Exmar: El despertar.

X. Punto de encuentro.

Brian observó, confundido, a la muchacha, y se preguntó si hablaba en serio. Desde que todo había comenzado sus vidas estaban en constante riesgo, y su situación parecía empeorar a medida que avanzaban. El joven no veía diversión alguna en todo eso, y el comentario de Lucía le había molestado.

— Estás loca –soltó, intentando no sonar demasiado duro–. No tenés idea de lo que estás diciendo –Jessica lo miró, sorprendida, mientras se ponía en pie para continuar hablando–. Acabás de aparecer y esta vez salió todo bien, pero, para algunos de nosotros, esta no es la primera vez que peleamos para salvar nuestras vidas. Esto no es un juego. Hay muchas cosas que todavía no sabes.

— Estás muy equivocado –respondió la joven, irritada por la actitud del muchacho–. Se bien lo que está pasando. Se mucho más de lo que ustedes saben. Ustedes no pueden ver más allá de las limitaciones de su vida humana. Yo, en cambio, siempre supe que había algo más, una razón por la que no encajaba, y cuando llegaron los sueños pude entender por qué. Recuerdo hasta el más mínimo detalle de nuestra vida pasada. Tengo presente cada lágrima, cada risa, y hasta el último centímetro de la espada que me quitó la vida desgarrándome la carne. Ustedes tuvieron algunos enfrentamientos. Yo los tuve todos en una sola noche, y se sintieron reales. Tal vez no sea divertido, pero es liberador, y esperaba que vos lo entendieras. También recuerdo al que fuiste, y por eso te busqué. Te busque hasta en sueños esperando que nuestro reencuentro valiera la pena, pero no esperaba esto. Supongo que me equivoqué al pensar que tendrías algo de aquel guerrero que amé. Al parecer, las cosas que no sé no están en mi pasado, sino en mi presente, y quién sos es una de ellas.

Cuando acabó su discurso, bajó la mirada negando con la cabeza, dio media vuelta y se marchó en dirección a las hermanas que continuaban en el mismo lugar. Evelyn, incomoda por la situación, decidió acompañarla. Brian permaneció en silencio, asimilando las palabras que acababa de oír. No acababa de comprenderlas, pero notó en ellas la decepción de la muchacha y se arrepintió de su arrebato.

— Creo que metiste la pata –se burló Víctor–. No me sorprende, llevabas tiempo sin hacer algo estúpido.

— Víctor, callate –respondió el joven, y se alejó.

Había esperado encontrar a la muchacha de su sueño desde que salió de su casa, y ahora que al fin la tenía en frente, lo había arruinado por un comentario imprudente. Abandonando su orgullo, se acercó a donde se encontraban las chicas y pidió un momento para hablar con Lucía. Antes de que dijera una palabra, la muchacha lo detuvo.

— Si vas a disculparte, no es necesario –señaló–. Entiendo que la situación es agobiante y difícil de manejar. Yo puedo ver las cosas de otro modo porque, por alguna razón, tengo más recuerdos que vos, pero no debo molestarme solo porque no lo entendés.

— No debí tratarte así –respondió Brian sin poder mirarla a los ojos–. Últimamente estoy siempre de mal humor. Descubrí que mi destino es ser alguien que no soy, y me aterra no serlo nunca. Si no te molesta, quisiera empezar de nuevo.

La joven lo miró y esbozó una sonrisa enternecida.

— Lo siento. Aunque solo tuviste una mala reacción, hay algo de lo que dije que sigue siendo cierto: no sos Anghell. Cuando llegue el momento en el que logres descubrirte, voy a estar esperándote. De momento, es mejor mantener la distancia.

Brian sintió que algo en su interior se rompía, pero sabía que la chica tenía razón. Cada lugar, cada persona, cada criatura que encontraba en su viaje, le recordaba quien era y quien debía ser. Contrario a lo que creyó el día que comenzó su travesía, no bastaba creer en el mundo fantástico que lo rodeaba para ser el héroe de su aventura. Tenía mucho que aprender, mucho que cambiar, pero no estaba seguro de poder hacerlo solo.

Sin nada que agregar, se unieron al resto de sus compañeros y regresaron a la casa de Jonathan. Una vez allí, Lucía se presentó con más detalle y les informó que Dalhila debía hablar con ellos antes de continuar el viaje. Los jóvenes, demasiado cansados, protestaron al unísono.

La espera les pareció eterna. Lentamente, la noche comenzaba a llegar a su fin y aún no había señales de la misteriosa mujer. Sobre las últimas horas, poco antes de que el sol dejara ver sus primeros rayos, una silueta apareció a la mitad del patio trasero. Los siete salieron rápidamente a su encuentro, esperando recibir la noticia de que el viaje había llegado a su fin.

— Al fin, jóvenes guerreros, han logrado reunirse –pronunció Dalhila–. Temo que se avecinan grandes problemas, por lo que no pueden quedarse en este lugar. Sin embargo, también es peligroso que recorran el camino hacia nuestro punto de encuentro. Solo hay una forma de llegar a salvo, y es aprendiendo a dominar el poder que les es propio. Jessica es la única que ha logrado desarrollarlo en esta vida, y por eso será quien les enseñe. Para lograrlo, la Madre Noche será su aliada y les dará las fuerzas necesarias. Descansen durante el día y comiencen a trabajar cuanto antes.



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Editado: 25.07.2018

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