14 de febrero del 2022
A Sonia, la única chica que me hacía reír genuinamente.
No podrás leer esta carta, lo sé, partiste sin avisar, partiste sin decirme tus sentimientos en vida, y por la tanto, no pudiste recibir una respuesta positiva.
¿Por qué nunca lo hiciste? La pregunta es un poco egoísta, teniendo en cuenta que jamás te di señales de interés. Pero, ¿por qué no lo hiciste? ¿Qué perdías? Si tú eras tímida, yo lo era aún más. Lo sabías.
Apenas podía gesticular palabra cuando estabas presente, tú quizá pensabas era timidez o desinterés. Pero era nerviosismo. Me parecías una chica simpática. Me gustabas. Me gustas muchos.
Escribo estas líneas, en medio de lágrimas que mojan la hoja en blanco.
Al leer tu carta, lo primero que hice fue escribirte, pero no respondías. Yo quise pensar era una broma de mal gusto. Fui a tu casa, esperando me recibieras sonriente, tus ojos brillantes cada vez que me veían, y tu mano derecha rascar tu cuello. Pero no. En cambio me recibió tu madre, usaba un vestido negro, y las nariz y ojos los tenía rojos.
Estaba de más preguntar, pero lo hice.
—¿Y Sonia?
La mujer rompió en llanto. Bajó la cabeza y se hizo a un lado, con la mano señaló hacia adentro.
No. No podía ser verdad.
Pasé por al lado de tu madre, corrí adentro, para encontrar una sala repleta de personas que vestían de negro y lloraban.
Yo con mi bluyín viejo, zapatos desgastados, y una camisa azul cielo.
Varios individuos se hicieron a un lado al verme, quedando en mi campo de visión un ataúd marrón.
Me acerqué, mi corazón latía desenfrenado, sentía miles de agujas clavarse en todo mi cuerpo. Mi alrededor daba vuelta. Entonces te vi. Tus ojos cerrados, tus labios morados, tu piel pálida.
No. No. No. Tú no.
Coloqué una mano en el vidrio. Las lágrimas fluyeron.
Tú tampoco lo sabías, pero hacías de mis días de mierda, días buenos.
Ahora me duele nunca habértelo dicho. Ahora me duele no haberte dicho estoy enamorado de ti.
Tú te fuiste para ser feliz, ¿pero yo qué? ¿Cómo hago para sobrellevar qué la chica qué amo se quitó la vida y solo así fue capaz de decirme qué me amaba?
¡Pudimos luchar juntos! Pude enseñarte a ser valiente, a ser fuerte, a ser feliz.
Tan solo si alguno hubiese hablado...pero ya no hay marcha atrás.
Atentamente, Peter, el chico que siempre te llevará en su corazón como su gran amor secreto.