Viola
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- ¿Has llamado a tu madre? - Dennis es el primero en romper el silencio después de que hayamos conseguido calmar a los niños y él y yo ya nos hayamos trasladado a la cocina. Si hace unos quince minutos quería que Stasia volviera cuanto antes y me ayudara con los niños, ahora no quiero hacerlo en absoluto... Y no porque no me alegre de ver a mi amiga, sino porque necesito aclarar las cosas con Dennis, y la pregunta que me ha hecho es una de las más importantes, no la principal, pero aun así
- No, pero...
- Ella no os molestará más a Dennis y a ti, puedes estar segura de ello, tu madre nunca jamás intentará haceros daño, - me asegura mi marido, y yo le creo. Muy pronto, mi madre cambió de planes, abandonó abruptamente su idea de quitarme a mi hijo, así que debió de haber algo tan grandioso y significativo que la hizo olvidarse de poner en práctica sus ruines ideas.
- Lo sé... Me escribió una nota en la que se disculpaba entre lágrimas, - diciendo que aún no podía creer que todo hubiera acabado tan bien. Ayer por la tarde estaba al borde de la histeria porque no tenía trabajo, ni gente a la que pedir dinero prestado, ni más ideas sobre cómo salir del lío... Y hoy, tanto mi trabajo como el asunto con mi madre se han resuelto. Y aquí está la persona que resolvió estos asuntos. La persona que me dejó con mi hijo y a la que estoy infinitamente agradecido.
- Lo siento, - sospechaba que Den me diría ahora que todo había sido obra suya, que él lo había arreglado todo, y que debía arrodillarme y agradecerle su ayuda (para lo que yo estaba preparada, porque daría cualquier cosa por mi hijo), pero el hombre se disculpó Y no sólo se disculpa para guardar las apariencias, porque es necesario, sino que veo remordimiento en sus ojos. Lo siente de verdad...
- Para que. - Sí, quizá me estoy obsesionando aún más con este tema, quizá estoy incomoDendo a Dennis, pero quiero saber lo que piensa, lo que opina y por qué se disculpa de verdad. Quiero averiguarlo porque no es un desconocido para mí... Como aquella noche después del club, sigo sintiendo que apareció en mi vida por una razón. Tengo un sentido en mi vida, tengo un hijo de él. Pero por alguna razón creo que esto no es lo único que nos une...
- Por lo que hice entonces... Por no estar ahí cuando nació mi hijo. Por no estar ahí cuando me necesitaste. Y, espera, quería poner mis cinco centavos en este monólogo, pero Dennis puso su dedo en mis labios, diciendo, cállate. Y en cualquier otra situación, habría explotado como un artefacto pirotécnico, si se tratara de otra persona, habría estampado mi puño contra ese dedo, y luego contra la cara de la persona por semejante descaro. Pero no ahora, no a su lado... Fue como una descarga eléctrica de su tacto, una ola de calor me cubrió y quise hacer cosas muy indecentes con ese dedo... El deseo más decente era simplemente saborear su dedo... ¿Te imaginas lo que podría haber pasado si me hubiera entregado por completo a mis sentimientos? - No digas que no me necesitabas. Que no me necesitabas y todo eso. Eso no es verdad. Tú lo sabes. Y yo lo sé. No nos mintamos a nosotros mismos, al menos. Porque este sentimiento es mutuo. Te necesito, te necesito de verdad. Lo negué, pensé que era una tontería rosa que se me había metido en la cabeza y no quería salir, pero no... Y aquella noche no fue para menos. Por algo estábamos en el mismo sitio. Nos fijamos el uno en el otro por una razón. Todo era por una razón...
- ¿Quieres decir que era una señal? - logré exhalar, porque me quedé sin aliento ante la confesión del hombre. No creía que fuera un mal tipo, no creía que fuera una causa perdida, pero oírle decir eso... No hace falta decir que hay un fuego ardiendo dentro de mí que sólo él puede apagar... Él es mi salvador personal de mis sentimientos.
- Un regalo del destino que no podemos ignorar...
- Y... ¿qué quieres decir con eso? - Y aquí llegamos a la pregunta más importante que me atormenta. Dennis vino a mí por una razón. Me dio este hermoso ramo, que ya es agradable a la vista, por una razón. Todo sucede por una razón...
- Empecemos de cero. Afortunadamente, mi marido, como debe hacer un hombre, toma todo en sus manos y dice lo que se le pasa por la cabeza. Pero yo tenía miedo de sugerírselo, no estaba segura de que realmente lo necesitara, y ahora...
- Quiero estar con él, quiero construir una relación con este hombre, pero hago esta pregunta porque soy mujer, y las mujeres aman con las orejas, así que...
- Dos personas que se aman, tienen un hijo hermoso, y pierden la cabeza cada vez que se encuentran en la vida... ¿No es una razón para darle una oportunidad a estos sentimientos?
Debería sonar como una pregunta, pero en lugar de un signo de interrogación, veo un signo de exclamación. Y no soy la única que ve esta señal, Dennis ya se ha decidido. Los dos sabemos lo que queremos, y lo queremos en común para los tres...
Епілог
- Dennis Olegovich, ¿no está ocupado? - Conecto el modo de trabajo del primer adjunto y pido permiso para ir al despacho de mi superior inmediato. Aunque esta pregunta es sólo para aparentar, ya estoy entrando flotando en el despacho.
- Para usted, Viola Andreevna, siempre estoy libre, - se suma a mi juego Den, que ha dejado de interesarse por los documentos que estaba estudiando y ahora sus ojos se posan en mí.
A estas alturas, ya debería estar acostumbrada a este tipo de mirada, en la que siento que estas capas de ropa son claramente innecesarias en mí, pero aún no lo hago. Cada vez es como si fuera la primera vez. Cada vez me siento como si llevara cien años sin ir al mar, y estoy tan ansiosa por tomar el sol a la orilla del mar que me quemo desde el primer día. Después de todo, la mirada de Dennis es como el sol en su cenit, tan abrasadora, tan deseable, tan seductora...
- ¿Qué quiere, Viola Andreevna? - me dice el jefe, y al mismo tiempo me afloja un poco la corbata del cuello, porque doy un paso tan seductor hacia su mesa, como si no estuviéramos en el lugar de trabajo, sino en algún desfile de moda, y yo fuera una de las mejores modelos del mundo. Muevo las caderas para que el hombre casi gire la cabeza, pero sigo respetando ciertas normas de decencia, porque le necesito con la cabeza sobre los hombros.