Familia de Alquiler

CAPÍTULO 20

Después de la reunión - Cont.

Shaun

Nos apartamos sobresaltados en el mismo momento en que la puerta se abría y la figura de Jason Green se recortaba en ella.

—¡Elizabeth! -exclamó entre sorprendido y disgustado.

—¡Jason!

—¡Estaba preocupado por ti! ¡No contestas tu teléfono!

—Estaba ocupada -respondió ella, turbada.

—Ya veo -dijo él con desagrado-. ¿En serio, Lizzy? ¿Con él? -inquirió con tono de desdén, señalándome con su pulgar sin mirarme.

—¡Jason, no me avergüences! -exclamó ella molesta- ¡Espérame en la sala!

››Lo siento -agregó, dirigiéndose a mí por lo bajo-, debes marcharte.

—Me quedaré contigo, no te dejaré enfrentar sola a tu hermano -le dije con firmeza.

—Debes dejarme. Podría ponerse feo para ti.

—No me importa, me quedo.

Entonces ella se dirigió a la sala y yo la seguí.

Jason aguardaba de pie, demasiado nervioso como para sentarse, por lo que yo tampoco me senté mientras Elizabeth ocupaba su lugar en el sillón.

—¿Dónde está Noah? -disparó primero Jason.

Le importaba su sobrino y eso estaba bien.

—Durmiendo, así que no grites -le respondió, calmada, Elizabeth.

—¿Qué haces vestida así? ¿Qué haces con él? -se atropellaban las preguntas en su boca- Disculpe, doctor -agregó dirigiéndose a mí-, pero es mi hermana y la cuido. Usted tiene muchas oportunidades con un millón de mujeres, ¿por qué no busca por otro lado? Ella es buena persona, tiene un hijo que cuidar, es madre soltera y se sacrifica por él, ya ha sufrido mucho. Usted sólo podría lastimarla.

Todo eso lo dijo casi sin respirar, y me revelaba con absoluta claridad el concepto que tenía de mí.

No lo culpaba, me lo había ganado.

—No es lo que piensas, Jason… -comencé, pero fui interrumpido por la mano levantada de Elizabeth.

—Siéntate -le ordenó a su hermano.

Éste obedeció a regañadientes, por lo que yo también me senté.

—Con Shaun hemos forjado una amistad que comenzó hace seis semanas… ¡No me interrumpas! -le dijo con firmeza ante el intento de su hermano de volver a hablar- Si bien he trabajado con él por algunos años, en este último tiempo lo he conocido más profundamente y descubrí que es una buena persona, y creo que no me haría daño porque quiere mucho a Noah, y si lo hiciera eso lo alejaría.

››Sin entrar en detalles te diré que hoy tuvimos un almuerzo en un club de Boston en el cual le ayudé con un asunto, y por eso me ves vestida así, tan elegante.

››Eso es todo lo que puedo decirte.

—Pero… cuando llegué… No es así como despides a un amigo…

—Es verdad, pero fue la primera vez que sucedió -dijo ella sonando insegura-. Y desearía que no fuera la última… Creo… creo que me enamoré, Jason -agregó sin mirarme-... Pero te pido, hermano, que por una vez me permitas equivocarme si ese es mi destino. Hace mucho tiempo que me aparté del mundo y me gustaría, aunque sea un poquito, asomarme de nuevo.

Sus palabras me dejaron sin habla. La emoción nubló mis sentidos y sólo escuchaba en mi mente “creo que me enamoré”. Quería gritarle “¡te amo!” “¡yo también te amo!” pero la voz no acudió y tampoco podía moverme.

El primero en oír el beeper fue Jason. Mi vista estaba encadenada a Elizabeth y apenas si escuché lo que ambos me decían:

—¡Doctor, su beeper está sonando!

—¡Shaun, tu beeper!

Regresé con dificultad de la nebulosa y entonces sentí la vibración en mi cintura. Miré la pantalla: OR STAT, lo que significaba: Sala de operaciones, intervención inmediata, por lo que me puse de pie rápidamente y con un movimiento de cabeza me esforcé por sacudir la turbación.

—Tengo cirugía -le dije a Elizabeth, disculpándome por abandonarla en ese momento.

—Yo también -dijo Jason, para mi sorpresa, mirando su propio beeper.

A continuación, envolvió a su hermana en un abrazo y la acarició con cariño, despidiéndose.

—Después seguimos hablando -le dijo por lo bajo.

Yo salí tras él, y al llegar a la puerta, secundado por Elizabeth, me volteé y le robé un breve beso, para llevarme su sabor.

—Mañana hablamos -susurré.

* * *

—Bisturí -dije a secas, profundamente concentrado.

Jason me pasó el instrumento en silencio.

—Incisión -anuncié al residente.

—¿Qué tal el almuerzo? -preguntó el anestesista, sin apartar la vista del monitor.

—Bien -respondí-. Mucha gente exitosa y feliz.

James rió, pero Jason se mantuvo serio y callado.

—Pinza -pidió el residente y a continuación despejó el área para que yo trabajara.




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