POV. Serena.
—Te ves mejor. —dijo Giovanna.
—Me siento mejor.
—Es un imbécil.
—No lo es. Además, no lo insultes, es el padre de mi hijo y la persona que se preocupa por mí.
—Eres increíble, todavía lo defiendes.
—¿Por qué no lo haría? Él no ha sido nada más que bueno conmigo, pero no me debe nada más. No me llenó de promesas, yo sola las creé en mi cabeza.
—Si, pero…
—Pero nada. Si quieres culpar a alguien es a mí.
Recuerdos de las últimas semanas regresan a mí.
Los primeros días fueron los más duros. Continuamos con nuestra dinámica de siempre, impulsada por mí, por supuesto. No quería que todo fuera incomodo, quería volver a lo que éramos. Con el paso de las semanas decidí dejar de enviarle mensajes al chat todos los días. No quería ser una carga molesta con la que tuviera que hablar todo el tiempo sobre cosas sin sentido como las clases o los vecinos molestos. De ahora en adelante sólo trataría aspectos del embarazo y mi salud. Eso era lo importante.
En la tercera semana después del “incidente” (como ahora lo llamaba), dejé de buscar su nombre en las redes. No quería ver su rostro todo el tiempo y el mundo del espectáculo al que pertenecía.
Probablemente el alejamiento fue muy evidente y la razón volaba sobre nosotros amenazando con caer, pero Arturo nunca se quejó y siempre fue paciente y silencioso al respecto. Eso me hizo respetarlo mucho más. Me dio mi espacio para comprender que entre nosotros no había más que compañerismo y cariño, y que no debía confundir amabilidad con amor. Ambos nos convertiríamos en padres, nuestras vidas dejarían de ser como las conocíamos. No podía permitir que un rechazo amoroso me desarmara, debía estar preparada para entregarle mi corazón a una personita que me entregaría amor incondicional.
Mi teléfono comenzó a vibrar… Un nuevo mensaje de Arturo.
Nuestra última interacción en el chat fue una lista que me había enviado Arturo de posibles nombres y apodos que podríamos ponerle al bebé. Sólo envíe un sticker con un pandita diciendo COOL.
Arturo: ¿Todo bien? ¿Qué haces?
Mensaje 8:59 a.m.
Serena: Hola. Camino a la facultad.
Mensaje 9:01 a.m.
Arturo: ¿Necesitas que te lleve?
Mensaje 9:01 a.m.
Serena: No, gracias. Tomaré el bus.
Mensaje 9:04 a.m.
Arturo: ¿Qué tal de regreso?
Mensaje 9:04 a.m.
Serena: Un amigo me llevará a casa, no te preocupes.
Mensaje 9:10 a.m.
Otro mensaje llegó, pero ya no eché un vistazo. Podía esperar.
**
POV. Arturo.
Las últimas semanas habían sido extrañas, pero lo entendía después de que rechacé la confesión de Serena. Pero lo de hoy, era algo que me hacia sentir ansioso. Sabía que Serena intentaba que todo entre nosotros fuera normal otra vez, a pesar del evidente alejamiento de su parte. Sin embargo, ambos entendíamos que estábamos unidos por el bebé y que era necesario hablar y llevarnos bien.
Pensé que lo que había hecho antes era lo correcto. Crear una relación sólida de compañerismo con base a respeto y cariño, pero lo único que logre fue confundirla.
¿Enamorada? ¿De mí? No comprendí en ese instante. O tal vez me negaba a hacerlo. Esos sentimientos sólo complicarían todo, y lo más importante era el bebé. Pero, demonios, la sensación de romperle el corazón me destrozó.
Con el paso de los días, de conocerla, comencé a sentir algo que nunca antes había sentido por alguien. Las ansias de querer protegerla, de verla feliz. Eran sensaciones que nunca había tenido. Pero las atribuí a la tarea de procurar el bienestar de la madre de mi hijo. Sin embargo, ya no estaba muy seguro de eso.
Verla molesta conmigo, ignorándome y sólo contestando mis mensajes para mantenerme tranquilo era horrible.
Yo la rechacé, maldición. Y no lo hice porque no me interesara o no me provocara atracción. Tengo miedo de que arruine las cosas entre nosotros y nos aleje. Lo mejor era dejarlo como estaba. Intentar ser amigos por el bien del bebé. Si nos desviábamos, probablemente Serene saldría lastimada. El mundo de la fama siempre destruía a las personas, y alguien como ella no soportaría la presión y las opiniones maliciosas. Si quería protegerla a ella y a mi hijo tenía que mantenerlos lejos de esto.
**
—Tendrás una cita con Mia Sosa.
Miré a mi publicista con el ceño fruncido.
—¿Por qué tendría que hacerlo?
—Pronto estrenará su próxima película y tú el nuevo videoclip. Si los fotografían juntos se creará una ola de buena publicidad en redes y con la prensa.
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Editado: 27.03.2024