Capítulo 14º Visión de futuro.

Lucas siguió en vigilancia después de que le dieran la libertad.

Pero por poco tiempo, lo estaban vigilando a cada paso que daba, de su mansión a su multinacional, al supermercado con su esposa y a la gran mansión de sus padres al otro lado de la bahía.

A reuniones por la noche en almacenes situados en las afueras de la ciudad.

Algo olía mal, y la policía lo sabía.

En una de las salidas por la noche, Lucas iba bajo los efectos del alcohol; la policía lo paró y él salió del coche y propinó un golpe al agente.

Hubo forcejeo entre él y los agentes que lo detuvieron y lo llevaron a comisaría.

No solo era un hombre con ganas de hacer daño, intentando quitar la hija que en su momento despreció; también estaba metido en asuntos sucios, y eso ayudaba aún más a poderlo encerrar.

Demasiadas cosas en su contra, y eso favorecía a Brenda.

El arresto de Lucas marcó un hito importante en la vida de Brenda. Aunque la amenaza inmediata se había acabado, los ecos de su persecución continuaban en su mente. La sensación de vulnerabilidad y la intrusión en su privacidad habían dejado una marca profunda.

Unos días después, Brenda se reunió con Elena, la abogada, para revisar los avances en el caso. La reunión se llevó a cabo en una oficina tranquila, con ella explicando los últimos detalles del juicio.

—Las pruebas que tenemos son muy reveladoras —dijo Elena, mostrando documentos y archivos en su ordenador—. El dispositivo de vigilancia, las grabaciones y las pruebas de los movimientos de Lucas son irrefutables. Sin embargo, aún queda el desafío de demostrar que Lucas tenía la intención de causar daño real.

Brenda confirmó con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.

—No puedo dejar de pensar en todo lo que pasó. A veces me pregunto si Lucas está solo, o si hay más personas involucradas—. Incluso su esposa, que no puede tener hijos.

Elena miró a Brenda con seriedad.

—La policía está investigando cualquier posible red de colaboradores. Han encontrado algunos indicios de contactos adicionales de Lucas, pero no hay pruebas concluyentes aún.

Mientras Brenda se dirigía a su apartamento, la sensación de angustia seguía presente. La vida parecía haber vuelto a una rutina casi normal, pero el miedo persistía. La vigilancia continuaba, y aunque el equipo de seguridad había disminuido, Brenda mantenía una vigilancia constante sobre su entorno.

Una noche, mientras Brenda, Margaret y Brigitte estaban solas en casa, un nuevo episodio de miedo se apoderó de ellas. Alrededor de la medianoche, Brigitte se despertó llorando, y Margaret se levantó de la cama diciendo que había visto una figura por los pasillos del portal desde la ventana de la habitación. . Brenda, con el corazón acelerado, revisó el apartamento minuciosamente, asegurándose de que todo estuviera en orden.

En su búsqueda, Brenda notó algo sospechoso. Había una pequeña huella de tierra en la puerta de su hogar, como si alguien hubiera estado observando desde el exterior. Llamó a Mark, quien envió un equipo para investigar de inmediato.

El equipo encontró huellas que llevaban al quinto piso del bloque de enfrente, pero no había signos de alguien dentro de la propiedad. Mark se mostró preocupado.

—Parece que Lucas ha enviado a alguien asociado con él; podría estar intentando intimidarte o hacerte creer que aún está cerca. Vamos a aumentar la seguridad de inmediato. —Ya sabes que él está encerrado y no va a salir. Será juzgado por tu caso y por más delitos; tiene rejas para tiempo, por mucho poder familiar que tenga y por mucha clase alta social a la que pertenezca.

La paranoia y el miedo continuaron afectando a Brenda. Pasó los días revisando las cámaras de seguridad y tomando precauciones adicionales. Su ansiedad creció cuando recibió una carta anónima que contenía una fotografía antigua de Brigitte y ella, tomada en un parque que solían visitar. La imagen estaba acompañada de un mensaje:

"Nunca estarás realmente a salvo."

La carta desató una ola de pánico en Brenda. ¿Cómo podía alguien seguir acercándose a ella a pesar de las medidas de seguridad? ¿Y estando Lucas en prisión? Decidió que era hora de tomar el control de la situación. Reunió a Elena, Mark y a su equipo de seguridad para trazar un nuevo plan.

—Necesitamos hacer que Lucas y cualquier persona asociada con él se sientan atrapados. dijo Brenda decidida—. Si están intentando jugar con mi mente, tenemos que demostrarles que estamos un paso adelante.

Mark y su equipo comenzaron a llevar a cabo una serie de tácticas en cubierta. Colocaron falsos dispositivos de seguridad y cámaras de vigilancia adicionales en lugares estratégicos, para crear una falsa sensación de vulnerabilidad y atraer a cualquier posible espía.

Durante una semana, Brenda observó cómo el equipo de seguridad trabajaba en silencio, tratando de captar cualquier señal de actividad sospechosa. Aunque el ambiente siempre era de estrés y nerviosismo, Brenda intentó mantener la calma y concentrarse en su pequeña.

Una noche, mientras Brenda estaba en su habitación, recibió una llamada en su móvil. Era un número desconocido. Al contestar, una voz distorsionada le dijo:

"Estás jugando un juego peligroso, Brenda. Lo que te espera es mucho peor de lo que imaginas."

El mensaje la dejó atónita. Se dirigió rápidamente al despacho donde Mark estaba revisando las cámaras de seguridad.

—Acabo de recibir otra amenaza. Creo que están tratando de desesperarme.

Mark revisó las imágenes de las cámaras de seguridad y, con la ayuda de su equipo, detectaron un patrón de movimientos sospechosos cerca de la propiedad. Parecía que alguien estaba probando las defensas del apartamento.

—Vamos a hacer un operativo nocturno —propuso Mark—. Vamos a seguir los movimientos y ver si podemos atrapar a quien está detrás de esto.

Esa noche, Brenda se preparó para lo que pudiera pasar. Se dirigió a una habitación segura con Brigitte y Margaret, mientras el equipo de seguridad se desplegaba en otra habitación de la casa. Los agentes estaban listos para intervenir en cuanto se detectara cualquier actividad sospechosa.