El Hambre

La caída de Millán animó a los republicanos. En las poblaciones de Oriente hubo júbilo entre los blancos, por la caída del tirano.  De igual manera, se presentaron levantamientos en Bahía y Salinas contra las autoridades que el caudillo dejó en esas  ciudades.

Asimismo, con el licenciamiento de los mestizos que comandaba Milán, y como era de esperarse, se incrementaron los bandoleros que merodeaban los caminos y asaltaban a viajeros principalmente. Ya los mestizos, indios y negros, no tenían donde sentirse jefes y ya no querían volver a su situación de sumisión; por todo esto, el Oriente ahora era un sitio inseguro, con una gran cantidad de malhechores recorriendo sus caminos.

Manuel María, conocedor de que el General Del Castillo había entrado en Santo Tomás, la ciudad situada,con cierta cantidad de suministros a través de Río Ancho, y que estos suministros podían aligerar un poco las consecuencias de cerco en la población y sus defensores, tomó la determinación de redoblar la vigilancia en el río, por lo que se decidió sitiar el Fortín El Zamuro, ubicado mas cerca de la desembocadura del río y a la orilla de este y que fue la ruta que utilizó Del Castillo para entrar a la ciudad.

El Fortín distaba de 30 Leguas de Santo Tomás, lo que implicaba que entré ambas había más de dos días de camino,.si se iba a pie. Además de esto, el Fortín era la instalación militar más cerca a la orilla del río, su ubicación era tan formidable que con pocos arqueros apostados en sus torres y una mínima cantidad cañones , dominaban el paso fluvial de tal manera, que podían cerrarlo completamente a su discreción. Hasta ese momento Manuel María no le había dado importancia al río como elemento indispensable para la victoria

Cercando el fortín, se desviaba la atención de los defensores de este, mientras una patrulla de soldados iba asaltando las torres más cerca del rio; ya que el Fortín  era realmente un conjunto de torres  desperdigadas en varias lomas cerca del río, en una zona boscosa y de pequeñas pero empinadas elevaciones, que hacian muy difícil tomarlas. El objetivo del cerco se logró parcialmente, no se consiguió la.toma completa, pero los patriotas lograron instalarse cerca de la orilla, lo que neutralizó la llegada de suministros a Santo Tomás y hacía imposible el paso de embarcaciones sin presentar fuerte combate

La estrategia de Manuel María se volcó, completamente, a la destrucción del Ejército que ahora comandaba Del Castillo. Para hacerlo lo mas conveniente era obligarlos a salir de la ciudad; pero tenía que hacerlo lo más rápido posible  porque Lorenzo, quien se encontraba combatiendo los focos de insurrección de las ciudades orientales, en cualquier momento podía tomar la decisión de dirigirse al Bosque a apoyar a Del Castillo.

Tácticamente las decisiones que tomó Manuel María parecían las más idóneas. El creía que lo más  conveniente para hacer salir a la tropa monárquica, era por el hambre. Esta estrategia golpeaba enormemente a la población; pero inevitablemente, iba a hacer salir a los soldados, que además se iban a encontrar hambrientos y debilitados para  buscar alimentos y, también, para combatir. El triunfo estaba, según el caudillo patriota, en  rendir a la población y a la tropa por hambre. 

Para lograr esto, los patriotas ya tenían una situación favorable. Los campamentos franciscanos, con toda su producción agrícola y pecuaria, pero también con su industria de cuero, licor y polvora,  estaba en poder  patriota. El río, que era una vía de abastecimiento constante, pese a no estar en poder patriota en su totalidad, si se tenia un control que dificultaba enormemente la navegación y con ello el transporte de víveres a Santo Tomas. Lo que le quedaba a Manuel María era tener paciencia y esperarlos en un sitio preciso.

Como era de esperarse,.los suministros que trajo a la ciudad Del Castillo solo duraron una semana. Con una población cercana a las 5000 personas y una tropa que ahora rondaba los 3000 hombres, resultó  muy complicado mitigar el hambre con lo poco que pudo traer el General. El cerco se había estrechado cada vez más. Sobretodo desde el momento que el bando patriota empezó a entrenar a los indígenas y a reclutarlos como soldados. El gobierno monárquico de la ciudad, pudo refugiarse en el casco central, con toda la poblacion, además de la tropa. Las calles estrechas, los grandes ventanales de las casas donde se apostaban tiradores y el fuerte apertrechamiento de esta cuadrícula que significaba el centro de Santo Tomás, hacían difícil un asalto, más aún cuando los sitiadores no contaban con cañones para ello .

El hambre se apoderó de todos, con ello las enfermedades y después los muertos, la ciudad entera se convirtió en un cementerio, con los habitantes caminando como almas en pena en busca de un milagro para sobrevivir. Una vez acabados los suministros y conocedores los sitiados de las dificultades para seguir recibiéndolos, comenzaron a comer lo que tenían a la mano.

 A los primeros que mataron fue  a los caballos, solo se respetaron los de los oficiales, pero el resto fue sacrificado, en este punto se pensaba que se podía resistir el hambre. Luego empezó una cacería de animales domésticos, gatos y perros. Cuando estos empezaron a escasear la cacería se emprendió contra alimañas, ratas y palomas principalmente. Posteriormente empezaron a hervir y comer los cueros de las sillas de las casas y las sillas de montar, cueros de botas y otras prendas de vestir, ya para este momento la situación era desesperante, la mortandad había crecido exponencialmente 

Esta mortandad fue tan  grande,  que casi todos los pobladores,.quienes soportaron un cerco más o menos estrecho por dos meses y que ahora lo veían recrudecer; presentaban desnutrición, vómitos y úlceras en muchos casos. Cada familia tenía algún miembro caído por el hambre y esto constituía un problema mayor, ya que,  como no había terreno para enterrar a los muertos, hubo que incinerar a los fallecidos, lo que causó desolación en una población, todos muy católicos,.que veía esto como un sacrilegio, ya que condenaba al familiar  a un eterno purgatorio, como lo mencionaba el obispo en  el sermón.