Excalibur.

Capítulo 4.

Con el pasar de los días he apreciado un poco más la situación por lo que es.

Si, las cosas no están en el mejor lugar, ni siquiera he terminado mi carrera y tampoco cuento con la certeza de un padre presente para mi hijo no nacido, pero tengo la seguridad de que quiero tener a este bebé cueste lo que cueste.

El bulto en mi vientre se hace notorio día con día y a pesar de que la gente lo sabrá en algún momento, aún no me atrevo a contarlo a viva voz.

Con Giovanna hemos comenzado a comprar cosas para el bebé y ropa de maternidad para mí. Ha sido un recorrido intenso en tiendas online y catálogos de ropa, pero poco a poco hemos comprado lo necesario. Creo que lo más importante es que me he hecho la idea de que estoy embarazada, que en unos meses me convertiré en madre y que un pequeño ser humano está creciendo dentro de mí.

Todo es tan surrealista. Claro, no le gana al hecho de que sé que estoy embarazada de un baterista, y no cualquier baterista, sino el de Excalibur, una banda muy famosa en México y en América Latina.

Después de esa llamada con Arturo, las cosas han sucedido de forma secuencial. Por supuesto quedamos de acuerdo en cuándo nos veríamos, me pasó su número y el número de su asistente y eso debió darme un respiro y sentirme más segura con respecto a la otra parte, sin embargo, una ligera sensación de desconfianza seguía incrustada en mí.

¿Qué clase de padre podría llegar a ser un chico con cientos de rumores sobre él y otras actrices y modelos? ¿Será posible creer que una familia podría formarse entre nosotros? ¿O que mi futuro bebé recibirá la atención que necesita de parte de su padre?  

—¿Lista? —pregunta Giovanna, regresándome a la realidad.

Desde el día en que supo la verdad me ha acompañado en todo momento.

Un escalofrío recorre mi cuerpo. Niego.

—Siento que voy a vomitar. No tengo idea de cómo verlo a la cara otra vez.

Giovanna deja la taza de café que estaba tomando en la mesita del comedor. Suspira.

—Creo que la respuesta a eso sería que te dejes llevar. Para él también ha sido un shock. No todos los días te enteras de que vas a convertirte en padre.

Giovanna me dijo que mantuviera la mente abierta, que todo podría llegar a solucionarse simplemente con la intención de querer hacerlo. Pensaba que estaba loca por decir eso, pero creo que tiene razón. No había pensado en lo que significaría para Arturo. Posiblemente debe de estar pasándola como yo, su mundo ha cambiado de un día para otro, su futuro y sus planes se han modificado con la noticia de que va a convertirse en padre.

—Esa es la única razón en la que puedo controlar mi desconfianza y a la vez dejar de ser demasiado egoísta con mis pensamientos y decisiones, Gio. Al final del día somos dos personas que están juntas en esto.

—Exactamente—, y como si fuera necesario, agrega—Al menos el padre de tu bebé es atractivo.

Ruedo los ojos.

—Que cosas dices, tonta.

—Digo, pudo haber sido peor. —dice en tono de burla.

—Eso es lo menos importante ahora Giovanna. ¿Qué tal si es un alcohólico o le gustan las drogas? Tengo mucho miedo.

Giovanna pierde la sonrisa. Asiente.

—Lo sé, lo lamento mucho fui superficial. Pero en lo que respecta a los espectáculos, Arturo Salas no es un artista con escándalos de ese tipo. Eso al menos podría tranquilizarte un poco.

—Un poco. —suspiro. —Bueno, es hora. Si no llegaré tarde.

—Te acompañaré.

—No. Tengo que hacer esto sola, y además necesito pensar. El camino al restaurante me dará ese momento.

—¿Segura?

—Si.

**

Mis manos sudan. Seco mis manos como puedo con mis pantalones en un intento por disminuir su humedad.

No sé qué es lo que va a pasar el día de hoy. He pensado en una variedad de escenarios y la mayoría no terminan muy bien. ¿Qué puedo esperar de un desconocido? Peor aún, ¿de un famoso baterista desconocido que me dejó embarazada en una fiesta universitaria?

A pesar de que mi madre y Giovanna me pidieron ser optimista y no dejar que mis miedos dominarán mi ánimo, es imposible no sentirse en pánico. 

Nos citamos en un restaurante cerca del centro de la Ciudad de México, un lugar tranquilo y privado donde es necesario reservar con antelación. Sin embargo, cuando tienes poder y fama eso es fácil de solucionar.

La prensa aún no se entera de todo esto. Es como si algo simplemente estuviera conteniendo la bomba antes de explotar. No estoy preparada para eso, y es algo que planeo comentarle a Arturo. No permitiré que mi bebé sea presentado al mundo como un espectáculo. Jamás. 

Al llegar al lugar hay una mujer esperando en la entrada. La reconozco al instante por las fotografías en internet. Es la asistente de Arturo.

Se acerca a mí sin expresión alguna. Me da escalofríos. Me pregunto si no es demasiado tarde para cambiar de opinión y regresar a casa.

Me acercó para darle la mano, pero simplemente la ignora y lidera el camino.




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