- ¿Estás seguro? - Stasia me lanza una mirada como si aún quisiera disuadirme de esta estúpida idea, y para ser sincero, yo tampoco creía que fuera lo ideal, pero merecía la pena intentarlo. Tenía que sacar a ese pavo del bosque.
- Hagámoslo y olvidémonos del asunto, - he decidido cien veces que esta es una buena oportunidad, y ciento y una veces más he desistido de este maldito asunto, así que para no seguir comiéndome a mí misma con estos pensamientos, pulso el botón de marcar. El número de Dennis. Le paso el teléfono a mi amigo.
- Sí, - en cuanto oigo su voz en el altavoz, inmediatamente me invade una oleada de recuerdos de este hombre, del hombre que me utilizó y con el que tendré un hijo dentro de nueve meses... Si tuviera que comunicarme con este hombre ahora mismo, probablemente no sería capaz ni de decir una palabra, así que es genial que Stasia tenga que hablar con este bastardo.
- Hola, me llamo Milana, estoy realizando una encuesta social para la revista en la que trabajo. ¿Tienes un minuto libre? - Se suponía que Den nunca iba a saber quién llamaba y por qué, así que su amiga no solo se presentó con un nombre falso, sino que compramos una tarjeta SIM específicamente para esta conversación y, para asegurarnos de que este imbécil no levantara sospechas, también nos descargamos una aplicación en el móvil que cambia las voces reales de la gente. Las cambia hasta hacerlas irreconocibles. Así que aunque Dennis hubiera querido averiguar la verdad, habría sido bastante difícil, casi imposible. Y como el tema de la conversación no era nada tan escandaloso, seguro que se olvidaría de esta conversación en unos cinco minutos.
- Bueno, - refunfuñó el hombre al otro lado de la línea, Dendo a entender claramente que no quería continuar la conversación, pero era un acierto que Den siguiera con nosotros y no terminara la llamada. Esa también era una posibilidad, y habría sido un completo fracaso de lo que yo creía que era un gran plan.
- Nuestra revista está realizando una encuesta sobre las familias monoparentales y nos interesaría conocer tu opinión. La encuesta es anónima, así que no tienes que preocuparte por responder a las preguntas. - Stasia hizo un gran trabajo, ni siquiera le tembló la voz y no se confundió en nada de lo que tenía que decir.
- Te doy tres segundos y termino la llamada. No tengo tiempo para estos preliminares.
¡Qué cabrón! No tiene tiempo... Debería haber aprovechado mejor ese tiempo, y ahora mira qué venerable pavo real tenemos en el horizonte.
- Vale, gracias. ¿Qué opinas de las mujeres con hijos que no tienen marido? - Me refiero a mí, a mí y a una mujer con un hijo que no tiene marido. Así es como se diseñó este plan.
- Ellos están ahí, así que ¿qué me importa, eso es todo? - Bueno, eso es una especie de respuesta, para ser honesto... Es lo mismo que decir que los árboles están ahí, pero ¿para qué sirven? ¿Es así como funciona?
- No, la pregunta es otra, - mi amigo pareció tomar más aire y dijo, -¿Saldrías con una mujer que tiene un hijo? ¿Podrías entablar una relación con ella?
En ese momento, antes de que Den contestara, contuve la respiración y todo mi cuerpo se tensó. Al fin y al cabo, su respuesta determinaría si volvería a intentar establecer comunicación con él y le sorprendería con la noticia de que iba a ser padre. Un niño debe tener tanto un padre como una madre, así que si él quiere... Todo depende de él y de su deseo.
- Aahahaha, - una risa salvaje llegó a través del teléfono, y si hubiera sabido que no era un hombre al otro lado del teléfono, habría pensado que era un caballo, era tan fuerte y salvaje, - no, por supuesto, no necesitaba un dolor de cabeza en forma de niño.
Lo siento, niña, pero no tengo otra opción... Haré todo lo que esté en mi mano para hacerte feliz o infeliz, pero nunca conocerás a tu padre biológico. Él te entregó voluntariamente...
***
- Vi, ¿puedo hablar contigo un momento? - Mi jefa me aparta de mi trabajo y me obliga a mirarla.
- Sí, claro, ¿pasa algo? - pregunto preocupada, pero en el fondo espero que todo esté bien, porque no puedo dejar que pase nada. Últimamente, lo único bueno en mi vida es el nacimiento de mi hijo, y todo lo demás es más o menos... Así que ahora definitivamente no puedo dejar que pase nada, porque tengo un niño pequeño en mis brazos al que hay que alimentar, abrigar y proporcionarle todo lo necesario.
- No, todo está bien, no se preocupe, la mujer me dedica una cálida sonrisa que me hace calmarme un poco y detener el temblor de mis manos que comenzó en cuanto Elsa apareció en esta pequeña farmacia. - Siéntese, tengo algo interesante para usted.
Al mismo tiempo, me acerca una silla para que no me caiga por lo "interesante" que tenía para mí, así que apoyo el talón en un soporte firme y miro fijamente a la encargada como si fuera una serpiente capaz de hipnotizarme con la mirada.
- Vee, querida, dime... ¿piensas dedicar toda o casi toda tu vida a la farmacia? - Esta pregunta no mejoró mi estado de ánimo, sino que hundió mi cerebro en el rincón más profundo, como un conejo asustado que oyera un susurro entre los arbustos.
- Bueno... sí, pienso hacerlo, - respondí con sinceridad, porque realmente quería seguir trabajando en esta dirección y, por lo tanto, me sinceré con mi jefe. Pero por alguna razón, la verdad no me reconfortó, al contrario, empezaron a rondar por mi cabeza amargos pensamientos de que Elsa diría ahora que mis planes no estaban destinados a hacerse realidad y que debía coger mis cosas y largarme de esta farmacia hoy mismo. Aunque parecía que hacía bien mi trabajo, diligente y concienzudamente, y mi mujer me apoyaba a menudo en los momentos difíciles de mi vida, una relación laboral es una relación laboral. En el último año y medio, Elsa se ha convertido en una unidad de trabajo importante en nuestra ciudad, ha hecho buenas conexiones y es obvio que en uno o dos años más la ascenderán. Para ser sincero, esperaba ser yo quien la sustituyera en este puesto cuando ella avanzara en su carrera, pero... Supongo que va a tener que ser una quimera.