Familia por herencia

Capítulo 27

Diana

***

¿Qué clase de broma es esta? ¿O qué clase de jugada es esta de David? ¿Para qué me invitas a entrar en casa si no es difícil venir a recoger el paquete y dárselo a tu abuelo, o a quien él haya decidido dárselo?

- Hola, - realmente no hay perros en el patio de esta enorme casa, o al menos nadie se abalanza hacia mí con la lengua y los colmillos fuera, queriendo atravesar mi cuerpo y probar la carne fresca. Esto ya es estupendo. Pero en lugar de eso, me encuentro con una mujer que lleva cosas en una palangana. Probablemente ropa para lavar. Con ella la saludo.

- Buenas tardes, - la mujer, que seguramente es la abuela de David, deja la pesada carga en el suelo y me sonríe con una sonrisa muy agradable. La misma sonrisa amable que siempre me dedica mi abuela cuando vengo a visitarla al pueblo. - Y tú debes de ser la novia de David, ¿verdad?

- Umm... pues sí, no sé por qué vengo por aquí, por qué acepto que soy la novia de David, pero es más rápido y seguro que explicar por qué estoy dando vueltas.

- Encantada de conocerte...

- Me llamo Diana, - quiso decir la mujer mi nombre, pero entonces recordó que no lo sabía, así que dudó tras decir "encantada de conocerte". Inmediatamente sentí pena por ella, así que rellené el hueco.

- Mucho gusto, Diana. Soy Maria Ivanovna. Bienvenida a nuestra familia, querida, - y la mujer se acercó a mí y me abrazó como si nos conociéramos desde hacía al menos un par de años. Y experimenté un déjà vu aún mayor, porque en aquel abrazo me sentí tan tranquila y acogedora como en brazos de mi abuela. Me pregunto si esta agradable energía proviene de todas las personas mayores. ¿O es la actitud?

- Gracias, - dije, aturdida hasta lo indecible - así es como me sentía en ese momento. Porque resultó que la petición de David de traer aquel paquete no era más que un calentamiento, un aperitivo antes del plato principal. Aunque...

- Pasa, Diana, David y el abuelo están en la habitación de invitados del primer piso, aunque probablemente el plato principal esté aún por llegar. Si Maria Ivanovna es probablemente la abuela de David, pero no estoy seguro, entonces dentro del edificio está definitivamente su abuelo. Entonces, ¿se trata de una reunión ausente con la familia de mi amigo? Aunque... ¿por qué es correspondencia si no es directa?

- ¿Quizá necesite ayuda? - Señaló con la cabeza la jofaina, que, al parecer, pesaba bastante, porque la mujer apenas podía levantarla del asfalto.

- No, querida, lo haré yo misma, pero muchas gracias por el ofrecimiento, - y de nuevo una amplia sonrisa en los labios de María Ivanovna, que calienta mucho mejor que el sol, "esta vez David tenía razón".

- ¿Qué...? - apenas consigo decir, al parecer sólo con los labios y casi inaudible, mientras la mujer se da la vuelta y vuelve a su trabajo.

"Esta vez, David tenía razón", esta frase se repite en mi cabeza un par de veces. ¿Qué quiere decir? Se dijo de mí, ¿verdad? ¿David tenía razón sobre mí?

"Vete ya, o para cuando pienses en ello, todo lo que hay en la bolsa se habrá podrido y tu cerebro se habrá convertido en queso fundido", se burla de mí mi voz interior, pero en algo tiene razón: es hora de coger esa bolsa.

- Gracias, Diana, - digo, en cuanto cruzo el umbral de la casa, David está a mi lado, dándome un beso en la mejilla y luego cogiendo el paquete, - Abuelo, te presento a mi novia, Diana. Diana, este es mi abuelo, Renan Arkadievich.

- Buenas tardes, - si María Ivanovna, a la que conocí en el patio, se alegró de verme y me saludó tan afectuosamente, he aquí su completa antítesis - este hombre pregunta con una mirada "¿por qué demonios has venido a mi casa?". Espero que no dijera palabrotas, aunque no puedo descartar la posibilidad de que el abuelo de David utilice a menudo un lenguaje fuerte.

- Putzwirinko, ¿me estás diciendo que es tu novia?

Te digo que es un tipo desagradable. Ignora completamente mi presencia, se vuelve hacia su nieto y... ¿Putzwirinko? ¿Quién es ese? ¿O qué es eso? Claramente algo no muy agradable, pero ¿qué demonios es? Bueno, aquí estoy, en presencia de este hombre desde hace sólo un minuto, y ya empiezan a salir de mí todo tipo de espíritus malignos.

- Esta es mi novia, jorobada, ¿qué pasa? - Vaya, vaya, los lazos familiares son tan fuertes que estoy a punto de asfixiarme en este amor. - Putzwirin, jorobado... ¿Cuál será mi apodo?

- ¿Cómo lo demostrarás? - Renan Arkadyevich cruza los brazos sobre el pecho y mira a David con desafío. Al anciano le brillan los ojos como si se diera cuenta de que es mentira y no soy la novia de su nieto. Como ocurre en la realidad.

Pero está claro que el viejo se ha equivocado de persona, probablemente debido a su avanzada edad ha olvidado que está mirando a su propia nieta, a su propia sangre, porque al momento siguiente David tira a su abuelo al suelo. En cambio, yo me elevo por encima del tejado de esta casa...




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