Después de la reunión - Cont.
Shaun
Nos apartamos sobresaltados en el mismo momento en que la puerta se abría y la figura de Jason Green se recortaba en ella.
—¡Elizabeth! -exclamó entre sorprendido y disgustado.
—¡Jason!
—¡Estaba preocupado por ti! ¡No contestas tu teléfono!
—Estaba ocupada -respondió ella, turbada.
—Ya veo -dijo él con desagrado-. ¿En serio, Lizzy? ¿Con él? -inquirió con tono de desdén, señalándome con su pulgar sin mirarme.
—¡Jason, no me avergüences! -exclamó ella molesta- ¡Espérame en la sala!
››Lo siento -agregó, dirigiéndose a mí por lo bajo-, debes marcharte.
—Me quedaré contigo, no te dejaré enfrentar sola a tu hermano -le dije con firmeza.
—Debes dejarme. Podría ponerse feo para ti.
—No me importa, me quedo.
Entonces ella se dirigió a la sala y yo la seguí.
Jason aguardaba de pie, demasiado nervioso como para sentarse, por lo que yo tampoco me senté mientras Elizabeth ocupaba su lugar en el sillón.
—¿Dónde está Noah? -disparó primero Jason.
Le importaba su sobrino y eso estaba bien.
—Durmiendo, así que no grites -le respondió, calmada, Elizabeth.
—¿Qué haces vestida así? ¿Qué haces con él? -se atropellaban las preguntas en su boca- Disculpe, doctor -agregó dirigiéndose a mí-, pero es mi hermana y la cuido. Usted tiene muchas oportunidades con un millón de mujeres, ¿por qué no busca por otro lado? Ella es buena persona, tiene un hijo que cuidar, es madre soltera y se sacrifica por él, ya ha sufrido mucho. Usted sólo podría lastimarla.
Todo eso lo dijo casi sin respirar, y me revelaba con absoluta claridad el concepto que tenía de mí.
No lo culpaba, me lo había ganado.
—No es lo que piensas, Jason… -comencé, pero fui interrumpido por la mano levantada de Elizabeth.
—Siéntate -le ordenó a su hermano.
Éste obedeció a regañadientes, por lo que yo también me senté.
—Con Shaun hemos forjado una amistad que comenzó hace seis semanas… ¡No me interrumpas! -le dijo con firmeza ante el intento de su hermano de volver a hablar- Si bien he trabajado con él por algunos años, en este último tiempo lo he conocido más profundamente y descubrí que es una buena persona, y creo que no me haría daño porque quiere mucho a Noah, y si lo hiciera eso lo alejaría.
››Sin entrar en detalles te diré que hoy tuvimos un almuerzo en un club de Boston en el cual le ayudé con un asunto, y por eso me ves vestida así, tan elegante.
››Eso es todo lo que puedo decirte.
—Pero… cuando llegué… No es así como despides a un amigo…
—Es verdad, pero fue la primera vez que sucedió -dijo ella sonando insegura-. Y desearía que no fuera la última… Creo… creo que me enamoré, Jason -agregó sin mirarme-... Pero te pido, hermano, que por una vez me permitas equivocarme si ese es mi destino. Hace mucho tiempo que me aparté del mundo y me gustaría, aunque sea un poquito, asomarme de nuevo.
Sus palabras me dejaron sin habla. La emoción nubló mis sentidos y sólo escuchaba en mi mente “creo que me enamoré”. Quería gritarle “¡te amo!” “¡yo también te amo!” pero la voz no acudió y tampoco podía moverme.
El primero en oír el beeper fue Jason. Mi vista estaba encadenada a Elizabeth y apenas si escuché lo que ambos me decían:
—¡Doctor, su beeper está sonando!
—¡Shaun, tu beeper!
Regresé con dificultad de la nebulosa y entonces sentí la vibración en mi cintura. Miré la pantalla: OR STAT, lo que significaba: Sala de operaciones, intervención inmediata, por lo que me puse de pie rápidamente y con un movimiento de cabeza me esforcé por sacudir la turbación.
—Tengo cirugía -le dije a Elizabeth, disculpándome por abandonarla en ese momento.
—Yo también -dijo Jason, para mi sorpresa, mirando su propio beeper.
A continuación, envolvió a su hermana en un abrazo y la acarició con cariño, despidiéndose.
—Después seguimos hablando -le dijo por lo bajo.
Yo salí tras él, y al llegar a la puerta, secundado por Elizabeth, me volteé y le robé un breve beso, para llevarme su sabor.
—Mañana hablamos -susurré.
* * *
—Bisturí -dije a secas, profundamente concentrado.
Jason me pasó el instrumento en silencio.
—Incisión -anuncié al residente.
—¿Qué tal el almuerzo? -preguntó el anestesista, sin apartar la vista del monitor.
—Bien -respondí-. Mucha gente exitosa y feliz.
James rió, pero Jason se mantuvo serio y callado.
—Pinza -pidió el residente y a continuación despejó el área para que yo trabajara.