Flores A Juliana

CAPITULO 25

La pedida de mano de Antonieta fue adornada por la noche, entre los festejos y la cena Juliana podía ver como al otro lado de la mesa Fernando solía sacar un trozo de papel y lo leía para después guardarlo.

Toda la tarde había actuado extraño, gran parte de ella  había desaparecido y después de buscarlo por todas partes para invitarlo a tomar la merienda lo encontró en la biblioteca y a pesar de verse emocionado declino su invitación.

Una vez el compromiso se hizo oficial todos se abrieron paso al centro para bailar, Fernando entonces se dirigió a Juliana y la invito a bailar. Sin importar los nervios que denotaba al principio, recuperó la compostura y se adecuó al baile.

—Al fin puedo pasar tiempo contigo –menciono Juliana.
—Fue una tarde muy ajetreada.
—Había muchas cosas que hacer en la biblioteca, ¿verdad? –dijo enarcando una ceja.

Fernando trató de dar replica pero las palabras no salían de su boca.
—Esta noche te ves hermosa –fue lo único que acertó a decir.
Juliana fijo su mirada en él y sin querer soltó una risa mientras se sonrojaba.

La molestia que tenia Juliana con Fernando antes de la cena desapareció al momento que se dejaron llevar por el ritmo de la música, mientras recargaba su cabeza en el hombro de Fernando se dio cuenta que no sólo era la primera vez que bailaban, también era la primera vez que estaba tan cerca de él.

Aunque hubiera deseado que ese momento jamás terminara cuando el reloj marcó las 12 Fernando la invito a dar un paseo. En cuanto se fueron alejando de la fiesta y el sonido se fue disipando solo quedo el cantar de los grillos que los acompañaba por el camino empedrado.

Mientras más se adentraban por el sendero a lo lejos se podía ver una luz que iluminaba la oscuridad de la noche. Al llegar al origen de esa luz Juliana se encontró con un círculo de velas y al centro un ramo de margaritas.

—Fernando... –la sorpresa la dejó impactada.
—Juliana desde el momento en que te conocí no pude sacarte de mi mente, cuando te veo siento tantas cosas que jamás había sentido y no se como expresarlas.

Hay tantas cosas que jamas te he dicho pero esperó que esto lo compense –de uno de sus bolsillos saco un trozo de papel y empezó a desdoblarlo. Una vez lo tuvo extendido en sus manos carraspeo su garganta y habló.

»Flores que nacen en verano
y mueren en Abril.
Flores que reciben lluvia
y se pintan de carmín.

Flores que expresan todo lo que no pude decir,
y muestran todo mi sentir.

Flores a Juliana,
ya que tú eres mi amada.»

Cuándo Fernando término de recitar el poema miro a los ojos a Juliana quien se encontraba expectante, su corazón corría a toda prisa en su pecho.

—Te amo como nunca ame a nadie en mi vida, y sería el hombre más feliz si aceptaras ser mi novia –confesó mientras entrelazaba sus manos con las de ella.

—Mi corazón ya es tuyo desde hace mucho, y con la luna de testigo mi respuesta es sí –colocó una de sus manos en su mejilla cariñosamente –acepto.

La emoción desbordo a Fernando y tomándola de la cintura la acercó a él hasta que el espacio entre ellos desapareció y se fundieron en un beso apasionado.

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