De nuevo era lunes, lo cual significaba que una nueva semana escolar iniciaba. Claro que como la buena estudiante que soy mi actitud de lunes era la misma que los de la mayoría y con eso quiero decir que estaba de lo más aburrida, con ganas de dormir y sin ganas de hacer nada en mi primera clase.
Lo único que me alegraba un poco la mañana de lunes era recibir los mensajes de Dean pero en cuanto veía a mi maestro de Redacción anotar las actividades que debíamos de hacer hoy el poco ánimo se me iba por completo.
Sería mucho decir que estuve en sus dos horas de clase trabajando bien, cuando en realidad en el momento en que acabo la primera hora salí del salón con la excusa de que debía ir al baño.
Decidí caminar por los edificios que estaban en la parte de atrás de la escuela y vaya sorpresa me lleve cuando iba pasando por uno de los pasillos y vi a Dean saliendo de uno de los salones de la planta baja. Él venía con una chica y un chico pero apenas se giró, me vio y sonrió.
—Hola — Lo salude.
—Pero si es la chica que me gusta — Camino hasta donde estaba, solo se giró por un momento para ver a sus amigos y decirles — Adelántense, los alcanzo después.
— ¿No tienes clase? — Señale con mi dedo índice el salón del que acababa de salir.
—Algo así — Movió la cabeza de un lado a otro.
— ¿Cómo...? — Levante una ceja para que se explicara.
—Mi maestra si vino pero dijo que nos mandaría un cuestionario al correo, lo debemos de responder y mandárselo en su horario de clases.
—Entonces, supongo que ibas para la sala de cómputo, ¿no? — El asiente con la cabeza.
— ¿Y tú? ¿Qué haces vagando por la escuela? — Abro la boca y con una mano me toco el pecho en un gesto de dramatismo.
— ¿Qué te hace pensar que estoy vagando? — Pregunte falsamente indignada.
—Pues veamos... — Toca su barbilla con su dedo pulgar y el índice y finge estar pensando algo - Hace un rato me dijiste por mensaje que tenías clase de Redacción y punto número uno, el área de Literatura no está de este lado y dos si quisieras ir al baño hubieras ido a uno que quedara cerca en lugar de venir hasta acá — Levanta las cejas y me ve fijamente.
—Bien — Pongo los ojos en blanco — Me atrapaste — Me encojo de hombros — Pero en mi defensa puedo decir que era mejor que saliera a distraerme o de lo contrario me quedaría dormida a mitad de la clase.
—Buen punto — Vuelve a sonreír — Entonces... — Alarga las palabras durante unos segundos pero no termina de hablar.
— ¿Entonces...? — Frunzo el ceño confundida.
— ¿Quieres hacer algo?
— ¿Algo? ¿Cómo qué? — Arqueo una ceja.
—Ir a desayunar... tal vez — Mete sus manos en sus bolsillos traseros del pantalón.
—Me encantaría pero solo salí de mi clase un momento no es como que no piense en regresar — Suelto una risita.
—Oh... si claro... debes de regresar — Noto como se balancea de adelante hacia atrás un tanto nervioso o apenado, tal vez.
—Pero eso no significa que no pueda estar contigo un rato más platicando — Le sonrió ampliamente para que vuelva a recuperar la confianza — Así que vamos a ponernos cómodos — Lo tomo de su brazo derecho haciendo que lo saque de su bolsillo trasero y lo jalo para que camine conmigo.
—Está bien — Él cede y deja que yo lo guíe. Finalmente llegamos a una barda un poco alta sobre la cual se sitúa una de las tantas jardineras que tiene la escuela.
Sí, aparte de que mi escuela es muy grande cuenta con una gran flora, en serio, hay gran variedad de áreas verdes. La verdad es que es una escuela realmente bonita, en la que no importa lo mucho que te estreses en tu salón de clases simplemente con ver por la ventana te relajas al ver los árboles con sus hojas moviéndose de un lado a otro o puedes salir y tomar aire fresco, simplemente es algo magnifico.
Con ayuda de las escaleras que hay a un costado de la barda me siento y Dean se acomoda a mi lado.
— ¿Y cómo estuvo tu fin de semana? — Me pregunta Dean.
—Algo aburrido, solo hice tarea que tenía pendiente y estuve viendo la televisión — Me encojo de hombros y comienzo a mover las piernas de una en una hacia adelante y hacia atrás provocando que de vez en cuando choquen contra la barda
—Oh... — Junta las cejas — Que mal, pero este fin de semana podría ser mejor.
— ¿Ah sí? — Él asiente con la cabeza — ¿Cómo?
—Podríamos hacer algo juntos. Después de todo aún me debes una ida al cine.
—Cierto...
— ¿Entonces sí? — Pregunta para estar seguro de que he aceptado.
—Por supuesto, me agrada esa idea — No puedo evitar de sonreír.
—Pero enserio, esta vez sí iremos al cine — Me mira fijamente.
—Claro que sí, prometo que no cambiare los planes esta vez — Rio y él también.
Editado: 08.10.2019