Después de un largo viaje por fin habían llegado a Querétaro, era un lugar fascinante y la finca en la que se celebraría la fiesta era sin duda hermosa.
A su llegada los recibieron Martín y su novia Antonieta, era claramente una mujer hermosa con una mirada tan fuerte que podría intimidar hasta el más valiente.
—Me alegra que hayan venido –dijo Martín mientras saludaba a cada uno.
—Eres como mi segundo hijo, no iba a perderme algo tan importante como esto –contestó Graciela –ahora presentanos como es debido hijo.
—Claro, ella es mi novia Antonieta colabora para un periódico aquí en Querétaro pero muy pronto estará entre las lineas de El Universal. Antonieta ellas son Graciela y Juliana.
—Es un placer conocerlas, Martín me ha contado muchas cosas sobre ustedes –dijo mientras estrechaba sus manos efusivamente.
—El placer es mutuo.
—Y el es Fernando, trabaja en La Cueva de Plata.
Una vez los saludos terminaron todos pasaron al comedor para tomar el desayuno, para sorpresa de Fernando, quien planeaba pasar ese tiempo junto a Juliana, Antonieta no se separo de Juliana ni un segundo de ella.
Rápidamente se volvieron confidentes y pasaron toda la mañana hablando sobre varios temas incluso cuando el desayuno termino. Aprovechando la distracción de ambas Martín lo condujo hacia una habitación vacía para tener privacidad.
—Gracias al cielo que Antonieta esta distraída, quería que esto fuera sorpresa por eso te pedí que me entregaras el anillo el mismo día –explico mientras revisaba que nadie fuera pasando por los pasillos –Es tan persistente que cuando desea saber algo no descansa hasta que lo consigue –sonrió.
—Ya lo note, no ha soltado ni un segundo a Juliana y Graciela.
—Estaba realmente ansiosa de conocerlas, ahora entregame el anillo antes que se de cuenta de nuestra ausencia.
—Claro aquí esta, puedes darle un vistazo.
Al abrir el estuche Martín se encontró con un anillo de oro el cuál se dividía en dos lineas de pequeños diamantes que conectaban hacia un pequeño rubí.
—Tal vez no es lo convencional pero por lo que me contaste de ella esto fue lo que imagine.
—Vaya, ella lo va a amar. Con razón Juliana te contrató –dijo mientras no despegaba sus ojos del anillo.
—Ahora reunamonos con ellas –dijo mientras le daba unas palmadas en la espalda.
El camino hacia el jardín era largo, por lo que una vez se armo de valor finalmente le preguntó a Martín –Juliana me contó que te gusta la poesía.
—Es un pasatiempo que amo –reafirmo.
—Yo no domino bien las letras –menciono con una risa apenada –pero veo que a ella le gusta mucho.
Martín empezó a comprender a donde iba la conversación.
—Ella es como mi hermana Fernando, y la protegeré como a una –menciono mientras Fernando tragaba saliva por los nervios –Por lo que he visto eres un buen hombre y puedo notar que la haces feliz, con gusto te ayudare en lo que tengas planeado.
Fernando soltó todo el aire que tenia contenido y se sintió aliviado de tener el apoyo de Martín, todo estaba saliendo a su favor para esa noche por fin pedirle a Juliana que fuera su novia.
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