Flor Indomable

Capítulo 9

El aire en el "Alba Dorada" se sentía espeso, cargado de una tensión eléctrica. Giulia Denegri, con la llave y la nota de Giovanni en su poder, se debatía en un mar de dudas. La advertencia de Serena sobre el peligro real de Giovanni, la revelación de que su madre estaba investigando y considerando recurrir a él, y la frialdad distante de Massimo, que ya no la visitaba con la misma frecuencia e intensidad, la habían sumido en una profunda incertidumbre. La idea de escapar por la puerta de servicio, usando la señal, era una tentación ardiente, pero el miedo a caer en las garras de Giovanni, o a poner a su madre en mayor peligro, era paralizante.

Massimo, ajeno a los detalles de la intriga de Giovanni y la lucha interna de Giulia, sentía la urgencia de resolver la crisis de Hong Kong. La presión de los compradores se hacía insoportable, y las comunicaciones con su socio eran cada vez más tensas. Giovanni, por su parte, había logrado infiltrar a Isabella Rossi en el círculo de Massimo, esperando que la artista pudiera obtener información valiosa. Pero su plan principal seguía siendo la captura de Giulia.

Esa noche, la oportunidad que Giovanni había estado esperando se presentó de forma inesperada. Massimo, consumido por la frustración de Hong Kong y las sospechas sobre el juego de Giovanni, decidió tomar un riesgo. Quería una confrontación directa, una demostración de fuerza. Había convocado a Giovanni a una cena privada en su residencia de la colina, un lugar que, según él, serviría para discutir "los problemas del negocio".

—Serena— dijo Massimo a su mano derecha, mientras se preparaba. Su voz era gélida, desprovista de emoción. —Quiero que te asegures de que Giovanni venga solo. Y que cada movimiento suyo sea monitoreado. Si intenta algo... cualquier cosa... quiero que reaccionemos. Con fuerza. Pero sin dar la impresión de que estábamos esperando una emboscada—

Serena asintió, su expresión sombría. —Lo entiendo, Massimo. Pero ir solo... es un gran riesgo. Él no es tonto—

—Él cree que me está manipulando. Él cree que yo no sé que él está detrás de esto. Le daré la impresión de que está ganando. Que su estrategia está funcionando. Y cuando esté lo suficientemente cerca, cuando baje la guardia... lo sorprenderemos— Massimo miró por la ventana, sus ojos fijos en las luces de la ciudad. —Y quiero que Giulia esté segura. Que nadie nadie pueda acercarse a ella. Amplía la seguridad en el 'Alba Dorada'. Hazlo discreto, pero impenetrable—

Mientras Massimo se preparaba para su duelo de titanes, Giovanni Castelli también estaba tramando. La invitación de Massimo era exactamente lo que quería. Una trampa bienvenida.

—Así que el gran Massimo quiere una charla privada— se mofó Giovanni, sirviéndose un vaso de whisky en su oficina. Luca Bianchi lo observaba con atención. —Cree que soy un idiota por meter mis narices en su vida privada, ¿verdad? Cree que puede asustarme con su poder—

—¿Y tú, Giovanni? ¿Vas a ir?— preguntó Luca.

Giovanni sonrió, una sonrisa cruel y triunfante. —Por supuesto que voy a ir. Es el escenario perfecto. Massimo estará ocupado tratando de lidiar conmigo, quizás incluso intentando algo estúpido. Y mientras él está distraído, tú te encargarás del resto—

—¿Del resto? ¿Qué quieres decir?—

—Giulia Denegri. La 'flor indomable'. Massimo la tiene bajo llave. Pero tú, Luca, con tus habilidades, puedes conseguir acceso. Y cuando yo tenga a Massimo ocupado en su castillo, tú te la traerás. La pondremos a salvo... al menos, a salvo de Massimo. Y entonces, Massimo Ferrer estará completamente a mi merced. Perderá su imperio, su orgullo... y su preciosa Giulia—

Giovanni le dio un trago largo a su whisky. —Esta noche, Luca, el juego cambia. Esta noche, la presa se convierte en cazadora. Y Massimo Ferrer, el rey de Nápoles, caerá—




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.