Flores A Juliana

CAPITULO 15

Para cuando el alba llegó Juliana prácticamente no había dormido. Después de pensarlo por mucho tiempo se decidió a ir a ver a Fernando esa mañana; aunque se sintiera incomoda respecto a lo que había pasado un día anterior, era el único con quien podía idear un plan sobre Efraín.

Al llegar a la joyería, Fernando se encontraba en el mostrador desempacando los lotes con las piezas nuevas, cuando alzó la mirada y vio a Juliana cruzar por la puerta no pudo evitar sonreír, con la luz del amanecer a sus espaldas parecía un ángel.

—Buenos días Juliana, no pensé verte hoy aquí       –confesó–.
—No está aquí mi tío, ¿verdad?
—No, hoy es su día de descanso.

—Perfecto, necesitamos revisar su oficina –dijo mientras ponía el cartel de la entrada en cerrado–.

Volver a entrar a la oficina fue impactante para Juliana, lo que antes había sido un lugar lleno de color y con exhibiciones de joyas de todo tipo en cada lugar que vieras ahora era una habitación casi vacía, con solo un escritorio y un mueble, ¿que había hecho con todo lo demás?

—¿Qué estamos buscando?    –preguntó desconcertado–.
—Registros de ventas, la carpeta de compras de materia prima, cheques, registros del banco, cualquier cosa que demuestre algún proceder ilegal –dijo Juliana mientras buscaba en cada cajón del escritorio–.

—¿Encontraste algo? 
—Nada, sólo el registro de venta de activos mensual y el de compra.
—Creí que tendría algo que nos pudiera servir, ayer lo vi salir de aquí con Juan Salvredo –dijo desanimada–.

—Si está metido en algo con él es lógico que oculte todo lo que lo incrimine, solo es cuestión de tiempo para que encontremos algo  –menciono Fernando tratando de levantar sus ánimos–.

—Creo que debería irme, tengo una cena con la familia de Gustavo y se me esta haciendo tarde –dijo mientras cerraba la oficina–.

—Juliana... quería pedirte disculpas –sonó temeroso   -por lo de ayer, no quise...
—Fernando no te preocupes por lo que pudiera pasar ayer,lo que importa es que seguimos como amigos ¿verdad? –sintio un extraño tirón en su corazón al terminar de decir la frase–.

-Claro...

Juliana salió de la joyería rumbo a su casa.

A pesar de que Fernando se trataba de convencer que solo sentía amistad por Juliana la verdad era otra, los limites de la amistad lo habían sobrepasado cuando conoció la calidez de su corazón y la amabilidad de sus ojos, cada vez que sonreía era como si una tormenta impactara en él haciendo que su corazón se rindiera automáticamente ante ella.

A pesar de que su corazón le perteneciera a alguien más, él sería feliz con tan solo saber que ella era feliz.

Cuando Fernando regreso a la realidad se dio cuenta que había usado el mismo paño para limpiar la mitad de las piezas de plata que Efraín había comprado a un comerciante externo. Su sorpresa fue grande al extender el paño y descubrir que estaba intacto cuando debería de estar lleno de lineas y manchones negros.

Inmediatamente colocó el cartel de la entrada en cerrado y se dirigió a la caja donde venían todas las piezas de plata de reciente adquisición y una por una fue revisandolas meticulosamente.

—Debe de ser un error      –pensó- Seguramente cambie el paño en algún momento y por lo distraído no me di cuenta.

Pero no era un error, lo confirmó cuando encontró manchas verdes en algunas de las piezas.

Una vez que repitió el proceso con todo el material de las dos cajas restantes dejo en claro todo; las 182 piezas de plata y 144 piezas de oro adquiridas por Efraín eran falsas.

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