Capítulo 2
Joaquín llegó al día siguiente con Asturia, sus dos hijas, el padre de Asturia y Genoveva la nana de las niñas. Todos excepto el padre de Asturia decidieron quedarse en casa de Gitano. La casa era grande y estarían cómodos. Pablo, el padre de Asturia, decidió quedarse en el hotel del pueblo.
Joaquín en cuanto llegó al pueblo decidió ir al cementerio a dar sus respetos a su madre. Su muerte le había chocado muchísimo y lo más que le dolía era que hacia 2 años que no la veía. Ahora la oportunidad de hablar con ella por última vez, de decirle cuanto la quería por última vez se habían esfumado. Una vez tuvo su momento volvió a la casa para ya encontrar guerra.
- Me pueden explicar la pelea.
- Que esta mustia cree que manda. Que entienda cuál es su lugar.
- No voy a cambiar de cuarto.
- Es más cómodo que Genoveva se quede en tu cuarto ya que queda cerca del cuarto de las niñas.
El Gitano se cansó de escuchar los gritos y salió a ver que estaba sucediendo. Él sabía que habían llegado, pero no quería salir del cuarto. Nadie quiso molestarlo. Pero el escándalo de Azucena y Asturia no lo pudo ignorar más.
- ¿Por qué los gritos?
- Papá, perdona los aspavientos. Estoy feliz de verte. (le dice Joaquín mientras lo abraza)
El Gitano le corresponde el abrazo, pero no deja que sus verdaderos sentimientos lo derrumben.
- Me agrada verte también.
- Sr. Gustamente. Disculpe el ruido. Le prometo no volverá a pasar. Es bueno verlo luego de tanto tiempo. Hubiese querido que nos viéramos en mejores circunstancias. (le dice Asturia al Gitano con cara de inocente)
- Tengo mucho dolor de cabeza les agradecería que mantuvieran el nivel de ruido lo más bajo posible.
- ¿Quieres que te prepare un té? (le pregunta Azucena)
- Por favor.
Antes de irse a la cocina Azucena se voltea hacia donde Asturia.
- Manda a sacar las cosas de Genoveva de mi cuarto, aquí cuartos hay demás.
El Gitano no tenía ganas ni ánimos de opinar sobre lo que ocurría, así que simplemente siguió para la cocina a esperar el té.
- Asturia, ¡me puedes explicar! Acabamos de llegar y ya estás buscando pelea con Azucena.
- No entiendo las costumbres de esta familia. Un empleado es solo eso. Aquí dejan que los empleados tomen decisiones, como si mandaran algo.
- Asturia por favor no es momento para nada de esto.
Mientras tanto en la cocina, Azucena preparó el té y le sirvió al Gitano y se sirvió ella.
- ¿Cuál era la pelea con Asturia?
- No es importante.
- Yo se lo difícil que es tratarla. Fue la razón de no ver a Joaquín por tanto tiempo. Esmeralda tenía planes de viajar a ver a Joaquín antes de enfermar. Ella quería hacer un último intento por llevarse bien con Asturia. Ver más a Joaquín a Lili y Graciela.
- Lo sé. Me lo había comentado a mí también.
- La realidad es que dentro de todo me sentía culpable por no haber intentado más. La última vez que vinieron las cosas no terminaron en buenas. Pero para serte sincero, ahora que la veo y la escuche sé que se me va a hacer bien difícil lograr llegar a llevarnos bien.
- Tenemos que hacerlo por Esmeralda. A ella le hubiese gustado la familia unida. Y ahora que lo pienso debo también tratar. Le voy a dejar mi cuarto a Genoveva y yo me paso a uno de los cuartos de atrás.
- Esa era la pelea.
- Si. La realidad es que me dan pena sus empleados.
Más tarde Azucena fue la que rodó las cosas de Genoveva a su habitación. También tomó lo que necesitaba y se rodó a una de las habitaciones de atrás. Ella realmente quería darle el beneficio de la duda a Asturia. Quería que la familia estuviera unida en estos momentos.
Esa noche todos cenaron en familia. El Gitano hizo un esfuerzo y aunque no tenía mucho apetito cenó con ellos. Era lo que Esmeralda hubiese querido.
Al otro día Joaquín fue a casa de Perla y allí David también lo estaba esperando. Él los había citado la noche anterior pero no quería que el Gitano supiera de la reunión.
- Bueno Joaquín, ¿para que nos citaste aquí?
- Quería hablar con ustedes sin que papá se diera cuenta.
- ¿De qué? (pregunta Perla intrigada)
- Primero que todo, ¿cómo ven a papá? Yo lo veo tranquilo.
- Se ve que llevas tiempo sin venir. Papá aparenta estar tranquilo, pero está muy lejos de estarlo. (le dice Perla con un poco de resentimiento en el tono)
- De todos los negocios nos estamos encargando nosotros. Juan está supervisando, ya que yo tengo que estar en la hacienda y no puedo hacerlo directamente y Perla con Dalila trabajan con el restaurante y la posada.
- Creen que a papá le molestaría si cerramos el restaurante y la posada.
- ¡Cerrar el restaurante y la posada! ¿Por qué? (pregunta David con intriga)
- He estado pensando mucho y creo que ya es tiempo de que regrese al pueblo. Ahora, tengo una idea que ayudaría aún más a Cebana y para poder llevarla a cabo necesito un local estratégico como el restaurante. Además, tengo otras ideas para la posada.
- ¿Qué ideas? (pregunta Perla con intriga, pero a la vez con coraje ya que entendía lo que se avecinaba no era bueno)
- Un periódico. Cebana necesita seguir progresando y un periódico es justo lo que se necesita para seguir atrayendo el progreso a Cebana.
- ¿Y tú quieres cerrar el restaurante para hacer el periódico en ese lugar? (le dice David con sarcasmo en el tono)
- Si. Tengo muchísimas ideas. El padre de Asturia vino en este viaje para ayudarme con los detalles. Para la posada también tengo ideas que la pueden convertir en un hotel para recibir a posibles inversionistas.
- Ya me estaba raro que tu mujer y su padre quisieran venir. Había gato encerrado. Ya sabía que no era que sintieran la muerte de mamá. (Perla le dice con coraje en el tono)
- Cuidado de cómo te refieres a mi esposa y su padre.
- No es como si no fuera la verdad. (David le dice con coraje también)
- Vengo para el pueblo para pasar más tiempo con la familia.
- Si claro y a su vez aprovecharte de vulnerabilidad de papá.
- Eso no es lo que intento. Mis intenciones son buenas. Con un periódico los beneficios para el pueblo y para nosotros serían extraordinarios.
- Y dime, ¿tu mujer puede beber un vaso de agua mientras tú dices eso? (le dice Perla con mucho sarcasmo)
- No sé qué insinúas.
- No estoy insinuando, te lo estoy diciendo claro. Sé que esta descabellada idea es de ella y su padre.
- Permíteme Perla. (le dice David a Perla porque la ve muy alterada) Déjame ahorrarte un mal rato Joaquín. Papá jamás va a aceptar semejante idea. Él no va a cerrar el restaurante mucho menos la posada. Allí trabajan Dalila, Trixia y su familia.
- Los empleados no deben ser la razón para que los negocios no se expandan. Además, ya Dalila esta vieja. Es hora de que se retire. Trixia también. Le pagamos un dinero para que tengan para vivir estos últimos años y ya.
- Que sencillo verdad (le dice David con coraje) Tú te estas escuchando. De verdad que te desconozco. Porque en vez de tratar de cerrar el restaurante y pensar en cambiar el concepto de la posada, no inviertes en algún lote en el pueblo y vas trabajando con eso.
- Si quieren que les sea sincero no cuento con el capital. Pero estoy seguro de que va a rendir frutos por eso es que quiero hacerlo.
- Claro a costas de papá. (le dice David con más coraje)
- No entiendo su coraje. Yo lo que quiero es lo mejor para la familia. Además, eventualmente nos va a tocar a nosotros encargarnos de todo. Yo solo quiero que las cosas sean más simples.
- Sabes que Joaquín, no puedo seguir escuchando todas estas babosadas. Te agradecería que salieras de mi casa. Cuando tengas la mente más clara podemos conversar nuevamente.
- ¡Me estas echando de tu casa! (le dice Joaquín con sorpresa en el tono)
- Si. Tengo muchos pendientes para estar perdiendo el tiempo de esta manera. Papá siempre nos enseñó a luchar por lo que queremos. Nunca nos enseñó a pedir limosna o querer aprovecharnos de su éxito. Yo estoy segura que si le pides a papá que te ayude él lo hará. Pero tus descabelladas ideas de cerrar el restaurante y cambiar la posada, él no las va a aceptar.
- Yo también tengo muchas cosas que hacer. Te agradecería Joaquín que no le digas nada a papá. Ya te dijimos que, aunque se vea tranquilo en realidad no lo está. No vengas a dañar el progreso que ha tenido porque tú venías.