David
***
¿Qué demonios está pasando aquí otra vez? Esa fue la pregunta que se me ocurrió en el momento en que me encontré en el patio trasero de la casa de mi abuelo. Sí, estoy aquí otra vez. Sí, Renan me ha vuelto a llamar con el pretexto de que tiene asuntos serios. Y en tercer lugar, sí, vuelvo a ver a mi enorme y alocada familia, que esta vez, en lugar de correr alrededor de la piscina como toros locos y cacarear como gallos, está sentada en sillas frente a... ¿El escenario? Así es como hay que interpretar esta tarima, delante de la cual se han reunido todos mis "queridos" familiares. Los que están dispuestos a apuñalarse por la espalda con tal de quedarse con toda la riqueza de Renan.
- Eh, para, - pillo a Max, mi primo, que parece haberse perdido la reunión, por lo que volaba hacia su silla como un torpedo, - ¿qué está pasando aquí?
- Todavía no lo sé, - se encoge de hombros y se apoya en la batalla de su asiento. Parece que si no pone el culo en esa silla a tiempo, se lo comerán los tiburones. Aunque, he notado esto correctamente, tiburones hambrientos se han reunido aquí y ahora. Sólo que están en el registro humano. Y por lo tanto no son diferentes de un depredador. Sacarán sangre si es necesario. Y triturarán todos los huesos en ocasiones.
- ¿Dónde está Renan? - Si la última vez mi abuelo me recibió y me llevó a esta audiencia, hoy todo es un poco diferente, porque no le he visto por ninguna parte desde que llegué.
- No lo sé, - vuelve a lamentarse mi hermano, su mente no está aquí sino con los demás. - Así que lo dejé ir, no me sirve de nada si no sabe dónde está el principal culpable de toda esta mierda.
Max debió de intuir algo, porque nada más sentarse salió a escena lo siguiente Joder. Si pensaba que nada más que un escenario en medio del patio me iba a impresionar hoy aquí, estaba muy, muy equivocado. Y es que empezó a sonar música enérgica, y entonces tres chicas subieron al escenario y empezaron a hacer movimientos de baile mezclados con volteretas gimnásticas. ¿Qué clase de actuación era esa? ¿Qué estará tramando ese viejo?
Vale, me quedaré un par de minutos a ver qué se le ha ocurrido a Renan esta vez. Un par de minutos no harán la diferencia, pero ¿y si es algo que valga la pena? Sobre todo porque la última vez que estuve aquí, que fue hace sólo dos días, habló de jugar a lo grande. Ahora estas animadoras, o como quieran llamarlas, quién sabe. En una palabra, consiguió que me interesara. Aunque sabía perfectamente por qué mi abuelo había organizado esta reunión aquí. Todo estaba muy claro.
- Demos un aplauso a estas preciosas señoritas, - en cuanto las chicas terminaron su actuación, el principal culpable de lo que aquí estaba ocurriendo subió a la tarima. Con un micrófono en las manos. Con un traje clásico. Parecía un famoso presentador de televisión, al que ahora ve al menos medio mundo, y no sólo un puñado de familiares locos. - Mi querida, respetada y amada familia...
Y la alfombra es tan hermosa, bueno, me estaba preparando para este espectáculo. Me pregunto cuántas veces ensayé este discurso. ¿Y cuántas veces escupió las palabras "querida", "respetada" y "amada"? Conozco la verdadera actitud de mi abuelo ante estos oportunistas. Los que no se quedaban mucho tiempo en el trabajo y no iban a construir una carrera personal porque contaban con una herencia. Y mi abuelo nunca murió y nunca complació a ninguno de ellos.
- Os he reunido aquí por una razón, y es una muy buena noticia, - todos escuchaban a su mesías en silencio y con atención, pero estoy seguro de que ya se estaban frotando las manos mentalmente, esperando la "buena nueva". - Yo ya no soy más joven, los años pasan factura, así que decidí transmitir el legado que mi abuelo había construido a lo largo de su vida. Que mi padre aceptó y aumentó muchas veces. Y que yo he desarrollado hasta proporciones increíbles y ahora estoy listo para compartir con algunos de ustedes y darles un futuro maravilloso.
Al menos el viejo no mentía aquí, porque la herencia era realmente sabrosa. Muy sabrosa de hecho. Cualquiera de los presentes que acepte este dinero estará bien para el resto de su vida y se lo dejará a sus hijos y nietos. Un futuro confortable está garantizado para este hombre y su familia inmediata. No entiendo por qué Renan no pudo repartir el dinero entre todos sus familiares, me parece que hubiera sido justo y equitativo. Pero es su herencia, así que es él quien debe decidir. Yo no voy a meter las narices ni la mano.
- Y me gustaría pasar esta herencia personalmente de mano en mano a la persona que más se lo merece. A alguien que tenga sentimientos de verdad. Sentimientos sinceros.
Sí, claro, todas las cosas de las que mi abuelo está privado y no sabe. Es una buena idea, tiene una buena idea, no puedo decir nada.
- ¿Quién me demostrará que tiene intenciones sinceras y fuertes lazos familiares, y que la herencia es sólo un medio por el que no se puede llegar a ser feliz?
No pude evitar soltar una carcajada, y todos los presentes se volvieron inmediatamente hacia mí con una mirada juzgadora. Por supuesto, ¿cómo podía atreverme a comportarme tan mal cuando el rey y Dios mismo estaban hablando?
- David, ¿he dicho algo gracioso? - me dijo Renan, interrumpiendo su grandioso discurso.
- Sí, quiero decir que no, - decidí no agravar la situación, diciendo que todos los presentes tenían intenciones sinceras y fuertes lazos familiares, y que sólo buscaban dinero, algo por lo que, según mi abuelo, no era realista llegar a ser feliz. - ¿Puedo preguntarle cómo va a comprobar exactamente quién merece más la herencia? ¿Cómo identificarán al personaje más digno de entre todos nosotros? ¿Lo echaréis a suertes?
- No, David, claro que no, - el anciano movió la cabeza negativamente, con una leve sonrisa jugueteando en sus labios, lo que significaba que en aquella vieja cabeza ya florecía, o ya había madurado, un ingenioso plan, - tengo un método mucho mejor y más eficaz. Como todos sabéis, mi herencia es considerable, así que tendré que hacerlo lo mejor posible.