Flores A Juliana

CAPITULO 4

—Conozco a Gustavo desde que eramos unos niños; cuando apenas eramos amigos de infancia, crecimos juntos y poco a poco esa amistad se transformo en amor.

Fui la primera a la que le contó su sueño de convertirse en doctor y el fue el primero en saber sobre mis sueños de ser maestra. Pero ahora debía de contarle todo lo que estaba sucediendo con la joyería familiar y mis planes de ser la nueva administradora. –Un hormigueo recorría su garganta formando un camino hacia su estómago mientras hablaba con su conciencia; sin duda estaba muerta de nervios–.

—Por suerte este fin de semana Gustavo vuelve de la capital -pensó.

En cuanto el reloj marcó las 10:30 de la mañana del viernes, el autobús proveniente de la capital arribó a la estación camionera de Guanajuato; para las 11:45 Gustavo estaba tocando la puerta de Juliana.

En cuanto Juliana abrió la puerta a toda prisa su corazón se volcó en un mar de sentimientos; ver a Gustavo parado frente a ella después de dos semanas sin casi comunicación desaparecieron cuando ambos se fusiónaron en un profundo beso.

Volver a sentir la piel de su amado entre sus manos era para Juliana como volver a nacer, entre sus brazos el tiempo desaparecía y todos sus problemas se desmoronaban entre sus labios.

Para cuando el efusivo recibimiento culminó ambos amantes se abrieron paso hacia la sala principal.
—No sabes cuantas noches te extrañe –dijo Gustavo mientras tomaba asiento al lado de ella–.

—Hubiera dado todo por poder pasar estos momentos difíciles a tu lado.
—No te preocupes querido   –respondió Juliana mientras entrelazaba su mano con las de Gustavo.-

—Se que estabas tomando unos exámenes importantes para la carrera, lo que importa ahora es que estés aquí, aunque sea solo por un fin de semana –dijo con una sonrisa mientras depositaba un tierno beso en los labios de Gustavo–.

—Pronto estaremos juntos por más tiempo que sólo un fin de semana.
—¿A que te refieres?
—Me ofrecieron un puesto de residente en el hospital donde hago mis prácticas para en cuanto me gradúe, para fin de año podremos mudarnos juntos a la capital y casarnos, con el tiempo conseguirás una plaza de maestra y habremos logrado lo que siempre quisimos.

El entusiasmo con el que Gustavo había iniciado fue convirtiéndose en incertidumbre cuando no consiguió respuesta inmediata de Juliana, poco a poco la cara de ella se torno seria y retiro su mano de entre las de Gustavo.

Después de un minuto que pudo parecer una eternidad y tomando valor, Juliana miro a los ojos a Gustavo mientras pronunciaba:
—No me voy a mudar contigo a la capital.

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