Gracias A Él

Capitulo 3

POV GRACE

 

Desperté con un gran dolor de espalda y de cabeza, más de que todo de cabeza, me sentía muy mareada e intentaba abrir mis ojos pero los sentía tan pesados que me costaba mucho, hasta que los pude abrir poco a poco, trataba de enfocar lo que tenía más cerca hasta que lo hice y me di cuenta que no estaba en mi habitación, intente levantarme para salir de ese lugar el cual no sabía cómo había llegado hasta ahí, pero me paralice cuando alguien abrió la puerta de la habitación donde estaba y me quedo observado con eso ojos que creo yo alguna vez los vi.

 

―Qué bueno que ya despertaste, creí que tendría que levantarte cortándote un dedo o algo parecido ― me lo dijo tan fríamente con esos ojos verdes que dejan a cualquiera hipnotizada y con esa voz tan suave pero a la vez tan rasposa.

 

Pero luego volví a la realidad y me quede petrificada con lo que me dijo, ¿Cómo que cortarme un dedo?, seguro estaba loco para decir tal barbaridad o peor seguramente estaba drogado. Pero eso no era lo peor, luego me di cuenta que estaba sola en una habitación donde se encuentra un hombre loco y aparte drogado.

 

― ¿Qué di…dijiste? ― no podía creer que estaba tartamudeando, nunca me había pasado esto.

 

― Perfecto lo que me faltaba, ― eso lo dijo con tanto sarcasmo ― aparte de sorda ahora es tartamuda también falta que sea una estúpida, pero eso se nota desde lejos ― lo dijo tan seco y fríamente que en algún instante me llegue a sentir mal.

 

― No te pe… permito que me faltes el respeto, yo no te co… conozco y tú a mi menos así que no me hables así ― trate de decírselo sin tartamudear pero me fue imposible.

 

No entiendo porque estaba tan pendiente de como él me hablaba y no de porque estaba en ese lugar y con él.

 

― ¿Por qué estoy aquí y co…contigo? ― no entiendo porque sigo tartamudeando me hace ver más estúpida de lo que ya creo que soy.

 

― La sencilla razón por la que estás aquí es porque eres mía y estás conmigo porque…― se agarró el mentón con la mano y quedo viendo al techo como si estuviera pensando en lo que iba a decir, hasta que soltó lo que estaba pensando ― eres MÍA ―  lo dijo brusco y seco sonando a la vez como un gruñido.

 

Pero eso sería imposible porque él no es ningún animal aunque por su forma de hablarme me estoy retractando un poco. No obstante lo más raro fue lo que sentí cuando me lo dijo, no sé, sentí como si de verdad le perteneciera como si yo de verdad fuera suya, pero eso ya vendría siendo muy absurdo ya que yo no le pertenezco a nadie solo a mí misma.

De tanto estar pensando no me fije de cómo me estaba viendo con esos perfectos ojos y como colocaba ropa en la cama donde yo me encontraba ahora sentada. Yo tenía que decirle algo por lo que me había dicho ahorita, eso no podía terminar ahí.

 

― ¿Qué cosas estas di…diciendo?, en primer lugar yo no so…soy tuya y en se…segundo lugar yo no soy TUYA ― me sorprendió mucho de cómo se lo dije porque eso último se lo grite prácticamente en su cara ya que no me di cuenta que ya estaba en frente de él.

 

Pero más me sorprendió por la bofetada que me dio, y fue tan fuerte el golpe que otra vez terminé en la cama pero esta vez termine acariciándome la mejilla.

 

― ¡EN TÚ PUTA Y MISERABLE VIDA ME VUELVES  ALZAR LA VOZ!― sus gritos casi lo podía sentir como si estuviera al lado mío ― que te quede muy claro eso, no eres nadie para hacerlo y ya es mejor que te bañes y te coloques esa ropa porque tenemos que irnos de aquí ya no aguanto la peste de los humanos― lo dijo tan frio que ya creo que es algo común en él.

 

 Se atrevió a golpearme como si nada, debo admitir que ese golpe me dolió más de los que me da mi padre, pero hay algo que no entendía ¿cómo está eso de la peste de los humanos?, acaso él es un extraterrestre o algo parecido, o no algo aun peor él es un monstruo.

 

― Me qui…quiero ir de a…aquí ― ya podía sentir como mis ojos se estaban empapando y mi voz quebrándose.

 

Como notó que yo no le obedecía me agarro bruscamente del brazo y me acorralo en la pared más cercana, estábamos tan cerca que hasta sentía su reparación en mis labios.

 

― Te acabo de dar una orden, sino quieres otra bofetada te sugiero que me obedezcas muñeca ― me lo dijo susurrando y como ya era de esperarse obvió lo que yo había dicho antes. 

 

 No entiendo como en tan solo pocas palabras puede transmitir tanto miedo a mi cuerpo, tanto que estaba asintiendo a lo que me acababa de decir y ya me encontraba caminando en dirección al baño. Una vez adentro del baño cuando ya tenía la intención de cerrar la puerta, una mano lo impidió.

 

― Di… dijiste que me fuera a ba…bañar ― en estos instantes mi voz ya estaba temblando y no podía ni siquiera verlo a la cara, me daba miedo con solo estar cerca de él.




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