Familia por casualidad

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- ¿Vas a una fiesta? - me pregunta el taxista, sacándome de mis pensamientos, en los que me estaba preparando para una buena entrevista. Me da igual quién esté sentado frente a mí durante la entrevista, ya sea una secretaria, una limpiadora o el mismísimo Dios, lo principal para mí es conseguir un trabajo en esta empresa. Porque si consigo trabajar aquí al menos un año, y más aún en un puesto así, entonces se me abrirán todas las puertas de otras grandes empresas de nuestra ciudad. E incluso en todo el país, porque este Oleg Valerievich tiene realmente una de las empresas punteras y modernas.

- No, para una entrevista, - respondo al hombre sin pensármelo dos veces, e intento forzar una sonrisa por decencia, aunque sin duda elegiría un lugar en el que él se quedara callado y me llevara cuanto antes al edificio indicado.

- Ah, para una entrevista, - el taxista me devuelve la sonrisa, pero es grasienta, sin ningún atisbo de la decencia que quería construir entre nosotros. Y lo que es más importante, me mira las piernas desnudas como si fuera a parar el coche y pasar al asiento trasero en cualquier momento, porque allí es mucho más interesante...

El hombre demuestra con todo su aspecto que entiende perfectamente cómo iba a pasar yo esta entrevista. Y que definitivamente no voy a ganarme a mi posible futuro jefe con mi cerebro.

Vuelvo los ojos hacia la ventanilla para evitar ver a este insolente y, al mismo tiempo, tiro de este maldito vestido lo más ajustado posible por encima de las rodillas para ocultar mis piernas, que, debido a que los asientos de este coche también son bastante altos, quedaban expuestas de forma bastante provocativa.

¡Stasia es una ayuDente del demonio! Le voy a dar unos buenos azotes por ese maldito consejo. No importa cómo fue la entrevista, para bien o para mal, nunca la perdonaré. Me hizo ponerme el vestido más corto que tenía en mi arsenal y me empujó hacia la puerta con gritos motivadores de “el puesto es tuyo, ni lo dudes”. Y como no tenía tiempo para protestar contra las acciones de mi amiga, tuve que llamar a un taxi e ir a la dirección correcta tal y como iba vestida.

¿Dónde compré este vestido? ¿Para qué evento? ¿Estaba pensando con claridad cuando compré esta obra de arte?

Como me queDen otros diez minutos, decido recordar dónde lo compré, y pronto caigo en la cuenta de dónde salió este vestido de mi armario. Lo compré a propósito para cabrear a mi madre cuando tuviéramos otra discusión y quería demostrarle que era adulta e independiente. Bueno, ¿qué puedo decir? Que fui una tonta entonces, y que lo sigo siendo ahora, porque voy subiendo las escaleras y en cada una de ellas este trozo de tela se eleva tanto que todo varón que se cruza en mi camino no hace más que quemarme con una mirada asesina por la espalda. El vestido deja volar la imaginación...

Por suerte, estoy sola en el pasillo cercano a la oficina que necesito, así que no llamo demasiado la atención y puedo apoyar mi quinto punto en una silla para refrescarme un poco después de esta búsqueda. Una búsqueda de increíble vergüenza y atención universal.

Espero sinceramente que el hijo de Oleg Valerievich no piense nada tan escandaloso cuando me vea con este vestido tan revelador. ¿Quién sabe qué clase de fruta es este hijo? Tal vez entienda mis indirectas, que no eran tales, y se ofrezca a “ganarse” este trabajo. O, por el contrario, resultará ser una persona muy estirada que no permite semejante comportamiento a los posibles subordinados de su padre y me mandará a la calle. Es decir, a casa. A casa con mi hijo y con Stasia, que debería recibir lo que se merece por sus “increíbles” consejos.

Me obligo a cambiar mi atención para observar el interior de este edificio y mirar a mi alrededor e incluso imaginarme viniendo a esta oficina todos los días y trabajando incansablemente por el bien del feliz futuro de mi hijo, y el mío propio, por supuesto. Decido que si todo va bien y me aprueban para este puesto, esta será mi nueva etapa en la vida, donde primero me recuperaré un poco y luego pensaré en arreglar mi vida personal. Al fin y al cabo, el tiempo pasa, no me hago más joven y mi hijo necesita un padre, así que la idea de conocer a alguien ya no me parece tan mala. Al contrario, el amor es bueno, el amor motiva y te da alas. Es un sentimiento muy luminoso y maravilloso.

Me doy a mi misma tal optimismo, visualizo estos sueños, e incluso una sonrisa aparece en mis labios a partir de estos pensamientos, pero esto dura literalmente hasta el momento en que ÉL aparece en el horizonte. Un horror anDente del pasado... Que en este momento camina confiado en mi dirección....

Destino, ¿me oyes, y cómo es que estás ahí arriba? O donde quiera que estés, ¡maldito seas! Te estás riendo, ¿verdad? Me has tendido semejante trampa, y estás ahí sentado riéndote tranquilamente a gusto, ¿verdad? ¿Qué te he hecho de malo para que te burles así de mí? ¿Dónde demonios he hecho tanto mal?

Debe estar mal comunicarse con algo que no existe, porque puedes acabar en un manicomio muy pronto, pero ¿qué otra cosa puedo hacer si una pesadilla de mi pasado vuelve a mi vida y me la recuerda cuando apenas podía olvidarla? ¿Cuando la había dejado en el pasado y esperaba un futuro maravilloso? Pero parece que todo esto puede cambiar muy rápidamente si ÉL aparece de nuevo en el horizonte de mi vida...

- ¡Vamos a la oficina! Inmediatamente! - Esta pesadilla pasa literalmente a medio metro de mí, o incluso menos, y se dirige a mi figura en tono imperioso, sin dejar ninguna posibilidad de que Dennis haya aparecido accidentalmente en este edificio en este momento. El hombre no me miró mientras caminaba, porque estaba tecleando algo en su teléfono, y yo pude verlo perfectamente, porque estaba pegado a su silueta, como un hámster que mira a una boa constrictor y espera su muerte en cualquier momento...

¿Quizás debería olvidarme de él? ¿Quizá debería rendirme y correr a casa a llorar contra la almohada porque mis sueños no se van a hacer realidad y seguir trabajando en la farmacia? ¿Cogerme hoy un cubo enorme de helado y sentarme sobre él toda la tarde, saciando mi estómago y mi desesperación con dulces, y mañana, como siempre, levantarme temprano por la mañana para ir a mi trabajo de siempre y hacer mis cosas de siempre?




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