Flores A Juliana

CAPITULO 6

Las horas se fueron diluyendo entre las lágrimas y los sollozos; para cuando Doña Graciela regreso del mercado acompañada de Cleotilde del mercado  se encontraron con una Juliana devastada en la sala, había pasado al menos 2 horas llorando y ya no respondía a lo que la rodeaba.

Gracias a la ayuda de Cleotilde logro llevar a su hija a su habitación y después de un té de manzanilla con escencia de jazmín lograron que Juliana se quedara dormida.

—Parece que la niña esta muy afectada señora, ¿que la abra puesto así si cuando nos fuimos estaba bien?– preguntó Cleotilde mientras ponía una olla de café negro en la estufa, después de eso las dos necesitarían una taza de café cargado.

—Gustavo llegaba hoy de la capital para su visita semanal, seguro discutieron por algo y por eso ella esta así de nuevo.

—Si la niña esta así por el muchacho Gustavo no dejare que vuelva a poner un pie en esta casa. Cada vez que tienen problemas ella termina muy mal.

Mientras tomaba un poco de café su madre no podía evitar recordar la ultima vez que algo así sucedió.

En el último día de la Feria de Reyes Juliana llego desbordada en lágrimas, trato de pasar desapercibida pero en su infortunio sus padres sufrían de insomnio esa noche y decidieron esperar a su llegada en el pórtico.

Al verla llegar sola y en un mar de llanto su padre se apresuro hacia ella y con un abrazo la recibio; como lo hacia desde que era una niña.

—Ya mi niña –dijo mientras acariciaba los rizos castaños de su hija –¿Que te paso, porque llegas así?
—Es Gustavo papá, fui por un aperitivo y en el camino me encontré a Martín y lo salude, cuando me alcanzo y nos vio abrazados se puso muy enojado y se fue -el aire le empezó a faltar y de nuevo su voz empezó a cortarse al recordar –me dijo cosas muy horribles y me dejo en claro que no quería volver a verme.

Con un sorbo de café alejo el recuerdo de su memoria ya que dolía de la misma manera como la vez que sucedió.

Ver a su hija desecha aquella vez le había roto el corazón, no sabía en que momento se había vuelto tan desconfiada de si.

Pero aquella vez podía estar tranquila ya que su padre siempre fue bueno para reconfortarla; desde caídas jugando hasta perdidas personales, un tiempo junto a su papá y volvía a ser esa joven soñadora.

Ahora él ya no estaba y no volvería, y aunque ella tratase de hacer lo mejor no podía llenar el hueco que quedo en la vida de las dos después de su partida. 
 

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