Flor Indomable

Capítulo 12

El aire en la vieja fábrica abandonada a las afueras de Nápoles vibraba con tensión. Era el "refugio seguro" de Giovanni Castelli, un lugar sombrío y decadente que contrastaba con la ostentación de su rival. Giulia , atada a una silla en una habitación polvorienta, observaba con ojos desorbitados mientras Luca Bianchi y sus hombres se movían a su alrededor. Había sido traída allí tras el ataque a la residencia de Massimo, su breve e ilusoria esperanza de escape desvanecida en la oscuridad.

—¿Por qué hacen esto?— preguntó Giulia, su voz temblando, pero con un dejo de desafío. —¿Por qué soy el peón en su juego?—

Luca se encogió de hombros, una sonrisa burda en su rostro. —No eres un peón, hermosa. Eres la reina. La pieza que hará caer al rey. Giovanni te va a ofrecer un trato: tu libertad a cambio de la rendición de Massimo. Y créeme, tu libertad tiene un precio muy alto—

En ese momento, el sonido de motores rugiendo rompió la quietud de la noche. Massimo Ferrer, cojeando ligeramente por las heridas del ataque, pero con una furia gélida brillando en sus ojos, descendió de un coche blindado, rodeado por sus hombres más leales, entre ellos Marco Rossi y Serena Bellini. El plan de Serena era arriesgado: usar la información del detective de Elena Denegri y la vigilancia de los movimientos de Giovanni para localizar el refugio.

—¡Giovanni!— rugió Massimo, su voz resonando en el espacio vacío. —Devuélveme a Giulia. Ahora—

Giovanni apareció en el segundo piso de la fábrica, observando la escena desde arriba. Estaba flanqueado por unos pocos de sus hombres más leales, pero la llegada inesperada y contundente de Massimo había desbaratado su plan de una retirada sigilosa.

—Ah, Massimo— dijo Giovanni, su voz cargada de sarcasmo. —Veo que has sobrevivido a mi pequeña sorpresa. Y parece que vienes solo. Qué valiente... o qué estúpido—

—No estoy solo, Giovanni. Y tú sabes que nunca has podido ganarme limpiamente— replicó Massimo, su mirada fija en la figura atada de Giulia.

—¿Limpiamente?— rió Giovanni. —En nuestro mundo, Massimo, no existe la limpieza. Solo existe el poder. Y esta noche, tu poder se ha desmoronado. Tienes la opción: ríndete, entrégame tus operaciones, y tu pequeña... protegida... puede que salga con vida. O resiste, y la verás sufrir las consecuencias—

Massimo sintió una punzada de terror al ver la crueldad en los ojos de Giovanni. Pero la rabia también lo inundaba. La debilidad que sentía por Giulia se había transformado en una determinación feroz de protegerla, de acabar con quien la amenazaba.

—No voy a entregarte nada, Giovanni— dijo Massimo, su voz firme a pesar del dolor. —Y no te saldrás con la tuya—

La confrontación se intensificó. Massimo ordenó a sus hombres que avanzaran, mientras Giovanni respondía con fuego. El sonido de los disparos resonó en la fábrica, un eco brutal de la guerra que se había librado en las sombras durante tanto tiempo.

Marco , actuando con su habitual eficacia, lideró el asalto principal, mientras Serena , con su equipo de infiltración, intentaba flanquear a los hombres de Giovanni para llegar a Giulia.

En medio del caos, Luca , viendo que el plan de Giovanni se desmoronaba, intentó escapar con Giulia. Pero Serena y sus hombres lo interceptaron. En la lucha que siguió, Giulia, aprovechando la distracción, logró liberarse de sus ataduras y esquivar un golpe de Luca. Con una fuerza inesperada, utilizó una barra de metal suelta para golpear a Luca en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Mientras tanto, Massimo se enfrentaba directamente a Giovanni. El duelo entre ellos era brutal, una danza de poder y venganza. Massimo, herido, luchaba con la furia de un león acorralado, mientras Giovanni, con la ventaja de la sorpresa inicial, intentaba someterlo.

Sin embargo, Giovanni subestimó la resistencia de Massimo y la lealtad de sus hombres. Marco logró neutralizar a la mayoría de los atacantes de Giovanni, y Serena, tras liberar a Giulia, se dirigió hacia el lugar donde Massimo se enfrentaba a Giovanni.

En el momento crucial, cuando Giovanni estaba a punto de asestar un golpe mortal a Massimo, Serena irrumpió, interrumpiendo el ataque. Giovanni, enfurecido por la intervención, se volvió hacia ella. Pero Massimo, aprovechando la distracción, se lanzó sobre Giovanni, desarmándolo.

La lucha final fue desesperada. Massimo y Giovanni lucharon cuerpo a cuerpo, su odio mutuo alimentando su furia. Finalmente, con un último y poderoso empujón, Massimo lanzó a Giovanni contra una de las máquinas oxidadas de la fábrica. El golpe fue brutal. Giovanni cayó al suelo, inmóvil, su respiración apenas audible.

Massimo, jadeando, lo observó con una mezcla de agotamiento y satisfacción gélida. —Se acabó, Giovanni. Tu juego ha terminado—

Serena y Marco aseguraron la zona, deteniendo a los hombres restantes de Giovanni. Giulia, cubierta de polvo y con el corazón latiéndole a mil por hora, se acercó a Massimo.

—Massimo— susurró, su voz ronca.

Massimo se giró, sus ojos azules, antes llenos de furia, ahora reflejaban un cansancio profundo. Vio a Giulia, ilesa. La tomó en sus brazos, un gesto de alivio y posesión mezclados.

—Estás a salvo— dijo, su voz áspera. —Estás a salvo—

La guerra había terminado. Giovanni Castelli, el ambicioso socio que había intentado derrocar a Massimo, yacía derrotado. La familia Denegri, gracias a la intervención de Elena y Antonio , y a la valentía de Giulia, había logrado un resquicio de esperanza.

Pero las cicatrices de la batalla eran profundas. Massimo había ganado, pero a un gran costo. Su imperio había sido atacado, sus finanzas afectadas, y su relación con Giulia, forjada en el fuego de la violencia y la manipulación, se encontraba en un punto incierto.

La pregunta que flotaba en el aire, mientras la policía llegaba para hacerse cargo de Giovanni y sus hombres, era si la "flor indomable" podía florecer en el peligroso jardín de Massimo Ferrer, o si las semillas de la traición y la violencia ya habían marchitado cualquier posibilidad...




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