Golden Heart

Capítulo 2:

Comienzo el viaje de camino al templo de Hermès,sabía que era un camino duro,tenía que atravesar toda la ciudad de Atenas,uno de los tantos bosques que rodea la ciudad y tal vez hasta cruzar algunos ríos pero eso no me asustaba, claro que no,mi curiosidad siempre ha sido más grande que el temor y además tenía confianza de que los dioses me cuidarian.

Varias horas después,ya cerca de medio dia me encontraba en medio de la ciudad de Atenas, específicamente en un mercadillo donde descubrí con pesar que tenía que posponer durante unos minutos la gran aventura ya que moría de hambre y tenía que buscar un lugar donde comer algo rico así que guiada por el instinto y olfato hacia un pequeño restaurante al cual entro y busco una mesa alejada de las personas,me senté y ordené comida a un camarero que por allí pasaba, minutos después  me trajeron mi pedido y gustosa comí cada delicia que había en los platos: Tiropita, Dolmadakia y Salata Joriátik con una buena y fría cerveza Mythos. 

Después de comer pague por lo que consumí y después me dirigí hacia la salida donde chocó contra un chico por andar con prisas. 

—Lo siento! Tengo prisa y no me fije—Exclamó apenada. 

—No,perdóname tu a mi,estaba distraído —Dice y ríe aquel chico desconocido — Que mala combinación tu con prisa y yo distraído. —Agrega riendo aún más. 

—Si que es una mala combinación —río— perdón por no seguir con la conversación pero debo irme,adiós—Me despido y sin esperar respuesta corro para continuar con el camino. 

Que chico tan lindo ése pero sé que ya no me lo volveré a encontrar nunca,es una lástima que por lo rara que es mi vida no pueda hacer amigos más que las niñas del orfanato de mi tía, aunque bueno, ahora con lo loco que está mi destino ya no puedo asegurar nada. 

Recuerdo cuando mi madre vivía y que siempre me decía que lamentaba mucho el que yo no pudiera tener una vida normal aunque para mi si era normal pero eso cambió cuando mi madre me dio esa pequeña cajita....la pequeña cajita que ahora guardo en un pequeño bolsillo al lado de mi cadera...donde está mi corazón. 

Cada vez más cerca de las afueras de la ciudad pero por estar distraída con pensamientos tropiezo con una piedra y caigo haciendo que la cajita salga volando de su bolsillo. 

—Oh ¿Qué tenemos aquí? Que bonita caja— Dice una mujer anciana cogiendo la cajita del suelo. 

—Por favor señora,esa caja es mía,me la dio mi madre ¿Podría devolvermela?—Pido muy nerviosa —Es muy importante para mí—admito levantándome. 

—Oh por supuesto que sí mi niña pero con una condición—Dice sonriendo la señora y acercándose más a mi. 

—¿Cuál condición?—Digo dudosa pero consciente de que haría lo que fuera por recuperar la pequeña cajita. 

—Déjame leer la palma de tu mano—Dice estirando su brazo con la palma de la mano abierta en mi dirección.

—¿Dejarle leer la palma de mi mano? ¿Porqué? —Pregunto confundida y desconfiada. 

—El porque no importa,es lo que quiero a cambio de la caja—Dice mientras insiste en tomar mi mano. . 

—Está bien—Accedí tomando la mano de la mujer. 

—Tu nombre es Clarisse Evangeline Minerva Queen Johnson y estás en una misión pero mi niña debes tener cuidado y cuando te enteres de aquello que necesitas saber deberás entender que la verdad es dura —Exclama la mujer quien aunque lo ignorara, era una bruja. 

—¿Porqué me dice eso señora?—Dije preocupada y quitando su mano de la mía. 

—No importa eso,vete ahora clarisse—Empujándome en dirección al oeste—Y recuerda cerrar los ojos con ella—Advierte la mujer antes devolverme la cajita y alejarse. 

—¿Qué? Por Atenea que señora tan rara—dije perpleja. 

Sigo caminando mientras que la señora con la que me he encontrado murmuraba algo. 

—Mi pobre niña,tu madre debe estar muy orgullosa de ti porque todo lo que has vivido y todo lo que vivieras no son cosas fáciles —Murmura negando con la cabeza sin ser escuchada por nadie. 

Continuo caminando, la adrenalina corriendo por mis venas provocando que mi corazón se acelere y que cada vez esté más emocionada pero mi instinto dice que algo malo iba a pasar. 

Al pasar veo a una mujer, rubia y de piel un poco más morena que la mía corriendo a lo lejos con una bolsa, un poco después escuchó un grito de mujer. 

—Ladrona! Atrapenla! Me ha robado!-Grita una mujer. 

De repente unos hombres me sujetan de los brazos y forcejeando conmigo me arrastran a una tienda. 

—Hey! Sueltenme que yo no he hecho nada!—Digo gritando mientras forcejeo aún con los hombres que me sujetan. 

—Mentira! Te he visto salir de aquí con algo mío—Exclama la señora molesta—¿Que me robaste niñita?—Pregunta viéndome con una mirada asesina—Atenea te castigará si no dices la verdad y me devuelves lo que me robaste. —Agrega la mujer amenazante. 

Y lo entendí, aquella mujer que corría a lo lejos era una ladrona y ahora me estaban inculpado a mí por su crimen. 

—¡Atenea y Hermes saben que no soy una ladrona y que usted está cometiendo una equivocación!—Dije enojada pero sin forcejear más. 

—Entonces si dices la verdad no te molestara que seas puesta a prueba—Dice la mujer con una sonrisa malévola. 

—¿Busca usted que yo le rinda tributo a Ares derramando mi sangre en el pozo de la verdad?—Dije indignada—Si es así entonces demandó la presencia del dios Hermes para que sea él quien me juzgue—Exijo.

Ares, Dios de la guerra, la violencia y el derramamiento de sangre, el único dios al que no le rindo culto. 

—Que así sea y verás la verdadera justicia en los ojos de nuestro señor Hermes-dice la mujer

Los hombres me sueltan mientras los fulmino con la mirada para luego con los brazos extendidos y mirando al cielo convocar la presencia de aquel dios que podría ayudarme y demostrar mi inocencia.

—Oh grandísimo Hermes,dios de los ladrones,tú que sabes reconocer a los tuyos ven y demuestra mi inocencia—Ruego.



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En el texto hay: dioses, aventura, mitologa griega

Editado: 07.03.2020

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