Familia por casualidad

30

- Muchas gracias, Dennis Olegovich, sin duda seguiré tu consejo, - no pude soportar más esta burla, así que escupí esta frase entre dientes y me escabullí lo antes posible de la escena en la que las dos palomas disfrutaban de la vida y se arrullaban dulcemente al oído.

Afortunadamente, Dios hizo entrar en razón a este pavo arrogante y no continuó con mi tortura personal. Después de otros veinte minutos de decirme todo tipo de tonterías sobre las relaciones y cómo resolver los problemas en estas relaciones (aunque a él mismo le vendría muy bien un buen especialista para poner cada cosa en su sitio en su cabeza), nuestro ponente anunció que todo el mundo podía retirarse. Salí volando de aquel auditorio como si tuviera un torpedo de cohetes en un sitio. No tenía el menor deseo de permanecer ni un segundo más en la misma sala con este imbécil arrogante y sus ovejas descerebradas.

- Viola, Viola, - quería salir cuanto antes del edificio y correr hacia mi casa, hacia mi hijito, hacia el sentido de mi vida, pero no podía escapar sin ser notada, aunque fingía no oír nada y seguía caminando como una autómata.

- Viola, espera, ¿a dónde vas? - Pues ya te digo que no soy muy buena velocista, porque ni siquiera pude alejarme de Rita, que parece querer algo de mí, y pronto aparece Anya en el horizonte. Está toda manchada y roja, pero sus ojos brillan igual que los de su amiga del trabajo. Oh, mi voz interior me está diciendo algo, o mejor dicho, me está gritando que la razón para detenerme no es una banal perogrullada.

- ¿Qué es? - No puedo ocultar la rabia que me hace hervir ante el engendro que se ha burlado de mí con tanto éxito, y lo ha hecho sin que nadie lo supiera. Por eso Rita y Anya estaban en el momento y el lugar equivocados, y definitivamente ahora no estoy de humor para dialogar con ellas.

- ¿Hay algo que quieras contarnos? - Nyu se une a su colega y me mira inquisitivamente, junto con Rita, como si yo fuera algún animal exótico traído de tierras lejanas, y no un ser humano como estas dos. Con brazos, piernas y la cabeza completamente llena de pensamientos sobre Dennis y su travesura. ¡Bastardo!

- ¿Yo? ¿Esperas que te invite a un café en honor a mi primer día de trabajo? Lo siento, pero hoy no puedo, mi hijo me espera en casa y ya llego tarde por culpa de este entrenamiento. Ya nos sentaremos en otro momento, - formulé la pregunta, la respondí yo mismo y, con una sensación de logro, me dispuse a seguir mi ruta prioritaria.

Pero es evidente que Rita es persistente hoy, si no ha conseguido un semental como Dennis, no me dejará salir de su trampa. La trampa de su mano, que utiliza para volver a agarrar mi extremidad y no dejarme dar un paso. Y empieza a ser muy molesto.

- No, no es por eso, - dice la chica, pero al ver mi mirada de insatisfacción con la que le doy la mano, sigue apartando su tesoro de mi cuerpo, - ¿qué era eso? ¿Has conocido a Dennis? ¿Por qué se comportaba como si os conocierais desde hace Dios sabe cuánto tiempo?

Sí. Parece que mis pensamientos sobre el hecho de que nadie adivinara nada durante este circo del tonto volaron de cabeza al abismo. Sin embargo, las extrañas acciones del hijo de nuestro gerente no escaparon a los inquisitivos ojos de estas dos perdices. Y probablemente no sólo de ellos...

- En primer lugar, no con Dennis, sino con Dennis Olegovich. Y en segundo lugar, no, no le conozco, ¿tiene alguna pregunta más? - Si uno de ellos vuelve a agarrarme del brazo e intenta detenerme, no puedo hacerme responsable. Puedo sentir mi tapa volando hacia arriba, y en cualquier momento puede aplastar a uno de ellos, o incluso a los dos, la tapa es grande, suficiente para todos ellos...

- Entonces, ¿por qué hace eso?

- No sé por qué lo ha hecho, ni qué ha querido demostrar con su actuación, pero debo asegurarle que no le conozco, y que nunca he tenido negocios con él en ningún sitio. Ahora permítame que le haga una reverencia, y hasta mañana.

Mi tarea inmediata fue calmar de alguna manera las caras de curiosidad de ambas chicas para que no se les metiera ninguna idea en la cabeza. Pero creo que mi misión fue un completo fracaso, porque ojalá la muy tonta no se hubiera dado cuenta de que algo andaba mal. La forma en que les contesté bruscamente, la forma en que me levanté de un salto y corrí hacia la parada del autobús. Piensan que incluso mi cara estaba tan roja de ira en ese momento que no se les escapó a las chicas. Parece que al intentar calmar su interés, lo avivé aún más... El primer día resultó ser no sólo un mal grupo, sino un fracaso evidente. Y este fracaso incluso tiene un nombre...

***

- Hola, ¿cómo te va sin mí? ¿Te las arreglaste? - Incluso después de un viaje a casa bastante largo, todavía no podía calmarme del todo de esta burla pública por parte de Dennis. Pero como me había prometido a mí misma que mi trabajo y otros problemas no afectarían a la educación de mi hijo, tuve que controlar mis emociones y reajustarme de una buena manera. Volví con mi hijo, con mi persona más cercana en todo el mundo de Dios, así que tengo que darle todo lo positivo que aún tengo. Por eso, cuando crucé el umbral del apartamento, me dirigí a Stasia con una nota potencialmente optimista.

- Hola... lo hemos conseguido, cómo no... - pero algo en mi amiga no apoyaba mi intento de recuperar el buen humor, y su tono de voz y su aspecto indicaban que algo iba mal

- Stasia, ¿pasa algo? Vi a la chica que tenía delante, y aunque estaba pálida, parecía estar sana e intacta, sobre todo porque llevaba a su hija en brazos. Entonces... - ¿Dónde está? ¿Qué le pasa?

Sólo un momento después, y las emociones de mi interior comenzaron a estallar con renovado vigor. Era otro huracán en mi alma, pero esta vez estaba relacionado con el hecho de que estaba preocupada por mi hijo. Mi ansiedad crecía por momentos, así que me quité rápidamente los zapatos e intenté adentrarme más en el apartamento, pero Stasia parecía querer impedírmelo, así que se interpuso en mi camino. En cualquier otro caso, la habría empujado a un lado y ni siquiera habría prestado atención a sus extrañas acciones, pero como mi amiga llevaba al bebé en brazos, me quedé congelada en el sitio y miré a la chica con cara de tonta.




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