Familia por herencia

Capítulo 48

- No sé de qué me hablas, niña, - dijo la mujer sin titubear, con frialdad y seguridad, y si hasta entonces había habido una persona que me odiaba con toda su alma y corazón, ahora eran dos. Aquella en la que había sentido apoyo, que me había prestado su hombro, ahora me apuñalaba por la espalda. Al mismo tiempo, me miraba directamente a los ojos. Disfrutando de mi grito, que se podía ver en mis ojos. Un grito de injusticia y desesperación...

- Pero... - ¿Es todo una tontería? ¿María Ivanovna me contó deliberadamente esta horrible historia sobre el aborto porque sabía que yo no mantendría la boca cerrada y me expondría así? ¿Resulta que en vez de una serpiente en este círculo, había dos...? ¿Que trabajaban juntas? ¿Y yo no me limité a pisarles los rabos, sino que me metí de cabeza en esta escoria?

- Basta! - Primero sentí un firme apretón de los dedos de alguien en mi brazo, y mientras trataba de averiguar quién me había agarrado tan bruscamente, casi me caigo al suelo, pues me tiraban del brazo como si fuera una bolsa de algo poco útil. - Disculpen, tenemos que hablar. Buen provecho a todos.

Temo que este deseo haga un nudo en medio de la garganta de todos, porque David lo gruñó tan bruscamente que no me arriesgaría a metérmelo por la garganta. Pero no lo hago, porque el hombre ha decidido que debo conservar mi figura, así que tira de mí primero hacia las escaleras y luego hacia abajo. Apenas tengo tiempo de mover los pies para no tropezar y caer, rompiéndome más de una nariz.

- ¿Adónde me llevas? - tengo miedo. Me asusta la forma en que David me arrastra bruscamente a alguna parte. Tengo miedo de que quiera descargar toda esta agresividad sobre mí. Temo por mi vida, por primera vez tengo miedo cerca de este hombre, así que esta pregunta es importante y necesaria. Yo diría vital.

- ¡Al diablo con esta casa!

- Pero esto... - por alguna razón, es aún más aterrador que lo que David podría hacerme. Desaparecer de esta casa, y obviamente también de su vida, es aún peor que sentir toda la agresividad que fluye de el hombre hacia mí. No esperaba llegar a esta conclusión en un estado de miedo, pero eso es lo que me hace encogerme aún más y sentir el peso de mis palabras.

- ¡Cállate! - Me siento ofendida, muy ofendida, cuando David se detiene, me da la vuelta y gruñe esta única palabra con el tono y la expresión que utilizaría para gruñir a un hombre que quisiera matarle. Así que, para él, no soy mejor que su madre. Una asesina...

Es a partir de esta comparación con Elizaveta Alexandrovna, del hecho de que David me considere tan podrida como su madre, cuando mi alma empieza a arder como si allí se hubiera encendido un fuego, y las lágrimas empiezan a correr por mi rostro como si intentaran apagar este fuego. Aunque me doy cuenta de que esto no es real. Es lo mismo que intentar apagar toda una casa particular con un cubo de agua. No tendrá ningún efecto.

- Diana, las lágrimas no te ayudarán, así que no me hagas sentir lástima, - el hombre entiende mis emociones a su manera. Las malinterpreta y eso empeora las cosas. Cree que quiero que sienta lástima por mí, y este es el último sentimiento que quiero experimentar. De este hombre, eso seguro.

- No le miento... - pero a pesar de todo, intento volver la situación a mi favor. Aunque sé que estoy a punto de perder los papeles y tener un ataque de histeria, intento acercarme a David. Es difícil contar con él, dado que nos conocemos poco, pero por otro lado, puede ser una ventaja para mí, ya que nuestra relación empezó tan rápido, tan bruscamente, que parecíamos sentirnos a un nivel subconsciente, así que ahora rezo a los poderes superiores para que esta vez nuestra "conexión" funcione.

- Vale, vale, digamos que no me estás mintiendo y que todas tus palabras son... ciertas, - podía notar en el hombre que ni siquiera quería admitir que eso pudiera ser cierto, estaba haciendo muecas como si acabara de probar un par de kilos de limones, y yo asentía al azar con la cabeza, esperando que la balanza se inclinara milagrosamente hacia mi lado, - entonces, si dices la verdad, ¿mi abuela mintió?

- ¿Abuela? - ¿Qué tiene que ver la abuela? - ¿Te refieres a Yana Vasilievna?

- Sí, exactamente a ella. ¿Y ahora quieres decirme que mi abuela, Yana Vasilievna, me mintió?

- ¿Sobre qué? - David no podía imaginar que su pariente pudiera haber mentido a su nieto. Y, francamente, yo tampoco lo creía, basándome en las historias de María Ivanovna sobre lo maravillosa persona que era su amiga. Pero... Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, ya no estaba seguro de que la criada fuera una buena persona. Resultó que tiene talentos ocultos. Probablemente por eso sigue trabajando en esta casa. La gente buena de buen corazón no se queda aquí mucho tiempo.

- Mi embarazo no fue tan bien como yo quería. Al principio había riesgos de que el feto no estuviera completamente formado y luego, cuando la situación se estabilizó un poco, los médicos no estaban seguros de que mi madre debiera dar a luz. Había un gran riesgo de que yo naciera discapacitada o con ciertas anomalías. Los médicos me aconsejaron que no estropeara mi vida ni la del niño, y sólo gracias a mi madre, que estaba decidida a dar a luz contra todo pronóstico, nací yo. Como pueden ver, estoy vivo y bien. Con brazos, piernas e incluso una pequeña cantidad de cerebro en mi cabeza.

- Pero... - quería decir algo, más aún necesitaba hacerlo, pero no encontraba las palabras para continuar. Después de todo, yo percibía la situación de forma completamente diferente. Me habían dicho algo completamente distinto. Había visto un panorama diametralmente opuesto antes de estas revelaciones de el hombre.

- Mi padre tenía dudas sobre si merecía la pena seguir adelante con el embarazo si las conclusiones de los médicos no eran nada reconfortantes. Y a pesar de no contar con el apoyo de la persona más cercana a mí, mi madre decidió que daría vida a este niño, y sólo gracias a ella tengo ahora la oportunidad de comunicarme con ustedes. Si no hubiera sido por este acto suyo, la habría echado hace tiempo y me habría olvidado de ella como de un mal sueño. Aun así, ella me salvó, me dio la vida, así que no puedo ser un bruto completamente desalmado. Es así de simple: sin ella, yo no existiría.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.