- No, sin ropa no, - la sugerencia de David es evidentemente provocativa, pero intento rechazarlo de una forma que no ofenda al chico. Aunque otra chica en mi lugar le habría dado una bofetada por semejante idea. Pero no lo hago, es más, no me da tanta vergüenza estar en lo que parió mi madre delante de David como delante de su abuelo o de su madre. Sean como sean, no seré mejor que ellos si me baño delante de ellos sin ropa. Y pueden salir de casa fácilmente en cualquier momento, y entonces Renan Arkadyevich esperará sin duda las escenas de Strawberry. - ¿Tienes tu camiseta en esta casa?
- Sí, la tengo... ¿pero por qué? - Bueno, en realidad, ¿para qué necesitas una camiseta si puedes nadar desnudo? ¿Verdad? ¿A qué vienen esas cosas de más?
- No he traído bañador, no podía ni imaginarme que tendríamos que pasar por los trámites del agua, y quería nadar allí mismo. Así que tu camiseta sustituirá a mi bañador. - Además, David es mucho más grande que yo, así que podré esconderme en ella como en un caparazón. Será como un vestido de baño.
- Ahh, bueno, es una idea, - creo que al chico le habría gustado mucho más que yo aceptara su oferta, pero cada pez vale un pez, así que David me dedica una sonrisa, y entonces, - ¿le quedará bien?
Con un solo movimiento, como si llevara toda la vida haciéndolo, el tipo se quita la camiseta y me la entrega. Era como si un stripper experimentado se hubiera deshecho de lo que le sobraba. Al mismo tiempo, me quedo mirándole el pecho, el vientre cubierto de cubos, y mis ojos ignoran por completo la camiseta. De momento, hay lugares mucho más interesantes a los que dirigir los ojos desvergonzados.
- Si te da asco, puedo traerte una limpia, - David malinterpreta mi confusión, decide que no quiero aceptar esto de sopetón, por así decirlo, así que se levanta y quiere ir a algún sitio.
- No, con ésta me vale, - me doy una sonora y condicionada bofetada en la mejilla para volver en mí y regresar a la realidad, y al mismo tiempo arrebato la ropa de las manos del tipo. Al mismo tiempo, me centro en este trapo en particular para no seguir pareciendo una oveja que sabe exactamente dónde está mirando. - Me doy la vuelta.
- Lo que tú digas, - parece asentir, pero no se aparta y sigue mirándome, esperando el espectáculo. Pero David no tiene suerte, porque yo ya me he recuperado del susto, así que no caeré en sus trucos. Por eso me pongo de pie y cruzo los brazos sobre el pecho, demostrando claramente que no debo esperar un espectáculo. Era la puerta equivocada. - Vale, vale, me he dado la vuelta.
Aun así, él se da por vencido y gira ciento ochenta grados, y para que el efecto sea completo, yo hago lo mismo, para, en todo caso, no caer en la trampa de este imprevisible personaje. Primero me quito la camiseta, luego el pantalón corto vaquero, y de postre me dejo puesto el sujetador. Este postre va en la silla con la camiseta y el short, pero dejamos las bragas. Aunque la camiseta de David me queda enorme, me llega a las rodillas. Es mejor prevenir que curar.
- Bueno, ya estoy lista, - vuelvo la cara hacia David, que se suponía que iba a sentarse sobre su trasero y no seguirme, pero en lugar de eso veo la cara del chico mirándome con satisfacción. Y el dueño de esta cara ya no está sentado, sino de pie sobre sus propios dos pies, y lo más importante
- Yo también, - anuncia alegremente lo evidente, ya que sólo lleva puesto un bañador que no oculta la magnitud de su riqueza... Lo que atrae inmediatamente mi atención. Como con un imán, me atrae hacia él...
- Vamos, - a pesar de que David es el nieto del dueño de esta casa, él es quien debería encargarse del desfile aquí, me dirijo a la piscina antes que el chico. Porque necesito meterme en el agua. Necesito dejar de pensar en el cuerpo de David. Necesito olvidar lo que acabo de ver. Agua, tengo grandes planes para ti, no me falles...
Acelero cuando estoy a unos tres metros de la piscina y me zambullo en el agua con una carrera. Inmediatamente penetra en mi camiseta, me refresca el bajo vientre y me produce una agradable sensación. Me siento muy bien. Salgo a tomar aire y vuelvo a zambullirme. Hago esto un par de veces hasta que refresca. Hasta que el agua me calma la cabeza caliente.
- ¿Qué tal el agua? - David viene a mi lado cuando he terminado mis procedimientos de buceo y ahora sólo disfruto del agradable frescor de estar de pie. La piscina no era demasiado profunda. Incluso con mi pequeña estatura, no necesito hacer esfuerzos constantemente para mantenerme en la superficie y no hundirme.
- Increíble, justo lo que necesitaba. - La idea de nadar era genial. Hace calor fuera, y después de estar cerca de la barbacoa hace aún más calor, así que el frescor del agua es como miel para el alma.
- Gracias, - David no sonríe, su humor cambia inmediatamente, de un chico alegre vuelve a convertirse en un hombre serio al que conocí por primera vez. En el estudio. Cuando me defendió de ese cabrón.
- ¿Por qué? - ¿Quizá se tiró a la piscina sin suerte, llevándose todo el impacto en la cabeza? ¿O de qué está agradecido el tipo? ¿Por qué el repentino cambio de humor?
- Una barbacoa, una conversación agradable... un baño en la piscina a altas horas de la noche... No he tenido todo esto durante mucho tiempo. Así que te doy las gracias por recordarme cómo ser feliz. Qué fácil es disfrutar de las pequeñas cosas.
Primero, María Ivanovna dice que hacía tiempo que no veía a David tan feliz, y ahora él recuerda que hacía tiempo que no se sentía tan a gusto. ¿Realmente hay algo más en nuestra relación que un simple acuerdo? ¿Realmente siente algo por mí? ¿No soy sólo una chica corriente a la que ha ofrecido un lucrativo trueque?
Ni siquiera el agua me salva de todos estos pensamientos, hace calor, mucho calor, y al momento siguiente es un infierno, porque la mirada de David se desliza hacia abajo, ya no me mira a los ojos... ¿Para qué necesito esos ojos si debajo de mi cabeza pasan cosas mucho más interesantes? Y ahora esas cosas se han afilado como picas y están dispuestas a luchar...