Capítulo 28

- ¿Lo has probado? - le pregunta David a su abuelo como si nada, mientras unos pájaros sobrevuelan mi cabeza. Ya sabes, el tipo de pájaros que se ven en los dibujos animados cuando una persona está tan eufórica que su cerebro se encuentra en algún lugar lejano, pero definitivamente no en este planeta. El cuerpo parece estar aquí, pero la cabeza está en una dimensión completamente distinta, y una bandada de pájaros vuela a su alrededor en círculo.

Así es como me siento ahora después de que un hombre me haya besado en los labios. Fue un beso poderoso, no como los que me daban en el colegio y la universidad cuando besaba a mis compañeros. Fue como si en este beso David mostrara la diferencia entre los chicos de mi edad, para quienes las relaciones son sólo un juego, y un hombre que sabe lo que quiere y toma lo que quiere. Poderoso, seguro de sí mismo, incluso un poco duro. Pero lo más importante es que me gustó. Me gustaba sentirme como una chica en manos de un hombre. Me gustaba poder disfrutar del proceso y no preocuparme por lo que tenía que hacer. Hay alguien que piensa y alguien que domina. Puedo simplemente rendirme...

- ¿A qué? ¿A ese desafortunado beso? - dice Renan Arkadyevich con escepticismo, lo que me hace salir del aturdimiento que me cubrió tras el beso de David.

¿Un beso desafortunado? ¿Habla en serio? Inmediatamente me siento insultada de que mi abuelo lo llame así. Pero ha sido el mejor beso de mi vida. Nunca había experimentado tantas emociones como durante ese par de segundos en los que mis labios tocaron los de un hombre. Para ser sincera, si hubiera podido, habría enviado a ese viejo a algún lugar lo más lejos posible, y yo, o más bien David y yo, continuamos donde lo dejamos...

- ¿Un beso desafortunado? - A David también le chocaron las palabras de su pariente, ponía muchas emociones y sentimientos en ese contacto, y si no supiera a ciencia cierta que no teníamos una relación, habría pensado que al menos éramos novios, o incluso familia. Jóvenes esposos que nadan en un mar de amor y pasión y se besan como si fuera la primera vez, es como si todo empezara y hubiera un entendimiento de que será aún mejor, aún más fuerte, aún más espectacular en el futuro.

- Así es como los niños se apretujan en las esquinas de la escuela e intercambian escupitajos, y éste no se calma, este viejo testarudo, como esa pobre mujer amable que vive con semejante gruñón. No puedo entender este fenómeno. - Que me cuente algo sobre usted que sólo sepan los más allegados. Entonces podría creer que esta chica es tu novia.

¿Novia? ¿Qué clase de chica es esa? ¡Hay chicas en la pista que se levantan el dobladillo de la falda para ganar dinero! ¡Definitivamente no soy una de ellas! Y además, ¿qué gracia tenemos probando nada?

- Vale, - David se vuelve hacia mí y yo ya estaba deseando que continuara nuestra diversión, incluso empecé a taparme los párpados para disfrutar del proceso lo máximo posible, pero resultó que esta vez era un coñazo, esta vez el hombre usó la boca para lo que debía, - Diana, mi amor, ¿cómo se llama mi gato, al que bajé de un árbol de pequeño?

- Empezó a hablar de nuevo de ese felino con pulgas, - y antes de que pudiera decir nada, mi abuelo volvió a poner sus cinco céntimos. Dios mío, apenas llevo un par de minutos en su compañía, y ya me siento como si hubiera vivido toda una vida de matrimonio al lado del tal Renan Arkadievich. Con un carácter así, deberían hacerle un contrato de tres años, y luego darle un vale para un sanatorio de aguas curativas para que se aleje de todo ese estrés. Estrés de andar por casa.

- White, - pero todavía estoy de visita, y respeto a mis mayores, así que estoy haciendo todo lo posible para no ser grosero con este viejo. Lo hago más por el bien de David, no quiero disgustarle en primer lugar con mi comportamiento destemplado.

- ¿Tiene más preguntas?

Me pregunto si David me contó esta historia del gato a propósito. Estaba planeado de antemano con esta historia, y luego con el paquete que parecía haber olvidado en el coche. ¿Fue todo planeado? Porque ahora el hombre parece lo más satisfecho posible cuando doy la respuesta correcta a su pregunta.

- Sí, - no lo dudé, este personaje siempre tiene preguntas, incluso cuando no las hay, las inventará de la nada y dejará a todos boquiabiertos, - si tienes un amor tan loco e increíble con una chica, ¿por qué no intentas luchar por la herencia? Por así decirlo, ganar algo de dinero para vuestra luna de miel.

¿Qué clase de truco es ése? Es un truco muy peligroso, algo así como cuando una persona mete la cabeza en la boca de un cocodrilo y espera que no le muerda sólo porque hoy se ha olvidado de lavarse el pelo y al reptil le da asco semejante manjar sin lavar.

- ¿Qué herencia? - ¿De qué habla este viejo? Vale, entiendo que una herencia es dinero. Una especie de fortuna. Está claro que nos ofrece ese dinero para irnos de luna de miel. Luna de miel... Si tan sólo Renan Arkadievich supiera que hace apenas un par de minutos su nieto y yo nos hemos dado nuestro primer beso, por no hablar de la idea de irnos de viaje en familia. Si tan sólo el camino de mi abuelo hubiera sido el mismo.

- No, ya te he dicho que no vamos a participar en esta locura, - responde David a la pregunta de su pariente, facilitándome de algún modo la salida de esta situación. En la que yo soy un roble.

- Y a tu novia no parece importarle ganar algo de dinero gratis, ¿verdad? - guiña el ojo el viejo, e inmediatamente me entran unas ganas irresistibles de acercarme a él y darle un tortazo en la parte superior de la cabeza con todas mis fuerzas para que parpadee sin parar, recordándome de una manera no malvada, tranquila. Que lo haga de forma malvada, no insistiré, está en su derecho.

- De acuerdo, usar la fuerza es un poco exagerado, e incluso para un anciano, pero puedo expresarme en contra. Así que no me contengo en esta oportunidad.

- ¿Y quién? - Renan Arkadyevich empieza a reír, - ¿Señora Reina? ¿La reina Diana? ¿Así es como quieres que te llamen?