Capítulo 7

Al otro día el abogado del pueblo citó a David, Perla, Joaquín y Azucena a su oficina. Lo menos que ninguno quería era tener que lidiar con asuntos de negocios o dinero, pero al parecer el Gitano había dejado las cosas arregladas.

Cuando Azucena, Perla y David llegaron vieron que Joaquín ya estaba allí. David lo miró con coraje, pero nadie lo saludó ni le dijo nada. Una vez todos tomaron asiento el abogado sacó unos documentos y los puso sobre el escritorio. Mientras ponía estos documentos explicaba que hacía años que sus padres habían hechos ciertos arreglos para su muerte.

•  ¿Por qué Azucena está aquí? (pregunto Joaquín sin importarle la reacción de sus hermanos)
• Tiene más derecho de estar aquí que tú. (le dice David con coraje)
• Ya basta este no es ni el momento ni el lugar. Continúe Sr. Lorenzo. (dice Perla con coraje)
• Aquí en mis manos tengo varios títulos de propiedad. El terreno que el Gitano había comprado para reubicar la posada te lo deja a ti Perla. Además, de un dinero para que o la reubiques o construyas lo que tú o tú esposo deseen. (le dice mientras le entrega los documentos a Perla.)
• David a ti te dejan la herrería y todos los caballos de la casa grande y el ganado que poseían y te pide que no dejes desamparados a los empleados. Dejaron un dinero para darles y mientras los puedan mantener empleados lo hagan.
• Joaquín a ti te dejaron la casa grande y además te dejaron un dinero para que lo utilices en lo que tú quieras. (le dice mientras le entrega unos documentos)
• Azucena a ti te dejaron el colmado. Además de dinero para que continúe corriendo. Te dejaron además dinero para que en caso de que necesites donde vivir puedas comprar algo que sea tuyo y puedas vivir cómoda. (le dice mientras le entrega unos documentos)
•  También dejaron dinero para todos los nietos. Además, recalcan que el restaurante queda en manos de Dalila y Trixia como ya estipulado.

Joaquín estaba un poco en estado de impresión. Tanto buscar el dinero y jamás pensó que estaría guardado para su bienestar el de sus hijos y sobrinos. El Gitano y Esmeralda se habían encargado de todo.

Cuando salieron de la oficina del abogado, David paró a Joaquín en seco antes que prosiguiera caminando hacia su caballo.

• ¿Cuánto pides por la casa grande?
• ¿Qué?
• Pídeme lo que quieras por la casa? Quiero comprarla.
• ¿Por qué?
• La casa se debe quedar en la familia y tú ya no eres parte de la familia. Con ese dinero y lo que mamá y papá dejaron puedes echar a andar tu ideíta del periódico. Ahora te aconsejaría que lo hicieras lejos de aquí, ya que tú conoces la gente de Cebana y luego de todo lo que ha ocurrido no creo que tengas la ayuda de nadie.

Joaquín miró a su hermano muy serio. Sabía que él hablaba en serio y a su vez sabía que por su tono la cosas no iban a mejorar pronto.

• Está bien. Te voy a vender la casa. Ahora, no me voy de Cebana, voy a echar a caminar el periódico para probarte que yo tenía razón.

Varias semanas después terminaron los documentos necesarios en referente a la casa. David tomó posesión de la misma y se la dejó a Perla para que ella se mudara y pudiera expandir la clínica con más comodidad utilizando a su vez el terreno de la casa que antes era de Damián.

Joaquín comenzó los tramites del periódico. Tal como David había predicho tuvo mucha oposición de la gente del pueblo. Además de la oposición del pueblo, su suegro no ayudaba malgastando el dinero que estaba separado para el proyecto. En un principio él pensó que iba a tener mucho éxito, pero luego de unas semanas su positivismo se estaba evaporando.

Una vez comenzó el periódico a funcionar, comenzaron los viajes de Pablo Méndez a la capital. En un principio iba solo pero ya para el tercer viaje comenzó a llevarse a Asturia.

Joaquín no pensaba nada al respecto, durante los días sin ellos él podía trabajar con más tranquilidad. Ahora ya para cuando Asturia se había ido 3 veces se dio cuenta que cada vez los viajes se alargaban más. Fue cuando empezó a sospechar que algo ocurría. Cuando regresaron de ese viaje, Joaquín decidió enfrentar a Asturia. Para evitar gritos desde el principio de la conversación decidió comenzar la conversación hablando de los niños y que no debían estar tanto tiempo alejados de la madre.

• Sabes qué, que bueno que traes la conversación. Es momento de hablar y hablar claro.

Joaquín la miró seriamente y hasta con un poco de aprensión.

• ¿A que te refieres?
• Me voy. Ya estoy con alguien de la capital. Alguien que puede darme mucho más de lo que tú me puedes dar. Un ganador.
• Esto es una broma de mal gusto.
• No es broma Joaquín. Me canse de tus promesas. De que me digas una y otra vez que tu momento está por llegar. La última oportunidad era venir a este maldito pueblo y echar a andar tu periódico, pero por lo visto eso va a ningún lado como todo lo que haces.

Joaquín la miró con mucho coraje, pero no dejo que el coraje lo hiciera sobre actuar.

• ¿Y las niñas?
• Estarán mejor contigo. Yo necesito tiempo para mí. Necesito tiempo para restructurar mi vida. Lo nuestro fue un error. Es un error. No estamos hechos el uno para el otro.
• Después de todo lo que hemos pasado juntos. (le dice con rabia en el tono) Después de todo lo que he pasado con mi familia. Todo ha sido por ti. Todo ha sido por el bienestar de nuestra familia. Tú con toda calma me dices que quieres deshacer nuestro matrimonio y nuestra familia por alguien que conociste en la capital. Que quieres abandonar tu familia. Eres una cualquiera.
• Dime lo que quieras. Enójate lo que quieras. No voy a cambiar de parecer.
• Vas a abandonar a tus hijas así porque sí. No te da vergüenza. Son tus hijas.
• Siempre imagine mi vida llena de lujos y bien tratada. Contigo solo he pasado vicisitudes. Ahora tengo la oportunidad de comenzar de nuevo y sabes no la voy a desaprovechar. Si el destino ha puesto esta oportunidad en mi camino no debo rechazarla. Por algo el destino me está ofreciendo esta nueva oportunidad.