Guardian

La fatídica noche

Yacía en el sucio y frio suelo, jadeando intensamente con Liam mirándome fijamente con una expresión de dolor en su rostro. «Violarme... Jamás» había pensado hace unos instantes, así que me arme de valor y le arañe su mejilla izquierda y como pude le clave mi rodilla derecha en su miembro.

—¡Déjala en paz Imbe...be...becil! — Dijo una voz temblorosa y algo agitada! Esa voz se me hacía conocida, algo familiar. Pero todo era tan difuso, tan confuso, tan oscuro... Tan triste.

—¡Es en serio! — Rio jocosamente Liam—. ¿Hanne no pudiste encontrar una persona más patética?

—Pues...Pues… Somos dos contra uno ¡Y sabes que, Dom es cinta negra en… en algo…whatever!... además, él está conmigo y te vamos a patear el trasero! maldito infeliz, ¡hijo de tu sagrada Madre!

¿Es en serio Hanne? Tenías que traer a Dom... Pensé para mí misma. No es por despotricar al pobre chico, pero este es más flaco que un fideo, ¿cinta negra? Ni el alma la tiene negra, menos va a tener una cinta. Además, tiene más músculos un insecto palo y su nariz desviada se debe a una pelea que obviamente perdió con un chico menor que él.

—¡Ahora si estamos perdidos! — Dije en voz baja, tratando de sentarme, pero estaba tan sofocada por defenderme del asqueroso de Liam, que me sentía sin aliento. Pero lo logré, hice mi mayor esfuerzo y pude ver a mis amigos de pie como dos guerreros valientes aun sabiendo que a ellos eran a los que les iban a patear el trasero en un abrir y cerrar de ojos. Hanne tenía la expresión de Xena la princesa guerrera y Dom temblaba como el perro cobarde.

— ¡Los estoy esperando! — Exclamó Liam abriendo los brazos en tono victorioso. En ese instante Hanne empujo a Dom para que quedara al frente y fuera el primero en enfrentarlo... Y así lo hizo. Dom recibió un doloroso puñetazo que hasta a mí me dolió. Este se tocó la nariz y al ver con asombro la sangre que quedo impregnada en la punta de sus dedos se abalanzo como una fiera encima de Liam haciéndolo caer al suelo.

Entre todo este ajetreo vi como Hanne me hacía señas a lo lejos, la miré y sus labios esculpidos por el mismo Zeus (según ella) dibujaron un perfecto —¡GO! — Quería que me fuera, que escapara como una cobarde, pero yo no dejaría solos a mis amigos, así que mis labios esbozaron un contundente —¡NO! — Como respuesta.

Volteé a mirar y vi como Liam estaba encarnizado pegándole a Dom. Este pobre chico botaba sangre por boca y nariz como la fuente en old Towne orange. Hanne también lo vio y me miro con expresión de furia y desconsuelo. No sabíamos qué hacer y para rematar todo mi sistema nervioso estaba a punto de colapsar. Solo se me ocurrió hacerle la señal del tres con mis dedos. A la cuenta de tres nos lanzaríamos hacia Liam.

Uno, dos y por fin se asomo mi dedo número Tres. Hanne corrió hacia Liam y le halo el pelo con tanta fuerza que creo que se quedó con un buen pedazo en sus manos. Yo por mi parte me lance despiadadamente a morderle el antebrazo, no me importaba quedarme con un trozo de carne en mi boca con tal de que este soltara Dom y creo que lo estaba consiguiendo porque empecé a sentir un ligero sabor a hierro en mi boca.

Desafortunadamente todo nuestro esfuerzo había sido en vano. Liam parecía alguien diferente, parecía poseído por el mismo demonio. Tenía una fuerza sobrenatural algo realmente inexplicable, algo que nunca le había visto. Ni en clase de deportes en donde todos los hombres sacan su mejor atributo de gladiador.

Sus ojos estaban chispeantes, rojos de furia. Malignos como diría la madre Ana. Pero algo que verdaderamente me dejo con la boca abierta fue la forma en que agarro a Hanne de su linda cabellera dorada haciéndola volar por los aires como hizo troncha toro con la pequeña Amanda Tripp en la película de Matilda. La única diferencia es que Amanda logro pasar la cerca y agarrar unas lindas flores, en cambio mi querida amiga choco contra una dura y fría pared de piedra.

Al ver esta escena tan perturbadora lo único que logro salir de mi garganta fue un grito ahogado. Estaba petrificada. No entiendo porque en estas situaciones tu cabeza crea los mejores escapes, tipo película de acción, pero tu cuerpo no reacciona. Y allí estaba yo una vez mas sentada en el suelo, inútil, estúpidamente frágil y derrotada, con el maldito vestido desgarrado y algo sucio. Viendo como Liam se acercaba cada vez más a mí y yo trataba de retroceder con mis manos, arrastrándome como un pequeño animalito temeroso, salvaje e indefenso, como si eso fuera a poner mi vida a salvo.

—¡Por favor déjanos ir! Yo no le diré nada a nadie y menos a mi padre… Además, convenceré a mis amigos que callen… ¡Por favor Liam! Hazlo por nuestra amistad, por todos los años que hemos compartido juntos. Además, tú no eres así ¿Qué te pasa maldita sea? — Pregunte, llore, grite y suplique mientras Liam solo me miraba despectivamente.



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En el texto hay: deseo, amor, odio

Editado: 06.12.2020

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