Hay que buscar mucho para encontrar una suerte como la mía, y no es un hecho que vayas a encontrar algo así. Quería evitar pasar vergüenza delante de David con aquel estúpido disfraz, quería salir corriendo, esperando que no me estuviera mirando, pero al final pasé el doble de vergüenza. No sólo mi amigo me siguió viendo con ese disfraz de cacharro, sino que me caí tan fuerte que noto que me duele la rodilla.
Pero al menos una cosa es buena: ahora me transportan al teatro con una brisa. David tomó la decisión de levantarme tan rápido que sólo tuve tiempo de gritar y rodearle el cuello con los brazos para evitar caerme de nuevo y golpearme la cara contra el suelo. En el sentido literal y figurado de la palabra.
Sin embargo, resultó que volverme hacia el asfalto no fue tan mala idea, porque en brazos de David me sentí... Confundida. Siento su aliento caliente en mi piel, miro esos ojos color mar y no puedo apartar la mirada. Fuera hace calor, mucho calor, y en este mar sería tan bueno, tan fresco sumergirse en él y sentir una satisfacción increíble. Y los labios de este mar personal mío... Se están moviendo. ¿Por qué se mueven? ¿Tal vez, Diana, porque el hombre está diciendo algo mientras tú lo miras estúpidamente?
- ¿Eh? - Lo sé, lo sé, el atractivo de una dama de élite, una representante de los estratos superiores de la sociedad, este "eh" es ideal para una chica que no quiere pasar vergüenza delante de un hombre guapo. Pero, ¿qué puedo hacer conmigo misma si él me causa un mal efecto? Una especie de estupefacción me envolvió en esos diez segundos mientras estaba en brazos del hombre.
- Le pregunté si estaba bien.
Entonces, realmente me preguntó algo. No me lo imaginaba.
- Sí... - empiezo a asentir activamente con la cabeza, pero luego me calmo, porque la cara del hombre está muy cerca de la mía, y un movimiento de cabeza equivocado, un fallo de encendido y mis labios tocarán los de David. Se fundirán en uno...
- ¿Por qué huiste de mí?
Es como si tuviera delante un cuadro muy bonito y de fondo sonara música. Sólo está ahí como complemento, no es realmente importante. Del mismo modo, miro a un hombre y no puedo apartar los ojos de sus labios, aunque estaría bien oír lo que dice. Una imagen tan bella y sin necesidad de música...
- ¿Estabas huyendo? - Me obligo a centrarme en la música de fondo y a escucharla. - No, no estaba huyendo.
- ¿Lo hacías?
¿No sería mejor moverse a pesar del dolor que quedarse en brazos de aquel hombre y arriesgarse a meterse en problemas a cada segundo? Tras esta pregunta, los labios de David se abrieron en una sonrisa, y ahora podía ver sus dientes blancos como la nieve, que brillaban con su fulgor, cegándome como el sol en pleno día de verano. El sol que calienta cada parte de mi cuerpo después de haber escapado del mar de los ojos de este hombre. ¿Cómo demonios puedes dialogar cuando tus emociones se apoderan de tu sentido común?
- No, no estaba huyendo, sólo necesitaba conseguir nuevos folletos. - Las emociones se están apoderando de mí, pero aún no lo han hecho del todo, así que me abofeteo mentalmente para que mi mente intoxicada recupere el sentido común y dé la primera excusa que se me ocurre. Bueno, no puedo decir que sí, realmente huí de él como una joven cierva de un lobo gris y terrible. Aunque... Qué lobo más temible es, vaya, es un tío guapo....
¡Diana! ¡Oye! Vuelve en ti, porque este lobo te arrastrará a su madriguera y no podrás escapar con tus pasteles.
No sé si David se creyó mi excusa o simplemente hizo como que se la creía, pero luego dejó el tema.
- Bueno, ya hemos llegado, - dijo el hombre después de detenerse en seco, y yo casi exhalo de decepción, porque también me di cuenta de que ya estábamos en la habitación donde habíamos estado recientemente con Lesya y, por lo tanto, pronto me bajarían de este emocionante paseo y me informarían de que el entretenimiento había terminado.
¿Quizá pueda caerme de nuevo y ganarme así un billete para la segunda vuelta? Estoy dispuesto a hacer tales sacrificios por adelantado. Estoy dispuesto a poner mi otra rodilla en peligro, sólo para montar un poco más...
- Suavemente, así.
No, no habrá segunda vuelta. David me deja en el banco y se aleja, y yo hago acopio de fuerzas para ocultar mi cara de disgusto y no mostrar lo mucho que no quiero bajarme de él
- ¿Te encuentras mal? Estás ruborizada, - el hombre se pone en cuclillas a mi lado, mirándome directamente a los ojos, y eso me avergüenza aún más, porque si supiera en qué estoy pensando... No puedo ni imaginarlo, pero ardería de vergüenza. Me convertiría en cenizas y me esparciría el viento, porque hasta las cenizas se avergonzarían de mis francos pensamientos.
- No, no, estoy bien, - ciertamente era mejor cuando estaba en tus brazos, pero...
- Entonces desvistámonos.
¿Qué? ¿Se ha metido David en mi cabeza y ha visto todos mis pensamientos y ahora va a hacerlos realidad? O... ¿qué es esto?
- ¿Será que estoy en el nirvana mientras el hombre me sigue llevando en brazos? Sí. Podría ser.
- Quitémonos este traje y veamos qué le pasa a tu pierna.
Pero no, no es el nirvana, y no, David ya no me lleva en brazos. Estoy aquí, en la realidad. Excepto que no me da el alivio que quiero, porque... Previendo que sería caluroso estar en este traje durante un par de horas en un clima tan cálido, decidí quitarme la ropa para aliviar mi sufrimiento de alguna manera. Sólo me dejé puesta la ropa interior. Y ahora... ¿David me pide que me quite este traje y me quede semidesnuda delante de él?