Flores A Juliana

CAPITULO 37

Los nervios inundaban todo el cuerpo de Juliana, desde hace media hora no paraba de ver su reflejo en el espejo.

Tan solo en diez minutos pasaría el chofer por ella para llevarla a la iglesia donde finalmente contraería matrimonio con el amor de su vida.

—Estas preciosa hija, –mencionó su mamá entrando a la habitación luciendo un elegante vestido color azul –pareces un ángel.
Su madre no mentía pues su silueta era adornada con un vestido corte princesa tan blanco como las perlas y un velo que cubría parcialmente sus ojos y descendía hasta su cadera cubriendo sus rizos.

—Los nervios me están comiendo viva mamá.
—Es normal hija, éstas a punto de iniciar una vida junto a tu esposo y las dudas se incrementan, pero si estas segura que él te ama tanto como tu lo haces no hay porque temer.

—Gracias mamá –Juliana sonrió y la abrazo fuertemente.
—Bueno es hora de irme pronto llegara el chofer, nos vemos en la iglesia hija.
—Si mamá.

Antes de que su transporte llegara Juliana dio un breve recorrido por su casa en forma de despedida. Pronto su hogar sería uno diferente el cuál lo compartiría con Fernando y el hecho de ya no recorrer los mismos pasillos que recorrió por 23 años diariamente llenaban su corazón de melancolía.

Mientras miraba las fotos familiares de la chimenea escucho como alguien llamaba a la puerta, rápidamente se dirigió a abrirla pensando que se trataba del piloto. Al abrir la puerta fue enorme su sorpresa al encontrar un sobre con su nombre en la entrada.

A toda prisa y con el sobre en sus manos salio a la calle para tratar de divisar al emisario; al estar en la acera pudo ver a lo lejos a un hombre de espaldas. Cuando éste se dio la vuelta revelando su identidad Juliana se quedó impactada.

Parado en la esquina de la cuadra se encontraba Gustavo, su rostro ahora era el de un hombre con un bigote y poseía dos círculos oscuros debajo de sus ojos regalo de su carrera extenuante.

A la lejanía le dedico una sonrisa a la cual ella le respondió con una sonrisa amable de vuelta, por unos segundos permanecieron así hasta que con un ademán de despedida con su sombrero este emprendió de regreso su camino y finalmente se perdió al dar la vuelta en la esquina.

—Disculpe la tardanza señorita había mucho tráfico.
—Descuide, iré por mi ramo y enseguida nos vamos.
Ya de camino en el carro Juliana seguía examinando el sobre, antes de llegar a la iglesia tomo valor y lo abrió dispuesta a leer el contenido.

Aprovechando que se detuvieron mientras el trafico se aligeraba se dispuso a leerla;
»Estimada Juliana.
Es extraño escribirte de nuevo después de casi dos años de haber terminado nuestra relaciónme he enterado de todo lo que pasó en mi ausencia y quería expresarte mi pésame por tu tíoAdemás de lamentar lo que te ocurrió.

Me alegra ver que has tenido éxito sacando a flote el negocio que alguna vez inicio tu padreLlegaras lejos.
También me entere que pronto te casarasespero que junto a tu esposo vivan felices y que la vida los llene de alegría.




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