Flores A Juliana

CAPITULO 36

»Te espero en la central camionera»

Juliana iba en dirección al destino señalado por Fernando en la nota que le dejo en su casa.
Era un día caluroso y soleado de verano y por las calles transitaba la gente.

Habían recuperado la confianza después de la detención de Pedro y los demás asaltantes de aquella noche a quienes además de ser juzgados por el homicidio de Efraín y el robo, se les inculpo de los demás robos que había cometido Efraín bajo el apodo de "el mutilado".

No importo mucho que no se asemejaran a las descripciones dadas por los testigos, los asaltos terminaron sin ellos sueltos por lo que se dio por cerrado ese asunto y todos asumieron lo dicho por la policía.

De Armando y Juan nunca dieron con su paradero, se rumorea que huyeron a la frontera donde podrían seguir trabajando sin ser detenidos tan fácilmente.

Al llegar al estacionamiento del punto de reunión Fernando ya estaba esperándola, su semblante había cambiado mucho al pasar de los meses, ahora su mirada ya no denotaba tristeza o pesar porque ahora era completamente feliz.

Cada domingo se reunía con su padre a desayunar mientras platicaban sobre cualquier cosa, aveces compartían recuerdos que les ayudaba a  aprender cosas nuevas sobre la vida del otro y otras veces simplemente dialogaban sobre cosas sin importancia, no importaba sobre que hablaban, importaba que ambos habían conseguido la paz interior que tanto necesitaban.

—¿A que se debe el misterio? –preguntó Juliana con un beso como saludo.
—Hoy es un día especial.
—¿Estamos aquí por...?
—Si, hoy hace un año en este mismo lugar fue donde nos vimos por primera vez.
—Que rápido pasa el tiempo.

—En este tiempo hemos vivido cosas tan bellas y también nos ha hecho sufrir. Este tiempo he aprendido a ser feliz y me has enseñado a perdonar. Y así como me di cuenta que en cualquier momento puedo perderte…

Fernando se arrodillo y en la mano de Juliana deposito un anillo de compromiso.
—Quiero pedirte que seas mi esposa.
El anillo era sencillamente bello, un circulo de oro con un pequeño triangulo sobresaliendo del centro, ocultando un hermoso zafiro a la vista de todos.

—Acepto –dijo con emoción, Fernando se levanto y con un emotivo beso sello su compromiso mientras algunos pocos que fueron espectadores presenciaban la romántica escena; dos enamorados besándose a la mitad del estacionamiento donde no existía nadie más que ellos.

Sin importar lo difícil que fuera el camino ambos lo escogerían, todo para poder estar junto a la persona que amaban por lo que resta de vida.

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