- Mamá...
- Natalia Ivanovna, buenas tardes, - llegamos al lugar de trabajo de mi madre y me resultó muy difícil atreverme a reconciliarme con mi madre, porque todavía estaba un poco enfadada con ella por haberlo malinterpretado todo y por pensar que David y yo hacíamos cosas desagradables por dinero. Así que no estaba preparada para este encuentro. El hombre percibió mi estado de ánimo, así que no me dejó terminar y se dirigió él mismo a mi madre. Ahora entendía por qué le preguntaba por su nombre y apellidos. David lo hizo con un propósito concreto. Incluso cuando veníamos en coche, ya tenía un plan en mente.
-Bueno, - aunque por los ojos de mi madre me doy cuenta de que este día no es bueno. Bueno, desde luego no para ella. Me mira con reproche, como acusándome de haber traído a David aquí, a nuestro negocio familiar. A nuestro nido familiar, que se ha convertido en nuestro taller.
- Natalia Ivanovna, en primer lugar, quiero darle las gracias en nombre de mi abuelo y en el mío propio por tener unas manos tan de oro. Ninguno de los dos esperábamos que a David se le ocurriera este tema. - Has hecho un trabajo increíble reparando el traje de mi abuelo y hay que elogiarte y respetarte por lo que haces. Son personas maravillosas como tú las que hacen que este mundo gire.
- Gracias... - cuando entramos en la habitación, mi madre no saludó muy amablemente nuestra compañía y no ocultó que no estaba contenta ni conmigo ni con mi acompañante, al que creía que había traído. Pero ahora mi madre está cambiando su enfado por misericordia y agradece a David sus palabras. La ha sacado de su rutina con este llamamiento.
- Y el hombre no pierde el tiempo, si fuera bueno con el metal, sería un herrero muy bueno, porque mientras la madre se recupera de los piropos anteriores, David le lanza el siguiente, que hace que hasta mis ojos tengan el tamaño de aguacates grandes. - Porque si no fueras una madre increíble, no habrías criado a una hija tan maravillosa. Estoy cien por cien segura de ello.
- Um... - este "um" suena como un miembro de la familia, pero también comparto este "um" porque no me esperaba semejante perorata. No pensaba que David iba a embestir así contra las defensas de mi madre.
- Estoy sinceramente agradecida a todos los poderes superiores por haber elegido su atelier para llevar a reparar el traje de mi abuelo. Agradezco infinitamente a Dios que fuera su hija quien aceptara mi encargo, con todos mis respetos para usted y su negocio. Nunca creí en el destino, nunca hasta que conocí a Diana. Hasta que la vi. Hasta que me enamoré como un niño de esta hermosa chica.
Ahora me tocaba a mí sonrojarme de pies a cabeza y cubrirme de pintura roja, uniéndome así a la compañía de mi familia, que llevaba un par de minutos escuchando tantas palabras bonitas en mi discurso que no me atrevía a decir ni una palabra a cambio. Por cierto, yo tampoco, porque estaba igual de perdida con el comportamiento y las palabras de David. Siguió adelante y no vio obstáculos, colmando el estudio y a todos los presentes de hermosas palabras como si de una cornucopia se tratara.
- Natalia Ivanovna, tengo una petición para usted. ¿Puedo ser tan atrevido?
Finalmente, David hizo una pausa, se calmó un poco, lo que le permitió respirar un poco de aire en los pulmones. Y exhalar. Y volver a inspirar.
- Sí, - mi madre, al igual que yo, claramente no entendía lo que David le estaba pidiendo, pero simplemente no podía resistirse a los encantos de aquel hombre que ya había llenado todo el atelier.
- Amo a tu hija y te pido permiso para salir con ella, dijo, - Diana, parpadea, da señales de vida, por cierto, siento no haberme presentado. Soy David, espero que el futuro novio de tu Diana. De quien me he enamorado a primera vista. Entonces, ¿me permitirás salir con tu hija? Prometo protegerla y nunca hacerle daño. Y castigaré estrictamente a todos aquellos que miren a Diana de la manera equivocada. Créame, adoro a su hija y no puedo imaginar mi vida sin ella. Por favor, deme esta oportunidad de ser feliz. Se lo ruego mucho.
- Um... - mi madre vuelve su mirada de incomprensión hacia mí, me mira a los ojos durante un par de segundos, ahora sin hostilidad alguna, y luego se vuelve hacia su marido, - de acuerdo.... De acuerdo.
- Muchas gracias, Natalia Ivanovna, - mi madre se queda inmóvil en el estupor que la ha cubierto desde que llegamos y no la suelta, pero David da un par de pasos hacia ella, le coge una mano y se la besa, como solían hacer antiguamente, mostrando así respeto. - Espero que mi amor por Diana dé lugar a una relación sólida y que pronto te llame mamá... No te importará que te llame mamá, ¿verdad?
- Y para confirmar la seriedad de mis intenciones hacia tu hija, - mi madre no respondió a la pregunta de David sobre si estaba preparada para que otra persona la llamara “mamá”, así que el hombre decidió llenar él mismo esta pausa, dirigiéndose directamente a mí, - cariño, ¿cuánto tardarás en empaquetar tus cosas?
- ¿Las cosas? ¿Qué cosas? - Mi mujer se quedó un poco atónita, así que se me adelantó y me hizo la pregunta que me rondaba por la cabeza.
- Las cosas de tu hija, - David señaló a la "hija" para que mi madre no se confundiera, - Natalia Ivanovna, quiero que entiendas que no voy a jugar con los sentimientos de tu hija, pero me tomo este asunto muy en serio. Se trata de un asunto familiar. Nuestra familia con Diana. Así que no le veo sentido a perder el tiempo en estas constantes reuniones en cafés, conociéndonos, y quiero ir al grano de inmediato.
"Ir al grano"... Parece que no fui el único al que le impresionó esta frase, ya que mi madre se recostó en su silla, probablemente previendo que saldría el tema de los nietos y que pronto tendría que convertirse en abuela. No lo esperaba, ni lo pensaba.
- Quiero decir que Diana y yo hemos decidido vivir juntos, - ah, uf, no es tan drástico, vivir juntos no es tener nietos, todavía no, - así que me gustaría que mi amada y yo fuéramos a tu casa a recoger las cosas de mi amada ahora mismo. ¿Te importaría?