—Tienes que entender no puedo mudarme ahora a la capital –Juliana se levantó del sillón tras de Gustavo mientras este recorría la habitación en círculos–.
—¡No entiendo! Se suponía que en cuanto se solucionaran tus problemas podríamos pensar en lo de la capital –Gustavo se dio la vuelta para acercarse a Juliana mientras la tomaba de los brazos, su mirada era desconcertante y con el ceño fruncido preguntó –¿Porqué ahora ah cambiado? ¿Porqué ahora pones de lado nuestros planes?
Juliana poso su cabeza en el pecho de Gustavo y aunque trato de evitarlo algunas lágrimas salieron de sus ojos, dejando pequeños rastros de humedad en el saco gris de su amado.
Cuando por fin recobró la compostura tomo distancia y secándose las lágrimas que quedaban miro a Gustavo y exclamó: —Se que esto duele pero tienes que entenderme, las cosas cambiaron y aunque también eran mis planes ahora se que lo que más deseo es permanecer aquí y luchar por mantener vivo lo que me recuerda a mi padre.
—Dime, ¿estas dispuesto a quedarte conmigo aquí?
—Necesito tiempo, lo siento pero es difícil ahora para mí pensar en ese cambio. Perdón.
Gustavo tomo el pequeño equipaje que llevaba con él y mientras se dirigía a la salida Juliana trataba de hacer que su cuerpo reaccionara, que sus pies corrieran y fueran detrás de él para que no se fuera, para que no se apartara de ella.
Pero solo pudo quedarse quieta en el umbral de la casa mientras veía como el cruzaba la calle y poco a poco desaparecía de su vista.
Tal vez solo necesitaba tiempo como el decía, tal vez al día siguiente el la estaría esperando en la banca de siempre como todos los sábados, pero el nudo en su estomago le provocaba pensar en un tal vez donde esa banca estaría vacía al día siguiente.
Siempre que él la dejaba la misma duda la carcomía, y por alguna razón se sentía débil de tan solo pensar que no volvería.
~°~°~°~