Capítulo 30

David

***

- ¿Dónde has encontrado a esta solterona? - Dido se atreve a expresar sus pensamientos sobre Diana sólo cuando la muchacha se despide de María Ivanovna y cierra la puerta tras de sí. No se atrevía a hablar delante de ella, no quería caer en el mismo rastrillo que tan deliciosamente se había posado en su schnoz.

- ¿Qué pasa, no pudiste comerte el pescado? - Si Renan está enfadado, desequilibrado moralmente después de conocer a la chica, me alegro de verle tan confuso. Pocas personas consiguen limpiarle la nariz al viejo, y aquí un diente de león tan mono le puso en su sitio, e incluso hizo que el viejo se retractara de sus desagradables palabras. - ¡Y no es una solterona! ¿Entiendes?

- Vaya, ¿en serio? ¿La estás defendiendo? ¿Te has enamorado de ella? ¿Te has metido en un buen lío? - Renan transforma su enfado con la chica en una mueca depredadora, que me regala. Por decirlo de alguna manera, hizo una máscara tan repugnante por el calor del momento.

- No es asunto tuyo. Será mejor que vigiles tus pantalones, ¡no vaya a ser que vuelvas a hacer agujeros en ellos!

Y siguiendo el método de Diana, mientras mi pariente es enviado lejos de las Maldivas por segunda vez hoy, yo salgo de esta casa. De buen humor. Al fin y al cabo, no podía ni imaginarme que la chica afeitaría a su abuelo tan brillante y descaradamente.

- Siento no haber podido resistirme, - dijo Diana en cuanto entré en el coche. Al mismo tiempo, miré a esta chica con otros ojos. Antes me había sorprendido por su amabilidad, ternura e incluso cierta ingenuidad. Pero ahora veía a una Diana completamente distinta, con carácter, con capacidad para defenderse si la situación lo requería, una chica fogosa, en una palabra.

- ¿Qué? ¿Por qué te disculpas?

- Bueno, por decirle todas esas cosas a tu abuelo... No debería haberlo hecho. Debería haberme callado.

La chica estaba realmente avergonzada. Avergonzada de no haber podido contenerse y haberle dicho a mi abuelo todo lo que pensaba. La Diana que conocí en el estudio estaba volviendo de nuevo. La que sólo se sonrojaba durante una conversación normal, y mucho menos si la situación se salía un poco de lo "normal".

- Diana, no inventes, Renan lleva mucho tiempo pidiendo que le pongan en su sitio. Y me alegro mucho de que no te acobardaras y mostraras tu carácter. Hacía tiempo que no veía a este viejo tan avergonzado. No sólo le has sorprendido a él, sino también a mí. No te creía capaz de hacer cosas así.

Estoy diciendo todo lo que pensaba cuando salí de casa de mi abuelo. Nunca nadie la había derribado con tanta valentía, e incluso sentí cierto placer con este espectáculo. Una niña pequeña y frágil, con unas pocas palabras, pone en su sitio a su abuelo, curtido en carácter, y no se doblega ante su presión. Fue algo con algo.

- No me lo esperaba de mí misma... - se ruboriza de nuevo, avergonzada.

- No pasa nada, no te preocupes. No tienes por qué disculparte. Hiciste lo correcto al no doblegarte ante ese viejo. Me alegro por ti.

Quería besarla para mostrarle mi agradecimiento. Quería volver a enterrar mis labios en esos dulces y deliciosos labios. Como hace unos minutos, cuando quise demostrarle a Renan que Diana era realmente mi novia. Realmente quería hacerlo... Pero me limité a acariciar la rodilla de Diana y a cambiar de camino. No tenía sentido enzarzarse en una pelea. Aunque la chica ha demostrado su carácter, no debería involucrarse conmigo o con mi familia.

- ¿Me permites ser un poco arrogante?

- Por supuesto, para ser honesto, incluso me gusta cuando lo haces.

Pensé que conduciríamos hasta el hotel en silencio, porque me estaba conteniendo para no volver a cruzar la línea con esta chica, y Diana probablemente tenía que recuperarse de la discusión verbal con mi abuelo. Pero una vez más demostró que no era una chica tímida y quería... ¿ponerse chula? Me pregunto qué se le habrá metido en esa hermosa cabeza.

- ¿De qué herencia hablaba Renan Arkadievich? No creas que la reclamo y no la necesito, pero tu abuelo hablaba de esta herencia como algo sumamente importante.

- Tienes razón, es el tema más importante para un abuelo, incluso más importante que la felicidad de su nieto. Es decir, yo, - un sentimiento desagradable surge en mi corazón, porque es la verdad. El anciano no podía presumir de unos valores familiares sensuales, pero era evidente que tenía un idilio con el dinero. Los adoraba.

- Comprendo que hoy en día el dinero puede comprarlo casi todo y no todo el mundo, pero aun así... Esto no es lo más importante. El dinero no puede comprar el amor. No puedes construir relaciones con él. No te darán las emociones y los sentimientos que las personas pueden darse entre sí. Es tan obvio.

Diana transmitió mis pensamientos con tanta precisión que ni siquiera pude añadir nada. Cada palabra da en el blanco.

- El abuelo obviamente no está de acuerdo contigo. Él piensa que esta es la mayor riqueza del mundo. En el sentido literal y figurado de la palabra. Mi padre también lo pensaba. Y pagó el precio por ello. - Parece que viene de familia. El ADN de nuestra familia. Me sorprende que el dinero no sea el centro del universo para mí.

- Tu padre.

- Muerto. O mejor dicho, fue asesinado. Lo mataron cuando yo sólo tenía doce años - esto es lo que pasa cuando el dinero y las conexiones son lo primero, y tu propio hijo va detrás de todas estas cosas materiales.

- ¿Tu padre fue asesinado por dinero?

- Se podría decir que sí. Cuando empezó...

Decidí contarle la verdad a la chica, contarle probablemente la historia más amarga de mi vida, porque un padre, fuera lo que fuera, seguía siendo un padre, y perder a un ser querido siempre duele. Pero tuve que dejar esta historia para más adelante. Para más adelante. Y esperar que ese "más tarde" llegara, porque un coche se acercaba a toda velocidad hacia nosotros. Al principio pensé que estaba haciendo un cambio, quizás adelantando a otro coche, y luego me di cuenta de que aquí sólo había dos coches. El mío y éste, que venía directo hacia nosotros.