudad, allá en donde probablemente estabas descansando después de un largo día de trabajo, jugando videojuegos tal vez, viendo películas quizá.




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