Julián Clifford
Jazmín toca su nariz y se pone más pálida de lo normal, de un momento a otro se desvanece en mis brazos.
¿Qué hago?
Dios mío.
—Florecita, no me asustes —toco su mejilla.
La sangre sigue saliendo de su nariz y no sé que hacer.
—Por Dios, Jazmín, me estás asustando —digo y nada, no reacciona.
Antes de entrar en pánico, la tomo en brazos y prácticamente corro hasta llegar a mi auto. La siento en el asiento de copiloto y luego de asegurarla me subo yo. Tomo un pañuelo limpio y lo pongo en su nariz para parar la hemorragia. Arranco y aumento la velocidad.
En tiempo récord llego a su casa y toco el timbre muchas veces, voy hasta el auto y la saco de allí. Su madre al vernos se asusta.
—¿Qué pasó? —pregunta preocupada.
La dejo en el sillón y pongo un cojín debajo de su cabeza. La sangre ya dejó de fluir.
—Se desmayó en el parque, tenemos que hacerla reaccionar —asiente y desaparece de la sala.
Ahora que la veo más de cerca me doy cuenta que es aún más bella. Su nariz, su boca. Sus labios son carnosos.
—Aquí está, por favor, permiteme —se pone en mi lugar.
Toma alcohol lo rocía en un algodón y lo pone en la nariz de Jazmín. Ella poco a poco va recobrando la conciencia.
—¿Qué hago aquí? —pregunta y cierra los ojos nuevamente.
—Julián te trajo, debemos ir al doctor Jazmín —abre los ojos.
—No es necesario, mamá —le lanza una mirada de advertencia.
—Claro que sí, todo lo que tenga que ver con tu salud debemos consultarlo con el doctor.
—¿Ya te ha pasado antes? —pregunto.
Ella me mira y veo miedo en sus ojos, luego mira a su madre y me vuelve a mirar a mí.
—Por favor, espérame en mi habitación, está arriba, es la segunda puerta —asiento.
Subo las escaleras y sigo sus indicaciones. La habitación es muy linda, es alegre como ella y está muy bien organizada. Las paredes son de color lila y tienen muchos cuadros en ella, además tiene decoración con mariposas.
Me acerco al escritorio y hay varios dibujos, la mayoría son del high park en varias estaciones. Ella tiene un talento muy hermoso, le da vida a todo lo que toca. Descucbro varios dibujos de mi rostro y sonrío. Una hoja en especial llama mi atención por completo, tiene por título "cosas que me gustaría hacer antes de morir".
Frunzo el ceño. ¿Antes de morir? ¿tendrá que ver con lo del doctor? ¿será que Jazmín está enferma?
La puerta se abre y miro hacia ese lugar.
—Lamento mucho lo que sucedió —la miro y su piel está pálida.
—¿Qué significa esto? —mira la hoja en mis manos y se pone seria.
Me la quita.
—¿Estabas hurgando en mis cosas? —pregunta indignada.
—Solo lo vi y me llamó la atención, sé que no soy nadie para pedir explicaciones, pero me gustaría saber —suspira.
Pasa a mi lado y se sienta en la cama. Me hace un ademán para que me siente frente a ella.
—Eres mi amigo Julián, sí te mereces una explicación y te la voy a dar —me siento, vuelve a suspirar —Tengo cáncer Julián, para ser más específica, leucemia linfoblástica aguda.
En estos momentos siento como si un balde de agua fría me hubiera caído encima.
—Así me quedé yo cuando me enteré —sonríe con tristeza.
—Es que... Es una noticia impactante... Yo... —me quedo callado.
—Lo sé y mucho más cuando eres tú el que la padece y tienes 16 años de edad —hago una mueca —Fueron unos años muy dolorosos, hacerme a la idea de que tengo cáncer fue muy difícil. Me alejé de mis amigos para que no sufrieran conmigo. Comencé mi tratamiento y creí que lo había vencido, pero no fue así, el cáncer volvió y esta vez más agresivo —en mi garganta se forma un nudo, mira la hoja —esto lo escribí un año después que recibí esa terrible noticia, pensé que me iba a morir antes de cumplir mis 18 años, pero no fue así —sonríe triste.
—Es increíble que a pesar de todo puedas sonreír —traga en seco y tomo su mano.
—Por eso te dije que la vida es demasiado corta como para lamentarse, yo... No sé hasta cuando voy a seguir luchando contra esto, pero no quiero rendirme, siento que debo tener una buena actitud y ser fuerte —sus ojos se llenan de lágrimas.
—Llorar no te hace débil —mira mis ojos y derrama una lágrima.
—Si yo me derrumbo para mis padres será mucho más difícil sobrellevar todo esto, siempre trato de verle el lado positivo a todo para que ellos no me vean triste —hace una mueca.
—Conmigo puedes desahogarte.
Se queda callada y luego una lágrima rueda por su mejilla.
—No me quiero morir... —su voz se corta y rompe en llanto.
La rodeo con mis brazos y dejo que se desahogue, llora en mi hombro y me parte el alma.
Es increíble como muchas veces yo deseé morir sin tener motivos válidos, y nunca me detuve a pensar que hay personas que quisieran tener salud para vivir al máximo.
La abrazo con mucha más fuerza.
Yo tampoco quiero que se vaya de mi lado.