Familia por casualidad

13

¿Sabes qué lección aprendí de esta situación? Te la diré: no debes ponerte gafas de color de rosa y mirar este mundo a través del prisma de una actitud normal y positiva hacia las personas, sino tratarlas como se merecen. Si una persona es adecuada, debes comunicarte con ella en consecuencia. Si está un poco mal de la cabeza, es mejor mantenerla alejada de ti. Por eso, el día en que mi amiga me dio una noticia tan espantosa sobre ese bastardo de Dennis, pensé en una cosa, y un par de días después estaba completamente convencida de ello.

Merece la pena echar de tu vida a esas personas que te la estropean y le añaden un hedor con sus desagradables acciones y palabras. Y no importa si es un hombre al que ves por primera vez en tu vida o tu madre que quiere mezclarte con mierda. Incluso diría que la segunda opción es peor, porque un desconocido básicamente no es nadie para ti, y un miembro de la familia siempre conoce tus debilidades y las golpeará hasta que llores y salgas corriendo a sentir lástima de ti misma. Así es exactamente como era mi madre, así que ¿qué sentido tiene mantener algún tipo de relación con ella? ¿Por el bien de tu hermana? Una buena razón, pero creo que ella crecerá y entenderá mi decisión de cortar toda comunicación con sus padres. Si es que aún no lo ha entendido, porque mi hermana es una chica bastante lista y sabe quién es quién y quién vale qué.

- Viola, déjalo todo, que ha venido tu madre a verte, - me dijo mi supervisora inmediata en la farmacia, Elsa, y me hizo arrancarme de los botes y paquetes varios en los que había estado trabajando y clasificando según mis necesidades. Decidí volcarme en mi trabajo y concentrarme en él, para no pensar en lo que había sucedido aquella noche tan notoria. Además, mis estudios habían terminado, por lo que ahora podía trabajar un turno completo y agotarme hasta quedarme seca. Es decir, llegaba a casa y me desplomaba en la cama, agotada, porque acababa de pasar de doce a catorce horas de pie durante el día.

- Quería pedirle a la mujer que le dijera a mi madre que hoy no había ido a trabajar, que me había ido a comer o a otra cosa, para mandar a mi pariente lo más lejos posible. Pero, en primer lugar, me di cuenta de que mi jefe tendría muchas preguntas para mí después, y no quería compartir mis problemas familiares con nadie. Y en segundo lugar, mi madre es muy persistente, así que si no consigue una reunión conmigo hoy, seguro que lo consigue mañana o pasado mañana. Sería un gran placer para ella chuparle moralmente todos los jugos a un bruto tan desagradecido, que sin duda pensaba que yo era.

- ¿Por qué demonios no contestas a mis llamadas? ¿Has perdido los nervios? - Bueno, ¿qué te dije? En cuanto salí, donde me esperaba mi pariente, se apresuró inmediatamente a aclarar la situación con nuestras relaciones "familiares".

- Mucho trabajo, - sabía perfectamente que con estas palabras desencadenaría en ella una nueva tormenta de emociones que me levantaría y me golpearía con todas mis fuerzas contra el asfalto, pero fue lo único que se me ocurrió. Lo único que no le sonaba tan increíble a mi madre, porque si le decía la verdadera razón por la que no contestaba...

- ¿Así que tu trabajo es más importante para ti que tu madre, tu padre, tu hermana? ¿Es eso lo que quieres decirme? - Dios mío, le va a dar un infarto aquí y ahora, ¿por qué tengo que hacer eso? Entonces voy al hospital, le llevo fruta, finjo que estoy muy preocupada por ella y le deseo una pronta recuperación. Aunque ella sólo me desea lo peor...

- No, no lo he dicho yo, lo ha dicho usted, - no tenía ninguna gana de venir a la que fue mi casa, pero si las cosas siguen así y mi madre no se calma, no tendré trabajo, porque veo por el rabillo del ojo que la gente a mi alrededor empieza a mirar nuestra discusión y a prestar oídos. Y por alguna razón, estoy cien por cien seguro de que Elsa claramente no necesita una empresa de relaciones públicas que apestará.

- Ah, ¿así que yo soy la mala, la que te ha criado tan mal? Eso es lo que intentas decirme, ¿no? - De nuevo, esas lágrimas babeantes volando en todas direcciones, esos ojos enloquecidos que recuerdo de mi infancia, cuando mi madre quería acusarme de todos los pecados del mundo

- No, eso no... - quise calmarla de alguna manera, detener de algún modo ese torrente de emociones que arrasaba con todo a su paso, pero de pronto me sentí tan mal, que al instante quise vomitar.

- Eh, ¿a dónde vas? ¡Vuelve aquí, cabrón desagradecido! - oí a mi espalda, pero en realidad no me importaban esos insultos, porque ahora sólo tenía un objetivo: llegar al baño lo antes posible y no avergonzarme...

Estoy tan jodido que me lo dice mi propia madre....

¡¡¡Mi nueva historia ya está en mi página!!!

Niñera a convenir

¡Tengo problemas! Sí, estos fueron los pensamientos que me vinieron a la cabeza cuando me enteré de que tendría que sustituir a mi madre como niñera. Y no, no es que no me gusten los niños. El niño que voy a cuidar es un angelito. Pero no puedo decir lo mismo de su padre. No nos llevamos bien desde el principio, desde el mismo momento en que decidí hacer una broma sobre él en un sitio de citas. Pero no tenía ni idea de que el destino decidiría gastarme una broma cruel y ponerme cara a cara con este imbécil. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Él ni siquiera oculta el hecho de que tiene la intención de aprovecharse plenamente de mí. Y no puedo renunciar a este trabajo porque le prometí a mi madre. ¿Cómo puedo negociar con alguien que quiere castigarme por mi estúpida broma?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.