IV

Las noticias en el televisor decían lo mismo de siempre, muerte, homicidio, robos, violencia, datos triviales. Sucesos que no importaban a Hannya, se deslindaba de pertenecer a un mundo tan corrupto, tan efímero. No se acordaba ni como ni cuando había olvidado sus sueños, sus talentos, su porvenir. Se había dejado caer en un abismo sin fondo. Mauricio había quedado tumbado enseguida de la terapia, daba pena su apariencia.

Hannya sintió una crisis nerviosa a punto de estallar en sí misma, de esas demoledoras, destructivas. Una loca comenzó a gritar que deseaba matarse principiando a estrellarse en el mueble más cercano, los enfermeros se aproximaron a auxiliarla, sus rabieas eran terribles, Hannya se hallaba apunto del vómito, se percibía como una demente pero al ver a esas personas sin control absoluto de sus emociones y al borde de la irracionalidad, la hacían partirsele el corazón. 

Hannyá atesoraba una consulta con el Dr. Rafael, ya acontecía una semana desde su llegada a Yom Kippur.

-Pasa Hannya, le atiendo yo el doctor

-Gracias doctor, agrego yo Hannya

-¿Cómo te has sentido desde nuestra última sesión Hannya? le pregunto yo Rafael

-Estoy más cómoda conmigo misma, pero asimismo quisiera hacerte ver Rafael que traerme aquí no es la solución, no soy de tu propiedad.

-Eso lo sé Hannya, tú no eres mujer de nadie. ¿Mejor dime que quieres de mí?

-Quiero que dejes de aparentar que eres mi doctor, tú bien sabes que somos algo más, ya no amo a Gamaliel y lo sabes, es torturante estar con alguien así.

-Tú misma me pediste ayuda, por eso te ayude a alejarte de él, tú cotidianamente me has dicho que es violento y golpeador.

-Estoy desesperada Rafael, no encuentro la salida, en ocasiones pienso que es la vida que me toco vivir t aceptar que debo ser horrorizada todo el tiempo.

-Esos pensamientos son insanos Hannya, tú mereces algo mejor, una vida feliz, sin resentimientos, sin culpas, no hay nada mejor que vivir la vida en libertad.

-Pero tengo miedo a estar sola, le hablo yo Hannya

-No tengas miedo a estar sola, tú no estás sola, nunca lo has estado. Le expongo yo Rafael