Excalibur.

Capítulo 1.

POV. Serena.

No quería creerlo, a pesar de ver la evidencia frente a mis ojos. El internet no mentía y en este caso Wikipedia tampoco.

El chico era una maldita estrella de rock.

Los recuerdos de esa noche atraviesan inevitablemente mi cuerpo, estremeciéndome.

Solo bastó levantar una ceja para que se acercara a mí. Las palabras sobraron. Tomó mi mano y como si nos conociéramos de siempre apretamos nuestros dedos tan juntos que no pudieran separarse. Sabía lo que sucedía a pesar de que no estaba por completo sobria. Nos dirigimos a la parte superior de la fiesta y todo lo que recuerdo fue el frenesí, las manos volando por todas partes, sus labios besando las áreas más nerviosas de mi cuello.

Y así como comenzó terminó todo.

No tenía caso quedarme más tiempo en la fiesta, pensé en su momento, solo quería descansar y pretender que nunca me había acostado con un desconocido.

Las semanas siguientes a la fiesta mi vida siguió su curso. Continúe con las clases en la universidad, trabajaba a medio tiempo en una cafetería y por las noches veía películas de terror para olvidar a Mateo y su maldita infidelidad. El orgullo pesaba más que el dolor por la ruptura.

Jamás volví a pensar en ese chico, hasta que me di cuenta.

Y ahora estoy con esta inesperada noticia, consecuencia de mis malas decisiones. 

Tener hijos siempre fue una idea presente para mí, algo futuro que podría suceder cuando Mateo y yo nos estableciéramos. Claro, con todo lo que sucedió esas ideas se desvanecieron por completo. El hecho de que ahora este sucediendo hace que explote mi cerebro.

Las dudas son tu peor enemigo. ¿Estoy lista para esto? ¿Estoy preparada para que un bebé llegue a mi vida y la cambie por completo?

Convertirme en madre. Que una personita dependa completamente de mí y de mi cuerpo por los próximos meses. Es una locura.

Tengo una buena vida. Claro, olvidando al desgraciado de mi ex, pero tengo gente que me ama y se preocupa por mí. Mis padres, mi hermana, mis amigos, todos estarán sorprendidos con esto.

Sin embargo, la alternativa… no entiendo por qué cada vez que pienso en mi futuro sin este embarazo mis pensamientos se vuelven silenciosos.

Logré conseguir el número de teléfono del tal Arturo, pero aun así no pude tomar el móvil y llamarle o enviarle un mensaje. Vaya, ni siquiera sabría cómo comenzar. Tal vez con un “Hola, ¿te acuerdas de mí?, tú y yo tuvimos un polvo hace tres meses, y bueno, ahora estoy embarazada. ¿Quieres que sea niño o niña?”.

Si, no parecía una conversación que me gustara hacer.

Sabía que tenía que buscarlo, era lo correcto, pero el miedo de que simplemente no quisiera saber o se hiciera el desentendido, me detenía.

**

—No has contestado mis llamadas desde hace dos semanas, ¿qué es lo que te sucede?

Sabía que estaba en problemas en el momento en que vi a mi hermana mayor frente a la puerta de mi departamento.

Por obvias razones había estado evitando toda comunicación con mi familia, sobre todo porque ellos tienen un sexto sentido para todo. La verdad es que yo misma soy la que se hace excusas sobre hablar con ellos, simplemente pensando que lo resolveré y le llamaré a ese chico antes de contarles que estoy embarazada.

Pero claro, mi hermana pudo oler que estoy rehuyendo de todo y no pudo esperar para venir a verificar que sigo viva y saber qué es lo que escondo.

—Hola buenos días, cómo estas, yo muy bien gracias.

—No te hagas la lista, ¿por qué no has contestado mis mensajes?

Suspiro.

—Entremos primero.

Giovanna me mira con desconfianza, pero hace lo que le digo.

Inmediatamente me alejo lo más posible de ella, lo que la alarma de inmediato.

—Antes de que enloquezcas, quiero contarte la verdad, de hecho, lo quise hacer desde el primer momento en que lo supe, pero quería procesarlo primero.

Frunce el ceño mientras cruza los brazos. Permanece de pie incluso, lo que me dice que no está de humor como para hablar de banalidades. Ella quiere ir al grano.

—De acuerdo.

Asiento. Sé que en el momento en que lo diga en voz alta todo se hará realidad.

—Okey, solo no te vuelvas loca.

—Ya dime.

Bien, aquí voy.

—Estoy embarazada.

Silencio.

El rostro de Giovanna permanece inexpresivo. Sé con seguridad que en su cabeza las ideas vuelan. Sabe que he terminado con Mateo, que no nos hemos vuelto a ver desde que supe sobre su traición, y por más que intente cuadrar los tiempos mi condición ya sería visible si el bebé fuera de suyo.

—Di algo.

Shock total podría describir su rostro.

—No sé qué decir.

—Lo que sea.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.