Flores A Juliana

CAPITULO 27

El invierno llego y el cambio a la ciudad también, la mayoría tenia miedo a ser atacados por "el mutilado", a pesar de que sus robos solo se habían llevado a cabo en Celaya y sus alrededores.

A pesar del temor que corría por las calles, las fechas decembrinas habían traído una buena época para la joyería; ahora volvía a lucir como en sus mejores momentos.

-Desearía que papá pudiera ver esto, estaría orgulloso de que recuperamos el prestigió de la joyería.
Fernando asintió y deposito un suave beso en sus labios.

-Por cierto hoy te llego una carta -mencionó mientras le extendía el sobre.

Fernando lo miró con extrañeza y ayudándose de un abrecartas rasgo la parte superior.
Al interior había tres hojas pero en cuánto leyó las primeras lineas arrugo las cartas y con furia las lanzó al bote de basura.

Juliana se quedó atónita, nunca había visto a Fernando enojado, ni siquiera molesto.
-¿De quién era la carta?
-Solo vendedores molestos.
Fernando se dirigió al taller, Juliana pudo notar como sus ojos se cristalizaron.

La duda la invadió y estuvo a punto de sacar las hojas del basurero para saber sobre su contenido, pero recordó la platica que tuvo con su mamá sobre la confianza y olvidó el tema.

Para el final del día Fernando se encontraba mejor, aunque no volvió a mencionar algo sobre la carta.

Mientras ambos caminaban con rumbo a la casa de Juliana con los últimos rayos del día, un hombre cubierto en arapos negros los observaba desde una esquina, cuidándose de no ser visto por nadie.

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